La UE deja sin barcos la misión de lucha contra las redes de tráfico de migrantes en el Mediterráneo
Los estados europeos han acordado mantener la misión medio año más
La operación naval Sophia, que lucha contra las mafias migratorias en el Mediterráneo central, se ha quedado sin barcos para acometer sus tareas ante el choque con Italia por los desembarcos, pese a la prórroga de seis meses que le concedieron este miércoles los países de la Unión Europea.
Los Estados miembros han acordado mantener otro medio año la misión Sophia pero han decidido la «suspensión temporal» de los barcos. A cuatro días de que expirara su mandato, la UE halló este miércoles una solución que permitió levantar el veto de Italia, cuyo gobierno populista se oponía a seguir siendo el único país de desembarco de los migrantes socorridos por los navíos de la misión. Así lo ha anunciado la portavoz comunitaria de Exteriores, Maja Kocijancic.
«Hasta ahora no se ha encontrado una solución sobre la cuestión del desembarco y los Estados miembros han decidido extender el mandato de la operación Sophia durante seis meses, con una suspensión temporal de sus activos navales mientras los Estados miembros siguen trabajando en una solución relacionada con los desembarcos», ha señalado Kocijancic en la rueda de prensa diaria de la Comisión Europea.
Con esta decisión, Italia consigue impedir el despliegue de embarcaciones, pero los europeos logran prorrogar por seis meses más la operación, que seguirá movilizando patrullas aéreas para controlar el Mediterráneo central. «Es una decisión positiva que demuestra que los Estados miembros quieren llegar a un acuerdo y mantener la operación», han dicho a la agencia AFP fuentes europeas.
La portavoz ha explicado que el acuerdo político logrado este miércoles entre los Estados miembros deberá convertirse a continuación en una decisión formal del Consejo de la UE antes del 31 de marzo.
«Una vez hecho eso, el comandante de la operación seguirá las instrucciones de los Estados miembros adoptadas a nivel del Comité Político y de Seguridad de la UE y suspenderá temporalmente el despliegue de activos navales», ha puntualizado.
La operación, cuyo mandato expiraba a finales del año pasado, fue prolongada in extremis el pasado 21 de diciembre por otros tres meses, hasta el 31 de marzo. Italia había planteado dudas sobre la continuidad de la misión y había pedido una alternativa a que los buques de Sophia que rescaten a inmigrantes en el mar desembarcaran en puertos italianos, pese a que las últimas cifras, según fuentes comunitarias, indican que las llegadas de estas personas son mínimas.
A finales del año pasado, el número general de rescatados por esta misión representaba sólo el 9% de todas las personas salvadas en el Mediterráneo, según datos ofrecidos por el Servicio Europeo de Acción Exterior. Por su parte, las últimas estadísticas de la Comisión Europea indican que las llegadas a Italia cayeron un 80% en un año a través de la ruta del Mediterráneo central.
Los estados miembros han tratado de dar con una solución temporal para el desembarco de migrantes rescatados que permitiese satisfacer las peticiones del Gobierno de Giuseppe Conte.
Pero la mayor dificultad radicaba, según fuentes diplomáticas, en que tal acuerdo –que nunca se llegó a alcanzar– no comprometiese el trabajo para reformar el reglamento europeo Dublín, cuyas negociaciones llevan bloqueadas desde hace meses.
Ese reglamento señala actualmente que el país europeo al que llega un solicitante de asilo es el que debe tramitar su petición, lo cual choca con la idea de gestión de unas fronteras externas europeas comunes.
Fuentes diplomáticas pedían tener en cuenta que Italia –que ostenta en Roma la sede operativa de Sophia– es el país más cercano al área de operación y que los barcos militares que participan en ella no están acondicionados para acomodar a inmigrantes rescatados durante una larga travesía que culminase con su desembarco en otro país, para después desandar el camino y recobrar su posición.
Kocijancic ha dejado claro que tanto la alta representante de la Unión para la Política Exterior, Federica Mogherini, como los Estados miembros, mantienen que esta misión naval, en vigor desde junio de 2015, «es una parte esencial del trabajo de la UE para desmantelar el modelo de negocio de los traficantes y mejorar la seguridad marítima y estabilidad general en el Mediterráneo central».
Pero ahora está por ver cómo va a desempeñar sus funciones sin barcos: «Es verdad que la operación Sophía es una operación marítima y que sin activos navales no podrá implementar su mandato eficazmente», ha reconocido.
El Servicio Europeo de Acción Exterior tomará medidas «para reducir los efectos que implicará la suspensión, pero está claro obviamente que el mandato no se podrá implementar totalmente durante la extensión de la operación», según Kocijancic.
También ha afirmado que, en cualquier caso, «todas las demás partes del mandato permanecen sin cambios», incluyendo su «tarea central» de combatir el modelo de negocio de los traficantes, contribuir al embargo de armas decretado por la ONU a Libia y a la formación de sus guardacostas.
Cerca de 2.270 inmigrantes murieron o desaparecieron cruzando el Mediterráneo en 2018, una media de seis al día, según un informe de la Agencia de Refugiados de la ONU –Acnur– presentado a finales de enero.