Antony Blinken, nominado por Joe Biden para ser secretario de Estado de EEUU, ha sido confirmado este martes en el puesto por el Senado. Con experiencia en las Administraciones de Bill Clinton (1993-2001) y de Barack Obama (2009-2017), Blinken ha recibido el visto bueno en la Cámara Alta con 78 votos a favor y 22 en contra.
Lo más importante: la confirmación de Blinken –al que todos apodan ‘Tony’– para el gabinete de Biden implica el acercamiento de Estados Unidos a sus aliados tradicionales y foros multilaterales, tras el giro que supuso la Administración Trump.
Blinken, que es hijastro de un superviviente del Holocausto, defendió que «la humildad y la confianza deberían ser los dos lados de la moneda de liderazgo de EEUU» durante su audiencia, la semana pasada, ante el Comité de Exteriores del Senado. «Humildad, porque tenemos mucho trabajo que hacer en casa para promover nuestra postura en el extranjero, pero también actuaremos con la confianza de que EE.UU. todavía tiene una capacidad mayor que cualquier país sobre la Tierra para movilizar a otros por el bien de todos», indicó.
Descrito por algunos como un centrista con cierta vena intervencionista, Blinken cree en la acogida de EEUU a refugiados, y hace unos meses dijo que, si Biden llegaba al poder, buscaría aumentar la ayuda a Guatemala, Honduras y El Salvador para afrontar las causas de raíz que generan la inmigración ilegal hacia el norte.
Sobre China, dijo que el gigante asiático supone «el desafío más significativo que ninguna otra nación Estado haya supuesto para EEUU». Por ello, «debemos comenzar a acercarnos a China desde una posición de fuerza, no de debilidad», sostuvo.
Respecto a Irán, Blinken destacó que la Administración de Biden siente que el mundo es más seguro con el acuerdo nuclear con la República Islámica, del que Trump retiró a EEUU en 2018, pero no dio pistas sobre si el Gobierno del nuevo mandatario piensa devolver al país a ese pacto. Sí afirmo que «el presidente electo cree que si Irán regresa al cumplimiento (del pacto), nosotros también», un día antes de que Biden fuera investido el pasado 20 de enero.
En esa intervención también adelantó que Biden seguirá reconociendo a Jerusalén como la capital de Israel y mantendrá allí su embajada.
