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España

Irene Montero estalla contra Yolanda Díaz por involucrarla en la mala gestión del 8-M

En Podemos creen que la ministra de Trabajo ha querido «señalar» a su compañera aunque finalmente se han apreciado los límites de su liderazgo

Irene Montero estalla contra Yolanda Díaz por involucrarla en la mala gestión del 8-M

Europa Press

«Yolanda ha señalado a Irene». En Unidas Podemos se aprecian los efectos del terremoto que sacudió a la coalición morada después de que el pasado jueves la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, recuperara el discurso de la «transversalidad» y dijera que había avisado de la pandemia antes de la marcha feminista del 8-M. En el entorno de la ministra de Igualdad, Irene Montero, estas palabras han sonado como un desafío y un ataque contra ella, puesto que fue de las que más presionó para que se celebrara la manifestación, según señalan miembros y cuadros de Podemos a THE OBJECTIVE. Aun así, a medida que los socialistas mostraban su enfado con la gallega, el sector duro de Podemos ha empezado a considerar que Yolanda Díaz quedaba retratada.  

La cúpula morada escuchó con sorpresa las declaraciones de Yolanda Díaz en Radiocable, una radio considerada amiga donde Pablo Iglesias solía hacerse entrevistar durante su etapa gubernamental. Los morados saben que en ese foro la dirigente gallega puede dirigir su discurso tal y como le convenga. Es por ello que el hecho de que Díaz volviera a hablar de la pandemia hasta señalar la marcha del 8-M sonó como una declaración de guerra por su parte. 

«¿Está Yolanda echando la culpa de la pandemia a Irene Montero?», se preguntaban algunos en el partido morado. Estas fuentes se remitían a las declaraciones de Díaz, quien dijo que desde el 15 de febrero de 2020 activó a su equipo para saber cómo reaccionar ante el virus que había llegado a Milán. «Para mí Italia es España», explicó la dirigente gallega. 

Una «pedrada» contra Irene Montero

En Podemos saben perfectamente lo que ocurrió en la semana previa a las macromanifestaciones del 8 de marzo. Mientras Italia cerraba los colegios y cundía el pánico, Iglesias y Sánchez estaban ocupados en apaciguar el conflicto entre Montero y Carmen Calvo sobre la Ley de Libertad Sexual (también conocida como la del solo sí es sí). Esa semana, Iglesias y Sánchez se citaron en un almuerzo privado para rebajar la tensión de cara a la marcha del 8-M. En España se detectaban los primeros contagios, pero todos los ministros (también Díaz, a quien se le reprochó publicar un documento sobre el peligro de la covid) aseguraron que lo de Italia era un problema del país transalpino. Ni Montero ni Carmen Calvo estaban dispuestas a anular la manifestación del 8 de marzo.

Sin embargo, poco después de decretarse las primeras restricciones, trascendió el vídeo de Irene Montero en el que en un off the récord admitía que la baja participación en la manifestación se debió al miedo por el contagio. Montero acabó infectándose de coronavirus y para su entorno esa grabación representó un hecho muy doloroso. «Se vieron humillados, porque Irene salía tal y como es», comentaban las fuentes moradas. 

El hecho de que Yolanda Díaz haya vuelto el jueves a hablar de la pandemia ha generado una profunda irritación en Galapagar. El entorno de Montero e Iglesias saben que Yolanda Díaz busca ensanchar los apoyos electorales pero creen que las declaraciones sobre el 8-M alimentan las tesis del PP y se han molestado por las referencias a la transversalidad. Algunos dejan entender que «la transversalidad era esto», para referirse indirectamente a los ataques al 8-M. Los afines a Irene Montero quieren deslegitimar el discurso de Yolanda Díaz antes de que sea demasiado tarde y en medio de una guerra de baja intensidad que se intensificará en los próximos meses.

«[El enfado] es normal, la pedrada va contra el empeño de Irene Montero con el 8-M», revelan también desde el sector sindical más cercano a Díaz, donde explican que la intención de la ministra era «matar varios pájaros de un tiro» al hablar al mismo tiempo del 8-M y de la transversalidad, que en el entorno de Iglesias se asocia a la traición errejonista.

A la vez, tal y como desveló este diario, Díaz quiso avisar a Errejón de que frenara su operación para sellar más alianzas y anunció su próxima gira por los territorios. Otras fuentes moradas se preguntan el por qué de un ataque a Irene Montero en este momento. Lo «relevante», avisan refiriéndose a las reacciones de los afines a Montero, es que se estén «sacando las espadas ya». Esto significa que a partir de ahora ya empiezan a sonar los tambores de guerra desde el grupo activo en Galapagar. 

Juego peligroso con los secretos del Gobierno

A lo largo de los últimos días, desde que Ione Belarra desafió a Díaz pidiendo a Sánchez una reunión extraordinaria sobre la reforma laboral, parecía que las espadas habían sido envainados por los dos sectores que pugnan por el control del espacio de Unidas Podemos. La entrevista de Díaz hizo saltar todo por los aires. Varias fuentes de Podemos aseguran que en el entorno de la ministra de Igualdad el malestar es palpable y que la titular de Trabajo se ha metido en «un charco».

La polémica generada por las declaraciones de Yolanda Díaz, de hecho, ha empañado los buenos resultados del paro, que servían al Ejecutivo para sacar pecho antes del cierre de la reforma laboral. A la vez, han permitido a la oposición recuperar un asunto que había sido silenciado por la Fiscalía. Díaz tuvo que dar la cara después del Consejo de Ministros del viernes, y se limitó a atacar al PP por querer recuperar una polémica «artificial».

Los morados han descubierto que también en la Moncloa las palabras de Díaz han sido recibidas con enfado. Esto ha modificado parcialmente la lectura de los acontecimientos a lo largo del pasado viernes. El ataque de Díaz -ya censurado por sus aliados socialistas- puede así interpretarse casi como un patinazo o un resbalón de la gallega, lo que en el corto plazo puede considerarse como una buena noticia para Irene Montero. 

La lideresa de Podemos no tiene ninguna intención de ceder ante la embestida de Díaz, ni de perder su cuota relevante en la nueva plataforma o «frente amplio» que se va dibujando. Y las declaraciones de Díaz ofrecen una oportunidad para desautorizar su vocación de ir por libre. En definitiva, algunos apuntan a que Irene Montero ha pasado del enfado al alivio por las últimas declaraciones de la ministra gallega, porque empiezan a verse los límites del liderazgo de Yolanda Díaz, justo cuando ella quiso presumir de ello y plantear el primer asalto para oficializar su candidatura. 

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