THE OBJECTIVE
País Vasco

Fernando Savater: «Hasta el PNV está preocupado por la cancha que da el PSOE a Bildu»

El filósofo vasco conversa con THE OBJECTIVE después de la publicación de su nuevo libro ‘Solo integral’

Fernando Savater (San Sebastián, 1947) recibe en su casa a los periodistas desde primera hora de la mañana. Vestido con camisa y chaleco de punto, pero con pantuflas… como es él, cercano y directo con los desconocidos, y rompiendo con los peores estereotipos que suelen acompañar a la figura del intelectual. Sin pedantería ni altivez, y con mucho sentido del humor. Lo mismo sucede con su casa, que tiene algo de bazar chino con encanto. Los libros conviven con los muñecos fantásticos, las máscaras de terror y las fotografías. Es fascinante, pero poco práctico. Algo que sí cuadra, por fin, con la vivienda de un filósofo: tiene tantos libros que cuando pretende buscar uno, confiesa que opta por comprárselo de nuevo: «Es más fácil que encontrarlo».

Savater recibe a THE OBJECTIVE porque acaba de publicar Solo integral (Ed. Ariel) en el que sus reflexiones más celebradas son «sometidas a examen» por él mismo. La obra es un compendio de sus mejores artículos en los periódicos, pero con nuevos comentarios del autor enmendándose así mismo o complaciéndose por no haber errado más de la cuenta en su análisis de la actualidad política. Con la brillantez intelectual que le caracteriza, Savater vuelve a hablar de asuntos tan dispares como ETA, Vox, la inmersión lingüística, las drogas o el oficio de educar.

Pregunta. ¿Qué opina sobre el comunicado de los presos etarras sobre poner fin a los ‘ongi etorri’?

Respuesta. Otra muestra de hipocresía más. Se están apoderando del espacio político y si tienen que decir que sienten mucho haber tenido que matar a la gente, pues lo dicen. Los recibimientos ahora los harán un poco más a escondidas, pero es lo mismo: siguen compartiendo la ideología de los etarras, sigue pareciéndoles bien lo que hizo ETA, siguen intentando llevar a la práctica políticamente todo lo que era ETA. Se inventan cosas para que la gente les mire con más simpatía, pero a los que ya les conocemos no nos engañan.

Y del papel del PSOE de no querer apoyar una iniciativa de Cs para prohibir estos homenajes, ¿qué opina? 

El PSOE ha convertido a los etarras en una pieza para la gobernabilidad del país, les está dando un peso político que ya preocupa incluso al PNV. El papel del PSOE no puede ser más infame. A partir de Zapatero se ha convertido en un partido infame, y sigue aumentando esa infamia todos los días.

¿Preocupa también al PNV?

Claro, los del PNV quieren ser los que parten el bacalao en el País Vasco y están preocupados porque están viendo que el PSOE cada vez refuerza más a Bildu. Hasta ellos creen que se está dando demasiada cancha a Bildu. 

¿La irrupción de Vox sirve para cerrar filas en el llamado bloque de investidura? Parece que al fin y al cabo las urnas no penalizan esta estrategia del PSOE.

Bueno, a ver, aquí en Madrid les han barrido. Parece que poco a poco en algunos sitios la gente va despertando. Y, bueno, vamos a ver qué ocurre en las elecciones andaluzas. En fin, tampoco puedo saber qué pasa por la cabeza de la gente y hasta qué punto cala la propaganda permanente del Gobierno en televisiones y prensa.

Ya que habla de Ayuso, usted escribió que la iba a votar. ¿Puede que sea la primera vez que Savater apoya al candidato que gana las elecciones?

(Risas). Exactamente así. Mi hermano me decía que no dijera que iba a votar a Ayuso porque siempre que digo que voy a votar a alguien lo hundo. Por una vez no logré hundir a Ayuso. 

¿Por qué todos los proyectos como UPyD o Cs acaban en la irrelevancia? ¿Ve posible una tercera vía a corto o medio plazo?

Sigo pensando que UPyD era la mejor oferta política que había en este país, desde el comienzo de la Transición. Espacio hay. Todo el mundo se queja de la polarización pero en cuanto se ofrece una salida moderada, ilustrada y centrista, no la quieren. Pero por supuesto hay espacio. Ciudadanos es hoy lo que más se parece a un cierto ideal político y espero que no le pase lo de UPyD y que se junte ahí un núcleo potente. 

En su libro habla de un dream team, con Torreblanca o Maite Rico, que estaba en El País y que «irritaba a la clientela más talibán». Usted, sin embargo, sigue ahí. ¿A qué lo atribuye?

A mí sinceramente era el tipo de gente que me gustaba, y me gustaba que estuvieran en El País por cómo escriben y cómo piensan. La dirección piensa otra cosa, yo soy solo colaborador, pero les echo de menos. 

¿Cuál es su mayor crítica al sistema de medios actual?

Los medios de comunicación están en manos de las fuerzas económicas, de individuos, y cada uno tiene sus ideas. Lo que pasa es que ahora hay una concentración y es muy difícil romper el buenismo político. Hay una especie de temas ya establecidos sobre lo que hay que pensar sobre ellos y es muy complicado romper esto, sobre todo desde una postura progresista. También tienen la culpa los consumidores de los medios de información.

Usted habla del «prototipo de Hamlet» para hablar de los jóvenes que quieren empezar de cero en política con ideas radicales. ¿Quién es el mayor Hamlet actual de la política española?

El joven piensa que la política se inicia con él. Eso nos ha pasado a todos, y luego con la experiencia te vas dando cuenta que hay cosas que ya vienen de atrás, que ya están establecidas, que hay una experiencia acumulada… Las responsabilidades a los 20 años no son las mismas que a los 40 y con dos hijos, etc. Ese paso es un paso natural. Supongo que habrá muchos Hamlets actuales que ven que el mundo está mal y que hay que arreglarlo, lo cual no me parece mal como pensamiento siempre que no crean que hay que tirar también el niño con el agua sucia en la bañera. El problema es el viejo que se radicaliza con el tiempo…

De este papel de algunos adultos también habla en su libro. De los profesores que «sacrifican a los jóvenes en el altar de su vanidad».

El filósofo francés Alain decía que quien a los 20 años no es anarquista, a los 40 no tendrá fuerza ni para conducir un coche de bomberos. Bueno, pues eso es un poco igual. Lo que pasa que hay viejos que se radicalizan y son peligrosos porque siempre echan a los jóvenes por delante. No hay ejércitos del Imserso, sino gente del Imserso que echa a los jóvenes para que les pasen a ellos las cosas. Cuando veo un tío de mi edad que es un radical pienso, uy, qué mal está esto.

Ha escrito que prefiere «sin dudarlo a Santiago Abascal que a Pablo Iglesias». 

Conozco a Santiago Abascal desde que era muy joven, hemos estado en las mismas luchas en el País Vasco y le tengo por una persona cabal. Muchas de sus ideas las he discutido personalmente con él, pero en fin, mientras estábamos él y yo manifestándonos en el País Vasco con cierto riesgo personal, el señor Pablo Iglesias estaba en una Herriko Taberna diciendo que qué bien había hecho ETA la transición. Discrepo de muchas cosas de Santi, pero le tengo respeto como persona y como político, cosa que no tengo en absoluto por Pablo Iglesias.

¿Cree que hay un Vox que procede del PP y otro más «nacional populista», tal y como lo define Rajoy en su nuevo libro?

Podemos fue la irrupción del populismo copiado de Latinoamérica. Aquí hubo cuatro o cinco millones de tontos que lo vieron como si fuera la llegada de San Jorge contra el Dragón. Y hoy la tentación es la de otro populismo enfrente. Por eso nosotros insistimos en el centrismo. Vox tiene muchos elementos de populismo y nacionalismo que a mi no me gustan en absoluto. Todos los populismos se refuerzan unos a otros. Se complementan. 

¿Cómo ve el papel del PSC con el tema de la inmersión lingüística en las aulas catalanas?

Salvador Illa ahora dice otras cosas, pero en la práctica no. Sigue habiendo el mismo apoyo a la inmersión lingüística, que es un atropello. No ha sido un éxito para nada. Además, el PSC sigue anclado en un razonamiento que es el de que los niños salen de la escuela hablando las dos lenguas, pero el problema no es este. Eso es lo natural en una sociedad bilingüe. El problema es tu derecho de estudiar en tu lengua, que da la casualidad que es la mayoritaria del Estado y la oficial.  

¿Cree que en Cataluña cumplirán con la sentencia del Supremo?

A mí la sentencia me parece muy modesta, eso de un 25%… De momento ni la piensan cumplir los separatistas ni el Gobierno no parece precisamente muy motivado por la labor de que se aplique. 

En su artículo «Drogas» cita al recién fallecido Antonio Escohotado. ¿Usted ha probado todas las drogas? 

He tomado bastante, al final me he quedado con el whisky que es la mejor, la más controlable. Otras son un poco más incontrolables. 

¿Es verdad que su posición favorable a la legalización de las drogas originó más reproche público que su oposición a ETA?

Esto también le pasó a Antonio Escohotado. Hubo un momento en el que parecía que decir que había que legalizar, bueno más bien, despenalizar las drogas, porque nosotros lo que sosteníamos era que la droga en si no es ilegal, ninguna sustancia natural es ilegal. Entonces, el asunto es que sepas lo que te estás tomando y que te informes. En algunos hay que tener más precaución. Todas las cosas que ingerimos el problema es la dosis. Albert Hofmann, el químico que inventó el LSD, el éxtasis y que Escota [Antonio Escohotado] y yo conocimos personalmente, decía que la cuestión era la dosis. Por ejemplo, los huevos fritos, si tomas dos te sientan estupendamente, pero si te tomas 200 estás mal. La dosis es la relación que hay entre el principio activo y el principio letal.  

Y ya para terminar. Usted se considera maestro antes que filósofo. ¿Cómo ve la educación en nuestro país?

Todos los que hemos sido maestros sabemos que el amor a los alumnos se demuestra llevándoles la contraria. Tenemos que ofrecer resistencia a los jóvenes, todos crecemos como la hiedra, apoyándonos a lo que nos ofrece resistencia; si no, te tuerces. Ahora, con esa mentalidad de que no hay que dar disgustos a los jóvenes y que aunque tengan 40 suspensos pueden pasar de curso, creo que es una política equivocada.

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