El 'número tres' de Exteriores cesó tras un choque con Albares por las cumbres de UE

El afán del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, por controlar todos los resortes de la política exterior española le llevó a exigir a su secretario de Estado para la Unión Europea recién cesado, el diplomático Juan González-Barba, que le cediese el puesto junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en las cumbres europeas, a lo que el ‘número tres’ en el ministerio se resistió, según revelan a THE OBJECTIVE personas allegadas a este último.

La petición de Albares se produjo a principios de octubre y fue el primer encontronazo entre el jefe de la diplomacia y su secretario de Estado para la UE. Tras ello, le siguieron otras diferencias de criterio que desembocaron en la destitución de González-Barba el pasado martes… apenas seis días después de que este periódico publicase en exclusiva que una serie de choques entre el ministro y su ‘número tres’ habían llevado a este último a pedir el relevo y solicitar una salida a una embajada europea.

La espoleta de la crisis se activó, por tanto, hace dos meses y medio cuando el ministro quiso asistir en persona a la reunión del Consejo de Asuntos Generales (CAG) en Bruselas, una cita que sirve para preparar la cumbre europea y que, sobre todo, otorga unos días después el salvoconducto para acompañar al jefe del Ejecutivo al cónclave de los Veintisiete en la capital belga.

La exigencia de Albares era inusual pues hay muy pocos precedentes de un ministro español que haya ido a este tipo de reuniones desde que los CAG se disociaron de las citas del Consejo de Asuntos Exteriores (CAE) en 2009. Solo los países del Benelux envían a sus ministros de Exteriores a los CAG de forma habitual. El resto suelen estar representados por los secretarios de Estado para la UE, quienes luego asisten a los mandatarios durante las cumbres desde una sala adyacente al lugar de la reunión.

La jugada de Albares implicaba, en la práctica, que él también iría a la cita europea en Bruselas con Sánchez. Ello suponía subirse al Falcon y tener una privilegiada interlocución con el presidente del Gobierno tanto a la ida como a la vuelta, algo que el primero ha perdido desde que dirige la diplomacia española porque los ministros de Exteriores casi nunca van a las cumbres de la UE. En todo caso, desde la Oficina de Información Diplomática (OID) se hace hincapié en que Albares «no se ha planteado acudir a los
Consejos Europeos, a los que asiste el secretario de Estado para la UE».

«Aunque no lo ha hecho hasta la fecha, el ministro tiene la potestad de participar ocasionalmente en el Consejo de Asuntos Generales como expresión de la importancia que concede a los asuntos europeos, en particular ante la Presidencia española del Consejo de la UE y lo hará siempre que lo considere oportuno», se puntualiza desde Exteriores.

Albares le propuso a González-Barba que estuviera a su lado tanto en los CAG como en las cumbres como ocurrió tras la moción de censura de 2018, cuando el primero empezó a dirigir el área de política internacional en La Moncloa y tenía que acompañar a Sánchez a Bruselas. Pero el secretario de Estado se sintió desautorizado y se quejó al ministro de que no le dejase «un mínimo de autonomía» en su condición de ‘número tres’, advierten las citadas fuentes.

Después de ese claro desencuentro, González-Barba le planteó a Albares una salida pactada a una embajada europea. Le puso sobre la mesa las opciones de Grecia, Croacia y Hungría, destinos «razonables» para un secretario de Estado para la UE saliente. Pero el ministro rechazó todas ellas.

Enviado especial de la ONU para Chipre

Unas semanas después surgió la opción de que el secretario de Estado se convirtiese en enviado especial del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, para Chipre. Un puesto de campanillas en un momento de enorme déficit en cuanto a la presencia de españoles en cargos de relevancia internacional. La opción de colocar a González-Barba, un diplomático que habla griego, como enviado especial de la ONU a esta isla dividida contaba con el visto bueno de Grecia, Chipre y Turquía, pero el Ejecutivo español descartó presentar al final la candidatura y así lo transmitió Albares en Atenas y Nicosia durante la visita de la pasada semana, según adelantó la web especializada The Diplomat in Spain y pudo confirmar este periódico.

En mitad de esa gira por la zona del Egeo saltó la noticia de THE OBJECTIVE sobre la crisis interna en Exteriores, lo que llevó al ministro a reaccionar de forma expeditiva contra González-Barba impidiéndole subir al avión oficial que llevó a Sánchez a la cumbre europea de Bruselas del día siguiente y en el que el ‘número tres’ de Exteriores quería aprovechar el vuelo para explicarle al presidente el desenlace de su fallida candidatura. No pudo hacerlo y a renglón seguido, el jefe de la diplomacia preparó su fulminante destitución.

Las fuentes consultadas por este diario coinciden en que González-Barba se enteró de su relevo este martes por la prensa y que no se le consultó «en ningún momento» el nombre de su sucesor, Pascual Navarro, si bien la OID precisa que «un alto cargo del Ministerio» le comunicó lo primero «de forma oficial mediante una llamada telefónica previa al Consejo de Ministros». El traspaso de cartera al nuevo secretario de Estado para la UE se ha producido sin cámaras y ante un equipo de colaboradores «abochornado» por la decisión de Albares de «boicotear» en el último momento la candidatura de su subordinado para el citado puesto de Naciones Unidas. El ya exnúmero tres de Exteriores se ha quedado sin ninguna tabla a la que agarrarse y tendrá que pelear ahora por uno de los 30 puestos para el extranjero que Albares ha sacado a concurso hace unos días.

«Régimen de terror» en Exteriores

Las fuentes próximas a González-Barba describen una política «hipercentralizadora» del ministro, en la que los secretarios de Estado no tienen presencia en los medios ni apenas actividad parlamentaria. Por ejemplo, la OID ha vetado en los últimos meses 15 notas de prensa ya redactadas con actividades de González-Barba, a quien se le «prohibió» una serie de entrevistas, por lo que este último se había convertido «en un secretario de Estado fantasma». La citada OID replica que publicó una nota de prensa del último CAG al que asistió González-Barba y que, en el pasado, ha publicado otra decena, «lo que supone ser la Secretaría de Estado que más información pública ha difundido a mucha distancia de las otras tres».

Otro efecto de la llegada de Albares a Exteriores es que han decaído las reuniones de la Comisión Mixta para la UE -formada por diputados y senadores-previas a las cumbres europeas, pese al interés de los grupos parlamentarios por no perder esa tradición. Cuando González-Barba planteó al ministro que era un error cercenar esos debates en el Parlamento, a los que asiste de forma habitual el secretario de Estado para la UE, se le reprochó su afán de protagonismo. «Quieres mucha visibilidad», le espetó Albares.

González-Barba también se quejó en los últimos meses que el uso protocolario del Palacio de Viana, la sede de Exteriores para recibir a ministros y delegaciones extranjeras, «fuese exclusivo del ministro», una situación que no había ocurrido en el pasado con predecesores de uno u otro signo político. La OID no comparte esa percepción de las fuentes consultadas por este periódico. «Se ha utilizado habitualmente para actos oficiales del Ministerio en los últimos meses. En caso de no haber disponibilidad, todas las sedes del Ministerio disponen de locales en los que organizar actos oficiales», se subraya.

Todo ello lleva a las citadas fuentes a lamentar el «régimen de terror» que se vive dentro del Ministerio de Asuntos Exteriores. Entre los altos cargos se ha extendido el temor a contrariar al ministro, un hecho que provoca que el departamento esté «paralizado» en la actualidad. «Es un hombre que no sabe negociar. Siempre quiere ganar 10-0», le reprochan las citadas fuentes a Albares.