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Sánchez prepara a espaldas de Podemos una reforma tributaria que subirá los impuestos

El presidente se esconde tras una comisión de expertos y la ministra de Hacienda evita informar a sus socios. En la Moncloa admiten medidas impopulares para paliar el gasto de las pensiones

Sánchez prepara a espaldas de Podemos una reforma tributaria que subirá los impuestos

Europa Press

La palabra fetiche es «racionalización». Pero su traducción es un aumento de la carga impositiva para los ciudadanos en la próxima reforma tributaria. Es decir, un incremento de los impuestos para paliar el crecimiento del gasto que el Gobierno deberá abordar, entre otras cosas, por los efectos de la reforma de las pensiones. Pedro Sánchez sabe que deberá firmar medidas impopulares y, para evitar filtraciones o que se enturbie la votación sobre la reforma laboral, ha ordenado no informar de nada a sus socios de Unidas Podemos

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, rehúye las preguntas de sus socios morados. Se escapa literalmente por los pasillos ministeriales y del Congreso, escudándose en que un equipo de expertos está analizado el tema. Tiene la orden de Sánchez de mantener todo en el máximo secreto. El presidente del Gobierno sabe, de acuerdo con sus asesores de máxima confianza, que se acerca un hachazo fiscal para paliar el incremento del gasto público en las pensiones. Pero no quiere que trascienda nada, al menos hasta que empiece a rodar la reforma laboral. 

Los morados, sin embargo, están cada vez más nerviosos. Podemos ha entendido el «karma» que subyace a estar en un Gobierno de coalición, tal y como afirman una y otra vez sus representantes en las conversaciones con THE OBJECTIVE. «El PSOE es especialista en marear la perdiz y nuestro trabajo es recordar cada día que se firmó un pacto de coalición. Y que los pacta sunt servanda», repiten los representantes de Podemos en el Gobierno, dando fe a la directriz de Pablo Iglesias durante su etapa ministerial. 

Impuestos a las clases bajas

Pero la verdad es que a medida que Iván Redondo salió del equipo de Sánchez, José Luis Ábalos perdió el Ministerio de Fomento y la organización del PSOE y el propio Iglesias pasó a la arena mediática dejando a Yolanda Díaz su vicepresidencia, para Podemos la cohabitación con Sánchez se ha complicado. En primer lugar, tal y como adelantó este diario, porque el presidente está retrasando muchas de sus leyes estrella: desde la de vivienda hasta la ley trans, que desembocó en la salida de Carmen Calvo. 

Podemos, y también Iglesias, están inquietos. El abrazo entre Sánchez y Felipe González fue un punto de inflexión. Y ahora los morados ven cómo la reforma laboral aprobada por Yolanda Díaz es mucho menos ambiciosa de lo esperado, y que se acercan otras votaciones trascendentales en pensiones y la reforma tributaria. Las dos son esenciales para el futuro de Podemos porque, si Sánchez pretende -tal y como temen los morados- subir los impuestos incluso a los menos adinerados y a la clase media (por ejemplo a través del IVA, parte del IRPF y otros impuestos), se puede llegar a un choque político. 

El problema para Sánchez y sus expertos económicos es que Escrivá ofreció una reforma de las pensiones milagrosa que se reveló, al fin y al cabo, un bluf. Pero el Ejecutivo decidió igualmente apostar por un aumento de las pensiones (a través de la revalorización en función del IPC), lo que en el departamento de Nadia Calviño saben que deberá corresponderse con un aumento de los impuestos. Hasta ahora, se ha hablado de incrementos relacionados con la promoción de políticas ecologistas. Pero los expertos que trabajan en la reforma tributaria saben que no será suficiente y en los ministerios económicos del Ejecutivo han tomado nota.

El realismo de los ‘ortodoxos’

La Unión Europea exige a Sánchez equiparar el sistema de pensiones (sobre todo en la edad de jubilación) con los demás socios comunitarios. Pero el presidente del Gobierno quiere evitar las críticas en este punto garantizando más aportación a los jubilados. La cuerda, sin embargo, es la que es, y si cedes en el gasto, deberás tirar en los impuestos. Podemos ya se prepara para exigir un aumento tributario para la empresa privada y los que más recaudan.

Iglesias ya propuso un impuesto a los ricos que Sánchez ignoró. Pero los expertos de Sánchez creen que eso no será suficiente y que todos los sectores productivos deberán «arrimar el hombro». El silencio de Sánchez y María Jesús Montero, sin embargo, amenaza con irritar a los morados. Podemos eligió en las últimas semanas un perfil bajo para salvar la negociación de la reforma laboral. Ahora que se ha sellado sin demasiado entusiasmo por parte de los morados, Podemos teme que otras cesiones al «sector ortodoxo» del Ejecutivo acabe convirtiendo la segunda parte de la legislatura en una verdadera pesadilla

Pablo Iglesias, en realidad, lo entendió hace tiempo, cuando vio cómo Sánchez buscaba una y otra vez la entente con Ciudadanos. Su salida abrupta del Ejecutivo tuvo que ver (aunque no exclusivamente) con este factor. Y de ahí la idea de promover a Yolanda Díaz para que «se quemara». En eso sigue la formación morada, preocupada ahora que Díaz no frene el plan de Sánchez de girar hacia Ciudadanos. 

Al fin y al cabo se enfrentan dos maneras de entender las alianzas: una continental, inspirada en Francia y Alemania, y otra que sigue mirando a América Latina, donde el neofrentismo (el mismo del que se hizo interprete Podemos en España) permitió alcanzar la presidencia chilena. Irene Montero está presionando a Sánchez para acudir a la toma de posesión de Gabriel Boric. Yolanda Díaz, en cambio, se ha descolgado. Habrá que ver si después de la reforma laboral, la tributaria permitirá cerrar las filas entre el sector de Díaz y el duro de Podemos.

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