El Gobierno se abre a negociar con el PNV la prevalencia de los convenios autonómicos

El Gobierno ya no descarta absolutamente nada. Apremiado por el abandono de sus socios de legislatura y a 10 días de la votación en el Congreso el próximo jueves, 3 de febrero, el Ejecutivo empieza a matizar su rechazo inicial a no tocar «ni una coma» del acuerdo alcanzado con los agentes sociales. Fuentes gubernamentales consultadas por THE OBJECTIVE aseguran que «no está nada descartado», ni siquiera la línea roja del PNV en torno a la prevalencia de los convenios autonómicos sobre los estatales que atrinchera a los nacionalistas vascos en su no inicial al decreto de la reforma laboral. 

El Ejecutivo ya había manifestado su rechazo a modificar el acuerdo pactado con los agentes sociales para no provocar el levantamiento de la mesa de la patronal CEOE, habida cuenta de que la Comisión Europea había exigido al Gobierno de Pedro Sánchez que la reforma laboral debía contar con el concierto de las organizaciones de empresarios. La noticia es el cambio de discurso. Otras fuentes de Moncloa admiten que esa consigna como la «posición inicial» y oficial, susceptible de sufrir modificaciones. 

De hecho, las fuentes gubernamentales citadas deslizan a THE OBJECTIVE que podría ser esta la «carta de último minuto» que sirva para desbloquear la negociación a principios de la semana que viene, días antes de la votación del decreto. Según Moncloa, la cuestión perjudicaría más a los sindicatos que a los empresarios, según lo expresado durante mesa de negociación, lo cual no conllevaría riesgos para el Ejecutivo. «Este aspecto no descolgaría a los empresarios y ¿alguien se imagina a los sindicatos levantándose de la mesa?», deslizan desde el Ejecutivo. 

Un punto favorable para el Gobierno que confía en que las centrales sindicales serán «leales», después del reparto de fondos europeos para la reforma de sus sedes sindicales entre otras cuestiones. Admiten en Moncloa que la prevalencia de los convenios autonómicos sobre los estatales perjudicaría a los sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT, en territorios como el País Vasco, donde la fuerza sindical recae en otras centrales sindicales nacionalistas como ELA y LAB, que precisamente han anunciado que se manifestarán contra la reforma laboral el próximo domingo 30 de enero, días antes de la votación en el Congreso. 

Moncloa y Ferraz no lo descartan

Ni en la cúpula del Gobierno ni en el PSOE han desmentido esta voluntad de abrirse a negociar la exigencia del PNV. Tanto en público como en privado, Moncloa y Ferraz han emitido llamamientos a la responsabilidad de todas las fuerzas políticas de cara a recabar su apoyo. La portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, pidió este lunes «que se respete el acuerdo de la reforma laboral» y se ponga en valor que «recuperar el diálogo social es una gran noticia y no puede obviarse por los grupos parlamentarios».

Un mensaje idéntico al desplegado desde el cuartel general socialista. Tras la reunión de la Ejecutiva, su portavoz, Felipe Sicilia, evitó descartar la cuestión planteada por THE OBJECTIVE sobre la prelavencia de los convenios autonómicos porque es importante que «se respete el acuerdo al que han llegado patronal y sindicatos que es tan buena reforma que han sido capaces de negociarla patronal y sindicatos. Es un buen acuerdo y defendemos que se respete». 

Cambio de socios de legislatura

En privado, fuentes socialistas niegan tener esperanzas de cara a lograr «convencer» a sus socios del arco parlamentario de izquierdas. El Ejecutivo ha perdido la esperanza en que ERC, Bildu o el BNG se sumen al acuerdo, ni siquiera se abstengan porque «están en una batalla muy distinta a la del PNV». Los nacionalistas vascos podrían plegarse a una negociación in extremis, según el juicio de Moncloa; no así ERC cuyo portavoz, Gabriel Rufián, «está en otra órbita, una pugna izquierda/derecha» que no se conforma con la excusa de la prevalencia de los convenios autonómicos sino que quiere «empezar de cero tumbando la reforma laboral del PP y redactando una reforma laboral de izquierdas. Por eso no pueden siquiera abstenerse». 

Y, por eso, el Ejecutivo no ha siquiera activado a Adriana Lastra en esta negociación, según desmintieron fuentes de su entorno a este periódico, porque han asumido plenamente que con ERC no hay nada que hacer. Otra cosa es la demora en los contactos con Ciudadanos, todavía en el plano mas informal y de la mano del ministro de Presidencia, Félix Bolaños, quien priorizará e intensificará las conversaciones con el PNV en los próximos días, una vez se constate el fracaso negociador de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, con PNV y ERC. La intención de Moncloa es ‘acudir al rescate’ desde la órbita socialista para salvar el proyecto una vez se constate el inmovilismo de los nacionalistas vascos. 

Sin embargo, no se descarta en el Ejecutivo que la aceptación o negociación de la prevalencia de los convenios autonómicos pueda provocar un revuelo entre los empresarios y en Ciudadanos. A la espera de sus efectos y de las conversaciones con los jetzales, los socialistas se guardan el plan B: que frustrado el acuerdo con el PNV tengan que consolarse con su abstención y pasar a negociar con Ciudadanos. Sus reticencias no son tanto la moneda de cambio que exija la formación naranja , «ansiosa por proyectar su centralidad», como perder a sus dos socios preferentes, ERC y PNV, en un proyecto estrella de la legislatura. Algo que daría la razón a ERC y Podemos en relación a un giro de timón de Pedro Sánchez en busca de la centralidad y que traerá consecuencias en los dos años electorales que restan de legislatura.