Moreno aleja la lista conjunta con Cs en Andalucía para que Marín robe votos al PSOE
El líder del PP andaluz cree que ir de la mano de los naranjas «no le aporta nada» y prefiere que Ciudadanos arrebate papeletas a la izquierda
El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno Bonilla, ha alejado claramente la opción de negociar una lista conjunta con Ciudadanos de cara a las próximas elecciones autonómicas, según desvelan a THE OBJECTIVE fuentes de su entorno, quienes dan por seguro que los comicios serán antes de verano.
El líder de los populares andaluces ha llegado a la conclusión de que ir de la mano con los naranjas «no le aporta nada» y que le conviene que haya una opción política entre el Partido Popular y los socialistas de Juan Espadas. La papeleta de Ciudadanos «arrastra voto de la izquierda, de votantes que nunca optarían por el PP», aseguran las citadas fuentes.
Además, en el PP andaluz consideran que la lista naranja de Juan Marín tiene «muchas opciones» de conseguir grupo parlamentario en la próxima legislatura ya que necesita superar el listón del 3% en todas las provincias, un baremo al alcance de la mano de Ciudadanos y que podría suponer entre 4 y 8 escaños a la formación centrista. Una cifra alejada de los 21 representantes que tiene en la actualidad, pero que le permitirían sobrevivir en el tablero político andaluz.
A principios de diciembre, Inés Arrimadas y Juan Marín generaron una polémica interna en Cs al ofrecer la mano tendida al PP para elaborar listas conjuntas. Una oferta que desconocía el resto del comité autonómico de Ciudadanos en Andalucía, según confesaron varias fuentes de la dirección naranja en esta comunidad autónoma a THE OBJECTIVE. Y en el caso de Marín, lo supo media hora antes de un encuentro informativo de Sevilla en el que saltó la noticia.
La oferta fue «controvertida» y «discutida» luego en el seno de Ciudadanos porque desde la moción de censura en Murcia y tras el fracaso en las elecciones anticipadas del 4-M en la Comunidad de Madrid se había insistido a los territorios -y en especial a Andalucía- que no habría ningún intento de reeditar el pacto PP+Cs que hubo en el País Vasco y que luego se buscó en Cataluña de cara al 14-F de hace un año. Por lo tanto, el anuncio de Arrimadas se trató de un cambio de guión inesperado para muchos. «No sabemos quitarnos el estigma de veleta», se lamentó un dirigente naranja sin entender el beneficio de una medida de este tipo.
Marín tuvo que calmar los ánimos con algunos miembros de la Ejecutiva naranja en la región, en especial con el secretario de Organización, Andrés Reche, quien se desmarcó en las redes de la iniciativa. Al vicepresidente de la Junta se le trasladó desde diferentes coordinadores provinciales del riesgo de que la militancia diese la espalda al partido a unos meses de las elecciones en forma de una brusca caída en la afiliación. En especial, por el hecho de que Arrimadas «dejase abierta la puerta» para el acuerdo con el PP, por lo que la incertidumbre podía durar meses.
Desde Génova se cerró rápidamente esa puerta, no así por parte de Moreno Bonilla y su número dos, Elías Bendodo. Ambos mantuvieron un prudente silencio durante varios días -celebrado por el propio Marín- y luego dejaron claro que esa opción se analizaría, llegado el caso, en el momento de la convocatoria electoral.
Tanto el 10 de abril como el 22 y 29 de mayo son las fechas más comentadas dentro del PP para el adelanto electoral en Andalucía Moreno Bonilla no consigue sacar adelante en las próximas semanas las leyes y decretos que se voten en el Parlamento. Esos dos domingos son, en términos políticos, los únicos libres antes de junio, ya que la Semana Santa y la Feria de Abril de este año condicionan el inicio de la campaña electoral y la colocación de las urnas.
La opción del 10 de abril está retirándose de la mente del equipo de Moreno Bonilla. El primer pleno ordinario del Parlamento andaluz, tras el mes inhábil de enero, está fijado para el 9 de febrero y esa semana podrían llegar la primera derrota de PP y Cs, quienes se encuentran en minoría parlamentaria, con la ley de Economía Circular. Tras las elecciones del 13-F en Castilla y León, y al calor de una eventual mayoría absoluta o al borde de ella por parte de Alfonso Fernández Mañueco, el presidente andaluz tendría la primera oportunidad para llamar a las urnas y que cayesen a principios de abril.
Para ello, Moreno Bonilla debería disolver el Parlamento muy rápido, a las 48 horas de los comicios castellano-leoneses, si quiere que las elecciones caigan el 10 de abril -Domingo de Ramos- ya que la ley electoral exige 54 días entre la disolución y el día de las urnas. Pero los más allegados al presidente andaluz creen que habría que esperar a finales de marzo o principios de abril -justo antes de la Semana Santa- para apretar el botón nuclear.
Las opciones de Moreno en mayo
Las fuentes consultadas por THE OBJECTIVE descartan que los comicios caigan el 17 de abril -Domingo de Resurrección- o una semana más tarde, el día 24, porque es «impensable» que la campaña electoral andaluza se desarrolle «en mitad de la Semana Santa» con la gente volcada en las procesiones. En mayo, el ‘problema’ es que este año la Feria de Abril en Sevilla se celebrará más tarde de lo habitual, concretamente entre el 1 y el 7. Por lógica, la campaña no debería caer tampoco en esa primera semana de mayo con la capital andaluza engalanada para la ocasión, sino una vez que se hayan apagado las luces de la feria y se hayan guardado los trajes, por lo que las primeras fechas para los comicios sería el 22-M y el 29-M, en opinión de las citadas fuentes.
De ser así, Moreno Bonilla tendría que disolver la Cámara autonómica el 29 de marzo o el 5 de abril, un escenario más plausible que el de mitad de febrero para así tener tiempo ante la opinión pública a la hora de ir abonando el terreno de que Vox y PSOE no le dejan gobernar. Ese 22 o 29 de mayo le dejaría a las puertas de junio, un mes también complicado para ir a las urnas en Andalucía pues el momento fuerte de la romería del Rocío es el primer domingo, día 5.
Luego hay un evento internacional que preocupa al PP: la cumbre de la OTAN en Madrid de los días 29 y 30 de junio, cuyo plato fuerte es la primera visita de Joe Biden a España. Las bases estadounidenses están en Andalucía -concretamente, en Morón y Rota- y la retirada de la tierra contaminada de Palomares (Almería) sigue sin ser asumida por Washington. Cualquier domingo electoral previo a la cumbre aliada podría provocar que la campaña se polarice en torno al dossier norteamericano, lo que seguramente conllevaría una mayor movilización de la izquierda. Un escenario del que quiere huir el presidente andaluz.