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Castilla y León

Enrique Santiago pactó con Yolanda Díaz una presencia «simbólica» en la campaña del 13-F

El líder del PCE, que negoció con Díaz, buscó ganar tiempo mientras Podemos se prepara a señalar a la gallega y Garzón en caso de debacle electoral

Enrique Santiago pactó con Yolanda Díaz una presencia «simbólica» en la campaña del 13-F

Yolanda Díaz mantiene su estrategia. No quiere aparecer en la primera línea de la campaña electoral de Castilla y León del próximo domingo. Este fue su plan antes de la aprobación de la reforma laboral, y en eso sigue después de la votación del jueves. Mucho antes de la votación de la reforma laboral, la ministra pactó con el secretario de Estado Enrique Santiago acudir de forma «simbólica» a un acto de Unidas Podemos. Díaz no quería exponerse demasiado en una campaña demasiado volátil y en una región históricamente difícil para la izquierda. Santiago aceptó por necesidad, aunque ahora se intenta trasladar a la opinión pública la idea de que los morados quieren esconder a la ministra.

Santiago pidió a Díaz un esfuerzo, sustancialmente para «ganar tiempo», según revelan varias fuentes moradas. Y de paso, los fieles de Pablo Iglesias e Irene Montero trabajaron para buscar a los responsables de una posible debacle. Como adelantó este diario, el primero fue Alberto Garzón por la polémica sobre la carne. Aunque el pacto con Ciudadanos y la incapacidad de Díaz de cerrar filas con los nacionalistas ofrece a los morados otro chivo expiatorio en caso de debacle.

Los dos dirigentes del PCE -Santiago es secretario general y Díaz proviene de sus filas- acordaron ese gesto de Díaz. La presencia de la ministra será tan testimonial que ni siquiera acudirá al acto de cierre de campaña. Se centrará en el pequeño municipio de Castronuño, de unos 800 habitantes, donde acudirá el próximo jueves. Cabe recordar que Díaz no estuvo en la presentación del candidato Pablo Fernández, mientras que Iglesias y Montero ya han acudido a varios mítines.

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Sin capacidad para enfrentarse al PSOE

Después de la difícil aprobación de la reforma laboral, Podemos tiene interés en señalar a Díaz como la responsable de la negociación fallida con los nacionalistas. Creen que se equivocó en los tiempos, y algunos importantes dirigentes morados ya dejan entender que carece de la energía suficiente como para enfrentarse al PSOE.

El propio Pablo Iglesias lanzó el pasado lunes en su programa La Base una dura reflexión sobre la aprobación de la reforma laboral. Para varias fuentes de Podemos Iglesias quiso «desmarcarse» de la dirigente gallega. En uno de los puntos de su discurso, el ex vicepresidente y fundador de Podemos admite que en cuanto a «estrategia» el equipo de Díaz se ha equivocado. Y que nunca se puede “dividir a la izquierda”, incluyendo en este ámbito a Bildu y ERC, pero excluyendo al PSOE.

Mientras tantos, la tensión con los socialistas aumenta. Específicamente desde el gabinete de Irene Montero, en el que la número dos de Podemos ha incluido a varios cargos que provienen de las filas de IU y que son aliados de Santiago, y enemigos de Yolanda Díaz y Alberto Garzón (ahora alineados). Esto significa que en Unidas Podemos se están rompiendo las costuras. Y que el alejamiento de Díaz del resto de la cúpula morado puede traducirse en un choque pilotado desde Podemos contra el PSOE y el presidente del Gobierno.

El pasado lunes, por ejemplo, Podemos lanzó su propuesta de reforma fiscal y quedará por ver cómo se posicionará Díaz sobre esta iniciativa. El lunes, la ministra no estaba presente en dicha presentación. El domingo, Díaz sostuvo que hubiera dimitido si fracasaba la reforma laboral, pero en Podemos muchos se creen solo en parte esta tesis.

Santiago quiso ganar tiempo

Los afines a Díaz aseguran que la ministra sale reforzada de la aprobación de la reforma laboral. Los datos de audiencia televisiva dieron argumentos a los optimistas: en el programa de Salvados la vicepresidenta cosechó números parecidos a los de Iglesias (alrededor del 9% de audiencia). Tener esta proyección mediática es fundamental para aspirar a liderar un proyecto político, tal y como desveló THE OBJECTIVE

Así que Díaz intenta aprovechar otros puntos débiles internos a la estructura de los morados. Por ejemplo, el peso orgánico que está ganando Enrique Santiago y el PCE a costa de otros cuadros del partido. A nivel nacional y hasta regional es posible escuchar quejas de los miembros del partido porque los equipos técnicos en gran medida provienen de IU, y concretamente de la corriente de Santiago. Mientras que los militantes de Podemos se sienten ninguneados.

La sensación de que Santiago se está apoderando de Podemos, en un esquema de progresiva desaparición y refundación del espacio político a través de la fusión con IU, va in crescendo en el partido. Y es por ello que Yolanda Díaz se desmarca todo lo que puede de él. Aunque Santiago busca hacer de necesidad virtud y ganar tiempo convencido de que, le guste o no a la ministra, si Unidas Podemos fracasa en Castilla y León, y los resultados en Andalucía son decepcionantes, será difícil para ella desmarcarse de todo.

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