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Castilla y León

Sigue imparable la caída de Podemos: en Castilla y León solo salva un escaño

El enésimo patinazo de Podemos permite a Yolanda Díaz ofrecerse como salvadora del espacio político a cambio de actuar sin tutelajes ni padrinos

Sigue imparable la caída de Podemos: en Castilla y León solo salva un escaño

Podemos se queda con tan solo un escaño en las elecciones autonómicas de Castilla y León. El resultado electoral de este domingo permite a los morados tener un solo representante, elegido en la circunscripción de Valladolid donde se ha trasladado de prisa y corriendo su candidato, Pablo Fernández, para evitar perder el cargo (en los últimos comicios se presentó por León). Por primera vez, los morados han concurridos a las elecciones en coalición con Izquierda Unida. Sin embargo, Unidas Podemos ha perdido un procurador con respecto a 2019, y nueve si se compara con las elecciones autonómicas de 2015. Es una caída sin paliativos, que ofrece a Yolanda Díaz la oportunidad de proponerse como única salvadora de un proyecto que no logra levantar cabeza. Incluso Pablo Iglesias se equivocó en sus expectativas.

En las últimas elecciones autonómicas, Podemos concurrió sin coalición con Izquierda Unida y cosechó dos diputados autonómicos con 67.900 votos (4,95%). IU no entró en las Cortes a pesar de sumar 31.000 votos. Tras anunciarse el adelanto electoral, el primer movimiento de Podemos después de sellar el pacto con IU fue desplazar a su candidato Pablo Fernández de León a Valladolid. Este domingo, Unidas Podemos ha logrado algo más de 60.000 papeletas. Es decir, que no ha capitalizado la unión con IU y ha resultado una opción menos atractiva que hace tres años.

Como desveló THE OBJECTIVE, Fernández prefirió presentarse por Valladolid porque era la circunscripción donde estaba más asegurado el escaño. Y así ha sido, a pesar de que esta decisión generó mucho malestar en en la militancia del partido, donde se entendió que una vez más la estrategia local dependía de los diktat de Madrid y de los intereses de los dirigentes más afines a la dirección de Ione Belarra e Irene Montero.

De 163.000 votos a 60.000 en siete años

Hace siete años, Podemos rompió el tablero político local con 163.000 votos y 10 procuradores. En 2019, los morados se quedaron con dos diputados autonómicos y en los comicios de este domingo ha obtenido un representante. Las elecciones en Castilla y León han sido las primeras sin Pablo Iglesias al mando del partido. Le ha sustituido Ione Belarra, que ha viajado a menudo en la campaña electoral para apoyar a Fernández.

También han participado en la campaña electoral la ministra Irene Montero y Alberto Garzón, quien se ha convertido en uno de los protagonistas de estas elecciones con la polémica sobre la carne. Yolanda Díaz, que está preparando un proyecto para consolidar su liderazgo en el espacio de Unidas Podemos, ha preferido mantener un perfil bajo para que no se asocie su figura al resultado autonómico.

El resultado de Podemos en los comicios de Castilla y León se suma a otros malos resultados, como la caída en Madrid y el País Vasco, y la desaparición en el Parlamento de Galicia. Uno de los principales miedos de la dirección morada era, de hecho, quedarse como en Galicia como fuerza extraparlamentaria, aunque el escaño de Valladolid se dio casi siempre por asegurado. Los morados, no obstante, esperaban sacar representantes también en Burgos y León.

El resultado de Castilla y León ratifica la incapacidad de Podemos para volver a crecer a nivel territorial después de las elecciones de 2019. Podemos experimenta un preocupante estancamiento. El partido que aspiró a mirar de frente al PSOE y hablaba de «sorpasso«, se ha quedado de facto como una nueva Izquierda Unida.

Y el resultado electoral también desmiente el optimismo de Pablo Iglesias, que hace pocos días desveló supuestamente por error que tenía acceso a los datos del CIS antes de su publicación. El organismo que dirigente José Félix Tezanos vaticinaba entre tres y cincos representantes para los morados. «Mis sensaciones son buenas», decía Iglesias. Pocos minutos después de conocerse los datos electorales, el propio Iglesias ha asumido el fracaso y la situación de dificultad del partido. «Es un Weimar», mantiene.

«Los resultados no son buenos»

No se puede excluir que, al igual que ocurrió en Galicia, la cúpula de Podemos busque a un culpable del fracaso electoral y lo encuentre en Garzón. Tal y como desveló este diario, la dirección de Podemos consideró que la polémica sobre la carne permitía centrar toda la campaña en el ministro de Consumo, convirtiéndolo en un chivo expiatorio en caso de derrotas. Habrá que ver si los morados concluyen que, al igual que ocurrió con Iglesias, también Garzón debe asumir su responsabilidad.

El resultado electoral, con el éxito de las siglas provinciales (Soria ¡Ya!, Por Ávila y UPL), revela por otro lado que las siglas provinciales sustraen sobre todo apoyos al PSOE y a Unidas Podemos. Los dos partidos de izquierdas pierden en estos comicios un total de ocho escaños (uno Podemos y siete el PSOE, que se queda con 28 representantes), mientras que el Partido Popular y Vox ganan respectivamente dos y 12 procuradores. Ciudadanos, en cambio, ha perdido 11 procuradores, y se ha quedado con tan solo un escaño.

El candidato de Podemos, Pablo Fernández, admitió poco antes del escrutinio definitivo que los resultados «no son buenos» para Podemos. Aunque sostuvo que con tan solo un procurador el partido se mantiene en las instituciones, y cuestionó el sistema electoral en el que Podemos, con 60.000 votos, se ha quedado como sexta fuerza, frente a UPL con 50.000 y Soria ¡Ya! con 18.000 (con el escrutinio al 97%). Y ha lanzado un mensaje dirigido hacia el futuro: «El espacio de Unidas Podemos se mantiene y vamos a seguir avanzando este espacio. Vamos a continuar agregando a más gente para preparar las elecciones municipales del próximo año».

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