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Sánchez responsabiliza a Bolaños de los «errores de negociación» en la reforma laboral

El presidente hace un «análisis de la derrota» en la negociación con UPN y ciega futuras vías de interlocución con «votos que no debimos contar»

Sánchez responsabiliza a Bolaños de los «errores de negociación» en la reforma laboral

El presidente del Gobierno ha tomado nota. Su todopoderoso ministro de Presidencia, Félix Bolaños, cometió «errores» en la negociación de la reforma laboral que «no se van a volver a producir». Según avanzan fuentes gubernamentales a THE OBJECTIVE, Pedro Sánchez no ha dejado pasar lo ocurrido en la votación de la reforma laboral que el Gobierno ganó sólo por un golpe de suerte, no por tener controlada la situación al milímetro como presumen en el Palacio de La Moncloa.

En su «análisis de la derrota», el presidente Sánchez señala a Félix Bolaños como el principal culpable de estos errores, por un exceso de confianza en los votos de UPN. Como adelantó THE OBJECTIVE, fue Bolaños quien cerró el apoyo de Unión del Pueblo Navarro, Javier Esparza, en una cena en Madrid en la que también participó el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, el segundo damnificado en este episodio negociador. 

Sánchez culpa a Bolaños

«Bolaños ha quedado tocado», admiten desde el entorno del presidente conscientes de que «ha aprendido la lección de que no puede contar con votos que no se podían contar» . Votos que hacen alusión a los dos diputados díscolos navarros, Sergio Sayas y Carlos García Adanero, que han sido expulsados temporalmente por los órganos de dirección de su partido, a la espera de que se resuelva su proceso de alegaciones. 

Una responsabilidad que hacen extensiva al secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán. «Como navarro sabe perfectamente que UPN es un polvorín, que Sayas y Esparza se enfrentaron en primarias, no se hablan desde hace dos años y tenía que haberlo visto venir». En Moncloa son conscientes de que Cerdán se ha percatado de su falta de visión en un mes complicado.

A su implicación en la campaña en Castilla y León y Andalucía, se le suman las tensiones internas derivadas de su pugna con otra de las grandes negociadoras en la sombra de Pedro Sánchez, Adriana Lastra. La vicesecretaria general le ha ganado recientemente el pulso del reglamento de la Ejecutiva, asumiendo parte de sus funciones. Motivo por el que en Moncloa son indulgentes: «No ha tenido su mejor mes».

La primera consecuencia política es que se cegará la vía de UPN y «no se volverá a contar con votos con los que no se podía contar» dando por cerrados dos apoyos dudosos sin consultar con quienes debían pulsar el botón. «Es la primera norma del negociador: hacer un análisis realista de la situación para , llegado el caso, activar escenarios alternativos». Si ése frio análisis de riesgos se hubiera producido, «habríamos tenido todo el día para pensar y actuar».

Escenarios alternativos: ausencias en PNV o ERC

Como avanzó THE OBJECTIVE, el Gobierno tenía preparado tramitar como proyecto de Ley el decreto de la reforma laboral como una «opción de último recurso, por si no llegábamos a tener los votos». Un plan B que podría haber forzado a PNV o ERC a pasar del voto en contra a la abstención. Igualmente, «había otros escenarios previstos que se podían haber activado ante la constatación de un fracaso: solicitar al PNV o ERC que se ausentaran del pleno dos de sus diputados en la votación o que no votaran»

Una posibilidad que el Ejecutivo cree que habrían aceptado ambas formaciones políticas que «no nos habrían dejado caer» conscientes de su condición de socios preferentes sobre los que descansa la estabilidad de la legislatura. No hacía falta más que ver la cara del portavoz del PNV, Aitor Esteban, poco dado a las carambolas parlamentarias y partidario de la seriedad en las formas, dibujó un rictus serio en su rostro sólo comparable al del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Tras la euforia de la bancada socialista que aplaudió la victoria en penaltis tras un gol en propia del PP, Sánchez aplaudió con mesura consciente de que la reforma crucial que había comprometido con Bruselas se salvó por un error. Y esto es algo, repiten en Moncloa que «no volverá a ocurrir».

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