Iglesias agita el miedo a Vox para que el PSOE le dé más presencia en los medios
El exlíder morado sugiere al PSOE «utilizar su poder para reequilibrar la correlación mediática de fuerzas». En Podemos creen que busca visibilidad
El exlíder de Podemos y exvicepresidente Pablo Iglesias no tiene dudas. El resultado electoral del 13-F dibuja un escenario de división entre una futura coalición de PP y Vox con la de Unidas Podemos y el PSOE. Es «una involución democrática con todas las consecuencias», afirma públicamente a la vez que advierte a los socialistas de que no se hagan atraer por el canto de las sirenas de un pacto con el PP. Iglesias y toda la cúpula morada espera que Vox entre en el Gobierno de Castilla y León para sentar un precedente y, de paso, blindar la alianza con los socialistas. Por eso en estos días Iglesias agita el miedo a la «reacción» de Vox y pide al PSOE intervenir el sistema de los medios de comunicación.
Política aparte, según cuadros y exdirigentes de Podemos, Iglesias tiene otro objetivo personal. En su última entrevista en la Cadena Ser, el expolítico sorprendió con una declaración relacionada con el poder y los medios de comunicación. «El PSOE debería utilizar su poder para reequiblirar la correlación mediática de fuerzas», afirmó. Se trata de una declaración que fuentes de Podemos conectan con la ambición de Iglesias de alcanzar algo que vaya más allá del programa radiofónico que cada día presenta en Público.
La idea de Iglesias pasa por fortalecer la simbiosis entre socialistas y morados aprovechando el resultado de Castilla y León. «Es importante empezar a pensar la política en lógica de bloques», sostuvo el líder morado. Y añadió: «El bloque progresista parece que no tiene ni orientación estratégica ni conciencia de ser un bloque de Estado. El partido socialista no tiene otra opción distinta a ponerse de acuerdo con fuerzas independentistas y Unidas Podemos». «Esto es la única opción política que tiene”, reflexionó el lunes.
«Quiere un canal de televisión»
Según Iglesias también al PP solo le queda «una opción», que pasa por pactar un gobierno con Vox en las comunidades autónomas y a nivel estatal. Es por ello que el exlíder morado quiere blindar el acuerdo de Podemos con el PSOE y atraer a los socialistas a una sustancial unidad de acción con los morados. Y para que la entente sea más eficaz, Iglesias quiere que los socialistas actúen a nivel mediático para modificar los actuales «equilibrios». Algo que en su propio partido se entiende como una inyección de ayudas a algunas cabeceras de izquierdas, entre ellas donde Iglesias participa. Algunos lo resumen así: «Quiere un canal de televisión».
Lo cierto es que Iglesias siempre ha actuado para impedir pactos hacia el centro del PP y los socialistas. Y en ese mismo esquema se mantiene, consciente de que de llegar a algún tipo de entendimiento entre el PP y el PSOE todo el pacto con los nacionalistas saltaría por los aires. En el cuartel general de Sánchez es palpable la falta de confianza hacia los morados. Aunque coinciden en que la entrada en un gobierno del PP de Vox sería rentable políticamente. Todos miran a las próximas elecciones autonómicas en Andalucía.
El mensaje que Iglesias también envía a los suyos atañe al futuro del partido y de Yolanda Díaz. Los morados experimentan una situación de enorme tensión y desconfianza hacia la ministra gallega. Pero el entorno de Díaz tiene el mismo problema. Fuentes gubernamentales revelan que Díaz ha empezado a desconfiar de todos sus excompañeros. Lo ocurrido con la reforma laboral, y la sensación de que Unidas Podemos alentó a ERC a negarse a votar la iniciativa, ha erosionado las relaciones personales.
Díaz apostó por un alejamiento absoluto de los comicios de Castilla y León. Por mucho que los morados enviaran a sus intermediarios la idea de que se podía dar algo parecido a una remontada -hasta hablaron de cinco escaños-, los de Díaz nunca se creyeron esta lectura optimista. La realidad les ha dado la razón. Y Podemos se ha quedado con tan solo un diputado por Valladolid. Nada más lejos de lo que podía calificarse como salvar los muebles. «Es un resultado pésimo», zanjan en la formación morada.
Misma estrategia que en Madrid
Los más críticos en la formación morada sostienen que la cúpula del partido sigue bloqueada en la misma reflexión del pasado mes de mayo, cuando se centró la campaña electoral para las autonómicas contra Isabel Díaz Ayuso en el miedo al fascismo. «El fascismo forma parte de proyecto de Ayuso«, dijo en aquella campaña. Según estas fuentes, la estrategia no resultó rentable, y aún así el partido sigue anclado a esta posición.
En la noche electoral del pasado domingo, Iglesias volvió sobre este punto: «Derecha y ultraderecha tienen mayoría absoluta en CyL. El PP depende de Vox. Soria ¡Ya! apunta una tendencia estatal inequívoca. PSOE retrocede. UP resiste, pero esto es Weimar. Es evidente lo que eso significa para nuestra democracia. No vuelve el bipartidismo; llega la reacción», escribió en Twitter.
Este enfoque está siendo criticado de forma pública y privada por varios cuadros, exidirigentes y personas de influencia en el espacio de Unidas Podemos. En opinión de varios miembros de Unidas Podemos el partido no puede limitarse a agitar el miedo a Vox. Se trataría de recuperar un discurso dinámico y de propuestas que sea capaz de volver a atraer a los votantes. Y no de quedarse rehén de una política frentista, en la que los morados solo pueden actuar como muleta del PSOE. Entre los que critican este enfoque se halla Yolanda Díaz.
Erosionar el liderazgo de Yolanda Díaz
En las horas posteriores a los comicios se ha instalado, además, cierto miedo en el grupo parlamentario de Unidas Podemos a que la cúpula proceda a otra purga. El sector de Irene Montero mira con recelos a los cuadros de Podemos que se han pasado a las filas de Yolanda Díaz. El silencio interno es absoluto, pero gota a gota trasciende, como desveló THE OBJECTIVE, que se están planificando cambios internos de calado. Al menos, a nivel de Grupo parlamentario.
De ahí que Iglesias va subiendo la apuesta. Por primera vez, el exlíder morado asumió el lunes que incluso el Frente Amplio puede que no sea suficiente para plantar cara al binomio Vox-PP. Iglesias aprovechó la derrota electoral para, además, cuestionar el liderazgo de Yolanda Díaz. A pesar de su notable proyección mediática, tampoco salvará a la izquierda por el nivel de «aspereza de la batalla ideológica».
Ni la reforma laboral ni el SMI han servido a la izquierda para aguantar en Castilla y León, es la tónica del razonamiento de Iglesias. Y cabe señalar que lo de la proyección de la gallega fue el argumento que justificó su nombramiento como sucesora de Iglesias. En la última entrevista en el programa Salvados, por ejemplo, Díaz logro datos de audiencia parecidos a los de Iglesias. Todo un hito que el equipo de Díaz recibió con notable optimismo, y que a la vez despertó los habituales celos en algunos segmentos de la cúpula morada.
Todo apunta a que Iglesias ha empezado a empujar a un pacto preelectoral con los socialistas que permita diluir las pretensiones hegemónicas de Díaz sobre el espacio de Unidas Podemos (devolviendo a Irene Montero el protagonismo). Quiere impedir acuerdos extemporáneos en Castilla y León y, de paso, convencer al PSOE a promover más plataformas informativas de izquierda. Algo que le garantizaría tener más peso en los medios tras un cambio de «correlaciones de fuerza». El escenario político es enormemente volátil. Pero Iglesias lo tiene claro: «El partido socialista no tiene otra opción».