Podemos urge a Díaz a empezar su 'gira' cuanto antes para rebajar la polémica en los medios
El núcleo duro de Podemos cree que Díaz hace un doble juego para consolidarse en la opinión pública y alerta de que la situación de ‘impasse’ alimenta el choque
Podemos mantiene alta la desconfianza. El armisticio que se pactó entre la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y las ministras de Podemos Ione Belarra e Irene Montero representa un paso adelante. Pero el choque interno ha ido in crescendo, descrito en todas sus etapas por este diario, a pesar de que a nivel oficial nadie confirmaba nada hasta la desavenencia pública sobre la posición ante la guerra en Ucrania. Podemos, con Pablo Iglesias involucrado en la operación, buscó presionar a Díaz. La ministra gallega amenazó con irse, tal y como desveló THE OBJECTIVE y después confirmó la revista de IU que controla Alberto Garzón, pero para Podemos el problema sigue siendo la ministra gallega y sus vaivenes.
Uno de los problemas que la cúpula morada achaca a Díaz es la de «perder el tiempo». Se refieren al lanzamiento de su proyecto, que Podemos espera que se active cuanto antes porque anhela empezar las negociaciones sobre los equilibrios internos. Es sabido que Podemos quiere controlarlo. El modelo de Frente Amplio importado de Chile debería servir para ello, como adelantó este diario. Aunque Podemos se abre ahora a pequeñas cesiones en el ámbito formal (por ejemplo a cambiar la sigla del partido), Montero y Belarra no están dispuestas a renunciar al poder de votar o dirigir las listas electorales.
Díaz anunció en diciembre que en enero empezaría una gira por España para charlar con los actores de la sociedad civil. El proyecto se inspiraba en la plataforma de Emmanuel Macron para las presidenciales francesas de 2017, aunque también tenía guiños al proyecto ‘desenfadado’ y transversal de Manuela Carmena, la exalcaldesa de Madrid y promotora de Más Madrid que aniquiló a Podemos entre 2019 y 2021. Sin embargo, el Partido Popular adelantó las elecciones regionales en Castilla y León, y todo se frenó.
Un pulso que se juega en los medios
Mientras tanto, Díaz pudo desbloquear la reforma laboral -si bien no faltaron las polémicas en el flanco izquierdo-, y volvió a anunciar su gira. Esta vez para abril. Pero los morados están nerviosos. Creen que cuanto más tiempo pasa, más sube la tensión a nivel mediático. Y que este hecho ampliará la brecha interna en Unidas Podemos. El choque interno ha alcanzado al grupo político en el Congreso de los Diputados y se va extendiendo entre los cuadros y las directivas locales.
La lógica de esta reflexión es que, si Díaz tarda mucho tiempo en hacer sus movimientos, el «marco mediático» seguirá centrado en la guerra interna en Unidas Podemos. Los morados insisten en desmarcarse del PSOE en cuestiones esenciales como la política exterior, dejando a Díaz en el bando del presidente del Gobierno. Lo hacen por razones de visibilidad y porque tienen encuestas que dibujan cierta rentabilidad electoral en esta posición. Pero esta situación ha generado fracturas con el entorno de Díaz y la propia ministra. La revista de IU habla de una dirigente «asfixiada» por sus propios compañeros.
Dicha revista avisa a la cúpula de Podemos de torpedear a la gallega. Y avisa de que Díaz puede renunciar a presentar una candidatura. La revista responde a Alberto Garzón, aunque la formación de izquierdas no es un bloque monolítico. El sector del PCE de Enrique Santiago, por ejemplo, se alinea con la cúpula morada. Aunque el secretario de Estado para la Agenda 2030 en realidad bascula y busca un entendimiento entre los dos grupos para que no se enfade Comisiones Obreras, hasta ahora el principal valedor de Yolanda Díaz.
Condiciones y farol
Díaz ha dejado entrever a través de sus emisarios que su oferta de liderar el espacio de Unidas Podemos tiene «condiciones». Algunas de ellas atañen a que no existan «egos». Es decir, que Montero y Belarra (así como otros actores del núcleo duro como Juanma Del Olmo, Echenique y el propio Iglesias) no enturbien este proceso. En el partido morado creen que este planteamiento es imposible de ejecutar y que Díaz va de farol. Y concluyen: «Yolanda cree que, si se aleja de Podemos, es mejor para ella, pero sabe que debe ir con Podemos, aunque la cúpula no quiere perder el control y Yolanda no quiere tener las manos atadas».
Pero la clave para Podemos es y sigue siendo la mediática. Los morados intentan revertir los equilibrios existentes pero culpan a Díaz de no frenar la escalada de tensión interna. Y con ella a algunos referentes de su sector activos en los medios y en las redes sociales. Estos mismos sectores lanzaron su primera ofensiva después del batacazo electoral en Castilla y León. Entonces pidieron abrir un periodo de reflexión interno que acabara con declarar superados los actuales liderazgos. Pero el choque interno en el PP dinamitó esta operación mediática.
Ahora todo ha vuelto a aflorar. El domingo se firmó algo parecido a un armisticio entre el sector de Díaz y el de Montero. Pero, si Díaz no acelera su búsqueda de apoyos y muestra su fuerza real, los morados aseguran que no se quedarán quietos. El conflicto es de visibilidad y el terreno en el que se juega este pulso es la opinión pública. El pasado fin de semana intervino Pedro Sánchez y la cúpula morada tuvo que recular. Pero la experiencia de la cúpula morada en estos tipos de iniciativas es notable y son muy pocos los que dan credibilidad a una renuncia por parte de Díaz. La lógica de su reflexión es la misma que empuja a Podemos a lanzar sus dardos: «El poder es algo que engancha», reflexionan.