Rusia reduce al mínimo la embajada española en Moscú al expulsar a 27 diplomáticos
El Gobierno de Putin declara ‘persona non grata’ al mismo número de diplomáticos rusos que España expulsó a principios de abril
Serguéi Lavrov y José Manuel Albares en una reunión en diciembre antes de la invasión de Ucrania. | MAEC
Rusia ha decidido expulsar a 27 diplomáticos españoles en respuesta a la decisión que tomó el Gobierno de Pedro Sánchez a principios de abril contra 27 rusos con estatus diplomáticos acreditados en Madrid. El número de afectados es, por tanto, el mismo y deja en una delicada situación a la embajada española en Moscú al quedarse en cuadro en cuanto a efectivos que ayuden en el día a día al embajador, Marcos Gómez. A los afectados se les ha dado una semana para abandonar territorio ruso.
Varios de los diplomáticos que se han salvado de la expulsión, al margen del citado embajador, son el ministro consejero, Agustín Núñez, los consejeros de Asuntos Políticos, Javier Blanco y Tamara Zabala, así como los cónsules generales en Moscú, María Isabel Vicandi, y San Petersburgo, Félix Valdés. Se da la circunstancia de que Núñez y Vicandi están casados.
THE OBJECTIVE ya desveló que la expulsión recíproca de diplomáticos entre España y Rusia sería mucho más perjudicial para nuestro país que para el régimen de Vladimir Putin, a diferencia de otros países de nuestro entorno que han tomado medidas similares como Francia, Alemania o Italia. Mientras que Moscú ha podido mantener a 27 de los 47 diplomáticos que tenía hasta ahora en su embajada en Madrid, la legación española pierde a 12 de los 26 destinados en la capital rusa. Los otros quince señalados son personal técnico.
El departamento de José Manuel Albares tomó la decisión de expulsar a 20 diplomáticos rusos acreditados como tal -todos ellos cuentan con pasaporte rojo- y a siete funcionarios técnicos destinados en Madrid que cuentan igualmente con estatus diplomático pero que entraron en España con un pasaporte diferente -el azul-. En las expulsiones no se vieron afectados los respectivos embajadores, Yuri Korchagin y el citado Marcos Gómez, ni los respectivos cónsules en Madrid, Barcelona, Moscú y San Petersburgo.
En los dos grupos de expulsados rusos había sospechosos de actividades de espionaje en territorio español, tal y como subrayó el ministro de Asuntos Exteriores en rueda de prensa desde la Moncloa. «Los 27 son un riesgo para la seguridad», hicieron hincapié fuentes diplomáticas consultadas por THE OBJECTIVE en aquel momento.
Rusia sale ganando en el pulso
El Gobierno español valoró inicialmente la posibilidad de incluir solo a una quincena de diplomáticos rusos en la lista de expulsados, pero finalmente quiso acercarse a los números de Francia (41), Alemania (40) e Italia (30). Albares anunció tras el Consejo de Ministros del 5 de abril que iban a ser 25 los expulsados, pero el embajador Korchagin precisó el miércoles que la cifra ascendía a un total de 27.
El problema es que Rusia ha perdido con esta medida al 40% de sus diplomáticos en Madrid -21 de 47, según la lista completa de la embajada de Rusia a la que tuvo acceso este diario-, mientras que en el caso de España, las expulsiones son un poco más sensibles: 12 de 26 (el 45% de sus diplomáticos en Moscú), aunque a costa de descapitalizar otras áreas como el consulado o la oficina comercial.
La situación de España contrasta con la de otras potencias de la UE. Alemania expulsó a 40 diplomáticos rusos, pero teniendo un centenar en Moscú, por lo que el impacto de la medida recíproca del Gobierno ruso es más llevadero. De igual manera, Italia entregó a Rusia una lista con 30 diplomáticos rusos que tienen que abandonar el país. Sin embargo, en la embajada italiana en Moscú trabajan unos 70 diplomáticos.
