Carlos Carrizosa: «Que Sánchez llame 'piolines' a las Fuerzas de Seguridad denota psicopatía»
El líder de Ciudadanos advierte de que «el ‘procés’ no ha muerto», sino que ha mutado porque el independentismo no quiere ir a la cárcel
A falta de una semana de que expire el plazo para que el Govern de Cataluña ejecute, como le han ordenado los tribunales, la sentencia que obliga a que las escuelas catalanas impartan al menos el 25% de sus clases en español, el líder de Ciudadanos en Cataluña, Carlos Carrizosa, denuncia que el presidente, Pere Aragonés, prepara una estrategia para perpetrar un «desacato» encubierto y advierte que denunciará ante la Justicia cualquier intento de burlar la Ley.
Carrizosa desmiente cualquier visión idílica sobre una Cataluña pacificada y señala que «el procés no ha muerto», sino que ha mutado y que el independentismo no quiere ir a la cárcel, por lo que procurarán no volver a vulnerar la ley de forma flagrante. Su estrategia ahora -según denuncia Carrizosa- pasa por aplicar un «acoso ideológico» permanente, para expulsar de forma encubierta todo aquello suene a español. La «hispanofobia» que impone el independentismo en Cataluña empieza por la lengua castellana y el acoso a todos aquellos que pretendan usarla con normalidad.
Pregunta.- La Justicia dio un plazo de 15 días para ejecutar la sentencia que obliga a impartir el 25% de las horas lectivas de los alumnos catalanes en español. Ese plazo expira el día 31. ¿Cree que el Gobierno de la Generalitat lo va a acatar o habrá desacato?
Respuesta.- No van a cumplir y habrá desacato. Ellos están viendo cómo visten en el Parlamento su respuesta a la sentencia, para tratar de demostrar a su electorado que incumplen, pero intentar que los tribunales no interpreten que no se cumple. Van a intentar hacer una nueva ley, con el PSC y los Comunes, o bien aprobarán un Decreto con Junts.
P.- Públicamente, dice Salvador Illa que las sentencias hay que cumplirlas…
R.- Eso dice en televisión, pero en la política catalana dice otra cosa, dice que basta con una ligera modificación legal para dar por cumplida la sentencia. Esta modificación legal que propone el PSC, junto con los partidos separatistas y podemitas, pretende que el castellano sea reconocido lengua vehicular en la enseñanza catalana -¡hombre gracias!- pero es un reconocimiento vacío, que no habla de porcentajes, que son lo único que garantiza que se cumplan tanto la sentencia, como la Constitución. Para cumplir con ambas cosas, el conseller tiene que dictar las instrucciones y garantizar que se cumpla ese 25%. Por su parte, el Gobierno de España debería dotar a la Alta Inspección para garantizar que se cumple y poner fin a décadas de impunidad en los incumplimientos. Eso es cumplir, no salir en televisión diciendo que se tiene que cumplir.
P.- ¿Qué plantean ustedes, frente a esa maniobra que denuncia de PSC e independentistas?
R.- De momento, hemos presentado una proposición de ley en el Parlament. Ahí sí que hablamos de porcentajes: proponemos que castellano, catalán e inglés tengan un 25% mínimo en la enseñanza y que los directores de los centros puedan modificar los porcentajes según convenga en cada centro. Eso sí cumple la sentencia y le da la vuelta a cuarenta años de leyes de «normalización lingüística» que podríamos llamar leyes de desconexión lingüística, para ser sinceros. Pensadas para barrer el bilingüismo y para desconectar a los catalanes de sus lenguas oficiales en Cataluña y en España.
P.- ¿No es demasiado arriesgado afirmar que habrá acuerdo entre independentistas, comunes y socialistas? Hasta la fecha se han puesto de acuerdo y han roto al poco tiempo…
R.- El problema es que el socialismo no tiene ningún interés en apretar las tuercas al independentismo para que cumpla con la sentencia. Lo que quiere es poder pactar con ERC y hacer un gobierno tripartito, en el futuro. Esa es la hoja de ruta del PSC. Por otra parte, el PP de Feijóo está haciendo movimientos constantes para captar al nacionalismo. El coordinador general del PP, el señor (Elías) Bendodo habla del carácter plurinacional de España.
P.- Eso se ha matizado por su jefe de filas, Alberto Núñez Feijóo…
R.- Feijóo es un galleguista que genera muchas quejas en Galicia con aquellos que quieren escuelas en las que se pueda estudiar también un poco de castellano, están intentando un apaciguamiento constante con el nacionalismo. Están vendiendo a la ciudadanía catalana y acabarán perdiendo Cataluña y perdiendo España. Las críticas que nosotros hacemos a esa actitud de apaciguamiento no nos hacen olvidar que son los únicos socios posibles en España. La centralidad tiene que pasar por un partido socialdemócrata responsable, uno conservador responsable y un tercero liberal, igualmente responsable. Nosotros pedimos que tanto PP como PSOE sean responsables con la Constitución. Da la impresión de que hay una especie de claudicación ante un nacionalismo que es excesivamente fuerte en España, por una Ley Electoral que les concede el papel de árbitro en nuestra democracia.
P.- ¿Se refiere usted a que todo vale con tal de bajar el suflé catalán?
R.- Sí, pero no lo van a conseguir, porque como el golpe a la democracia generó penas de prisión, el nacionalismo catalán trata de evitar un nuevo ingreso en prisión, pero lo intenta compensar ante sus acólitos incrementando la hispanofobia en Cataluña. Hay una estrategia separatista para arrinconar todo lo que sea español en Cataluña. El conflicto lingüístico forma parte de esa estrategia del independentismo para erradicar todo lo español. Muchos quieren dar por muerto el procés, pero el procés no está muerto, sino que ha mutado de la siguiente forma: una nueva declaración de independencia los llevaría a la cárcel y no quieren ir. Pero lo que hacen es desplegar una campaña contra todo lo español. El procés no ha renunciado a sus objetivos, solo ha cambiado la forma de conseguirlo. Pese a que está prohibido, siguen cortando la Avenida Meridiana, mientras insultan y amenazan y encima chulean de que, si se les ponen una multa, Laura Borràs (presidenta del Parlament) se la quitará.
P.- Visto desde el resto de España, sí da la sensación de que ahora, en Cataluña, se vive mejor, se ha bajado el suflé, se han tranquilizado los ánimos y ha mejorado la convivencia. ¿Es un espejismo?
R.- Hace muy poco ha salido un informe del Observatorio de la Violencia Política en Cataluña que concluye que la violencia política en forma de ataques a las sedes, insultos, de acosos en las redes sociales es prácticamente monopolizada por el independentismo contra el constitucionalismo y que el independentismo no es víctima de violencia política si no que es víctima de alguna otra facción más radical dentro del independentismo. Por mucho que se intente ocultar, sí que hay tensión en Cataluña. No hace mucho, vimos a un niño acosado en Canet, por la cuestión de la lengua. Y tuvimos que salir en tromba, en defensa de este niño, los partidos constitucionalistas, porque parecía que no pasaba nada. Si no llegamos a salir a denunciarlo, seguirían haciéndolo y silenciándolo. También en las universidades hay asociaciones constitucionalistas que son sistemáticamente expulsadas de los campus de forma violenta, mientras los rectores miran para otro lado y la consellera de Universidades califica de fascistas o fascistoides a estos chavales. En Cataluña se vive un acoso ideológico permanente, la plasmación de la hispanofobia, que ha sido la estrategia alternativa al enfrentamiento jurídico directo, como ocurrió con el golpe a la democracia.
P.- Recientemente, el presidente del Gobierno se jactaba en el Congreso de los Diputados de que, con el Gobierno actual se celebran partidos de la selección y con Rajoy había que enviar «piolines», en referencia al barco que sirvió de alojamiento a policías y guardias civiles durante los momentos de mayor tensión, en otoño de 2017…
R.- A mí me han indignado estas palabras de Pedro Sánchez, refiriéndose a Policía y Guardia Civil como «piolines», porque en aquellos días que vinieron a Cataluña Fuerzas de Seguridad del Estado, mal alojadas y mal pagadas, nosotros pedimos protección a los Mossos d´Esquadra y nos daban largas. Tuvimos que recurrir a la Policía Nacional, que nos puso un servicio de escoltas. No sólo me ha dolido que Sánchez llame piolines a los policías, creo que denota una cierta psicopatía.
P.- Ciudadanos tuvo en su día un gran apoyo de la ciudadanía en Cataluña, que no quería la secesión, pero cuatro años después les retiraron buena parte de ese apoyo. ¿Han hecho catarsis y tienen que asumir algún error por su parte?
R.- Entiendo que el hito histórico que supuso que un partido inequívocamente constitucionalista ganase las elecciones en Cataluña generó unas expectativas grandísimas en la sociedad catalana. Pero si no obtienes una mayoría en el Parlament, no puedes gobernar. Nos pasó a nosotros y le ha pasado a Salvador Illa. Igual que Inés Arrimadas, él no se presentó a la investidura, porque no pudo. Queda claro que, para poder gobernar Cataluña desde el constitucionalismo necesitamos una cantidad de apoyo mucho mayor, que quizás no hemos conseguido movilizar ninguno: ni Cs, ni el PSC. Pero para movilizar tiene que haber una expectativa de cambio real. Si el socialismo utiliza sus votos para usarlos de muleta al nacionalismo, nunca se generará esa expectativa. Yo me fijo mucho en lo que pasó en Andalucía hace cuatro años. Las encuestas no daban esa posibilidad, pero al final hubo cambio de gobierno y mejoraron las cosas: ha disminuido el paro, ha aumentado el número de autónomos y de empresas, ha disminuido el número de chiringuitos… Yo quiero hacer algo parecido en Cataluña. Pero para ello el PSC también tiene que tener la vocación de provocar este cambio y tener claro que queremos ese cambio. Pero como Sánchez gobierna gracias al apoyo del nacionalismo, veo alejada la posibilidad de dar un vuelco al gobierno independentista. Pero la realidad es que el cambio vendrá creando las condiciones para forzar el cambio de actitud de los dos grandes partidos nacionales. Que no les salga a cuenta abandonar a Cataluña. Nosotros no lo vamos a permitir.
P.- Más allá de la iniciativa parlamentaria que han planteado en el Parlament, ¿están dispuestos a ir a los tribunales si se desnaturaliza el sentido de la sentencia por parte del independentismo, con el apoyo del PSC?
R.- Rotundamente, sí. Denunciaremos al conseller de Educación, al señor Cambray, para que se proceda contra él por un delito de desobediencia, porque los términos del auto del TSJC son tan inequívocos que es imposible eludirlos sin incurrir en delito. Es la sociedad civil y Cs quienes defienden el bilingüismo en Cataluña y los derechos de la población, porque el Gobierno de España se está inhibiendo, cuando a él le corresponde la defensa de los derechos y la defensa de la Constitución. Tiene los mecanismos para hacerla cumplir.
P.- ¿A qué se refiere?
R.- En cuanto se conoció la sentencia, el Gobierno de Sánchez manifestó falsamente que la Alta Inspección de Educación no podía entrar en los colegios catalanes. Puso la venda antes que la herida, pero, además, cuando la propia sentencia establece que la Alta Inspección es quien vela por el cumplimiento, es obvio que, ante la negativa del Gobierno catalán, el Gobierno de España puede pedir al tribunal una habilitación expresa. Por eso criticamos y exigimos al Gobierno de Sánchez que cumpla con su parte y no lo deje todo en manos de la sociedad civil, para que los machaquen. El pacto constitucional fue que el catalán, que había estado pospuesto y prohibido en Cataluña, obtuviese el lugar que le corresponde en Cataluña y fuese lengua vehicular. Y desde el principio, en los albores de los 80, decían que ellos nunca obligarían a un niño castellanohablante a hablar en catalán, entre otras cosas, por seguir la senda marcada por la Unesco.
P.- ¿Usted, como ciudadano de Cataluña, se sintió ofendido al saber que el CNI espió al hoy presidente de la Generalitat?
R.- Creo que habría sido una grave irresponsabilidad del CNI no vigilar los movimientos de un colectivo independentista que estaba protagonizando el Tsunami Democrático y que estaba dispuesto a cometer todo tipo de ilegalidades, ocupando calles, quemando contenedores, asediando a la comisaría de Policía de Via Laietana, ocupando aeropuertos y carreteras. Me parece un deber de la inteligencia española defenderse de los ataques contra la integridad del Estado. Se lo digo como ciudadano. Y como responsable político tengo la certeza de que esto se ha realizado tal como establece la ley, con todas las garantías, porque ha sido un juez quien ha autorizado estas vigilancias.
P.- El caso es que ha rodado la cabeza de la que fuera responsable del CNI, Paz Esteban…
R.-Dar la cabeza de la responsable del CNI ha sido una deslealtad para con la democracia, la Constitución y el Estado por parte de Sánchez. Y todo para mantenerse en el Gobierno.
P.- Aunque parece que ha bajado el suflé y los métodos empleados son otros, ¿cree que quienes fueron a la cárcel y salieron diciendo Ho tornarem a fer (Lo volveremos a hacer) u otros líderes independentistas pueden volver a desafiar al Estado y vulnerar la ley, como en 2017?
R.- Tenemos a Carles Puigdemont que está montando una red alternativa de embajadas, para hacer -según dicen ellos mismos- lo que no se puede hacer desde la legalidad autonómica del Estado. Están silenciando a la oposición en el Parlament. No ondean las banderas en muchos municipios. Por tanto, el separatismo no renuncia a sus objetivos, aunque está esperando el momento propicio para volverlo a hacer. Entre tanto, incrementa la presión contra todo lo español y hacen la vida de los catalanes más difícil si no son afines a la ideología separatista. Sabemos que hay un éxodo de personas que abandonan Cataluña, se jubilan y vuelven a su tierra, o si pueden se van a trabajar a otro lugar donde vivan con menos presión. Quieren conseguir que la gente se canse e implore concesiones al nacionalismo. Así vivimos los catalanes, con hartazgo.
P.- ¿Está diciendo que no es posible vivir en Cataluña si no eres independentista?
R.-Es imposible vivir con tranquilidad si no es en el ámbito estricto de tu familia y, a veces, ni siquiera así. Nos insultan por la calle y conforme sube la temperatura, sube el nivel de insultos. Cuando hay tensión por la cuestión lingüística, te insultan más por la calle. También te abrazan más los que se sienten defendidos… Pero esa frustración que tienen en el independentismo en ocasiones se transforma en violencia verbal y hasta física. Y fíjese que incluso se atacan entre ellos mismos. A Junqueras, después de haber estado en la cárcel, le gritaron traidor y botifler… Curiosamente, los miembros de Junts y de la CUP se están aliando en lo más radical y contra ERC. Parece una competencia entre los propios socios por ver quién la dice más gorda y radicalizar a la sociedad catalana. No es bueno abundar en la idea de que no ocurre nada en Cataluña, porque, tacita a tacita, va ocurriendo y se está llenando el nivel tolerable de confrontación y tensión en la sociedad catalana.
P.- ¿Hay una relación causa-efecto entre la radicalidad de algunos sectores independentistas y la entrada con fuerza de Vox, por el otro extremo, en la vida política catalana?
R.- Lo que ocurre es que yo sitúo a Vox en un ámbito muy similar al de Podemos: es una opción populista, que no va a ayudar a desencallar la situación en Cataluña. Yo hago un llamamiento a PP y PSOE para que, conjuntamente con Cs, trabajemos para dar una solución a Cataluña, que no pasará nunca por Vox, ni por los comunes, o Podemos; ni pasará tampoco por ceder ante Puigdemont, Junqueras o Laura Borrás.
P.- Cs nació en Cataluña, tuvo un momento de gran éxito y, pese a haber sufrido un severo retroceso, se mantiene, con su Grupo Parlamentario, en Cataluña. ¿Van a intentar ser el referente para el resto de España?
R.- Cs en Cataluña es el referente del constitucionalismo. Es cierto que hemos pasado épocas malas que han llevado a nuestros anteriores votantes a la abstención. Pero tenemos un suelo muy firme en intención de voto. Fíjese que la actualidad política acaba girando en torno a lo que ocurre en Cataluña, porque el caso Pegasus, que ha trastornado al Gobierno de España, tiene su origen en el asunto catalán. Y creo que esta lucha que está llevando a cabo Cs en Cataluña es reconocida en toda España.
P.- Sin embargo, Cs está estancado o en retroceso en las encuestas…
R.- Ha habido una estrategia continuada para tratar de matarnos con las encuestas. Han utilizado las encuestas como arma de guerra contra nosotros. Pero precisamente el caso Pegasus y muchos otros siguen poniendo de relieve la dependencia del Gobierno de España del independentismo, creo que se está produciendo una recolocación en el tablero político español. Y Cs está demostrando que resistimos, con una bajada y un reposicionamiento en la política, pero con la percepción en la sociedad española de que representamos un espacio único, con unos líderes comprometidos y que pedimos y reivindicamos cosas que muchos españoles sienten como necesarias y así nos lo trasladan.
P.- Julio Anguita les decía a aquellos que le aplaudían tanto «no me aplaudáis, id a votar a las urnas, que luego vais y votáis a otro…». ¿No temen que pueda pasarles algo así, que ahogados por el voto útil entre dos polos muy marcados los posibles votantes de Cs voten al PP?
R.- Habría que darle una vuelta a en qué consiste exactamente eso del «voto útil»… ¿Útil para qué y para quién? ¿Para que mangoneen siempre los mismos? En España ya nadie va a sacar mayoría absoluta en estos tiempos. Por eso es muy importante que el elector se dé el gusto de votar a quien quiera votar y a quien le guste de verdad. Después, con resultados menos abultados, puedes condicionar un Gobierno y hacer que las cosas cambien. Le pongo un ejemplo: nosotros somos partícipes del Gobierno de Andalucía y de su éxito y Moreno Bonilla no hubiera gobernado igual de bien si no hubiera estado Cs para impulsar algunas acciones de gobierno que son atribuibles a nosotros al 100%. Hemos llevado Empresa y Turismo, dos sectores que han despegado en la economía andaluza.
P.- ¿Pero no temen que les ocurra como en Castilla y León, donde ustedes gobernaron en puestos clave y, tras las elecciones, se han quedado con un único representante y, por tanto, fuera del Gobierno PP-Vox?
R.- Sí, porque pretendían que desapareciésemos y seguimos sentados en las Cortes de de Castilla y León. En Andalucía, nuestra expectativa es más alta porque ya hemos demostrado que con todas las encuestas en contra y buena parte de los políticos, que quieren que desaparezcamos, seguimos y seguiremos allí. Aspiramos a obtener una representación que nos permita revalidar un acuerdo de Gobierno, porque creemos que ha sido bueno para los andaluces. Y lo ha sido porque estaba Cs.
P.-¿Presentará Cs candidatura en todos los municipios de Cataluña en las próximas municipales y autonómicas?
R.- En Cataluña, Cs somos la segunda fuerza constitucionalista en los Ayuntamientos, después del PSC y el 80% de los catalanes tiene un concejal en su municipio, porque nosotros sacamos buena parte de nuestros votos en las ciudades medianas y grandes. En la Cataluña más interior y de pueblos pequeños, nos cuesta, incluso, articular candidaturas, porque hay una presión muy grande contra el constitucionalismo. Por ejemplo, si tienes una tienda en un pueblo, significarte como representante de Cs puede costarte la clientela de la tienda o algún que otro ataque. En todo caso, aspiramos a tener representación suficiente para gobernar en localidades como Cambrils, El Vendrell, Sant Andreu de la Barca, etc. Si nos comparamos con el PP, por ejemplo, ellos tienen menos de la tercera parte de concejales de los que tuvimos nosotros en las municipales, y Vox no tiene implantación municipal. Nosotros aspiramos a ser la referencia del constitucionalismo en las próximas municipales. Ya estamos preparando candidaturas en algunos municipios y nos hemos puesto las pilas para animar a nuestros votantes a lo largo de todo estos años. Queremos estar muy presentes y recordar todo el trabajo que estamos llevando a cabo en los municipios.
P.- En todo caso, existe una política de bloques, que se asume como tal, en la que, si el PP suma con Vox, gobierna el PP, y si no lo logra, Pedro Sánchez tendrá que hacer geometría variable para conformar gobierno. En esa ecuación no se está considerando a Cs. ¿Van a poder ustedes romper esa dinámica de bloques –quizás errónea- y cómo lo harán?
R.- La política está muy subordinada a la actualidad del día a día y nos da la impresión de que no hay solución, porque no se atisba a corto plazo. Pero la solución está en que el espacio político de la sensatez y el sentido común prevalecerán después de la radicalidad y el enfado. La gente volverá a querer consensos y grandes acuerdos. Cs está en ello y ocupa el espacio de los grandes acuerdos, por lo que nuestro espacio está llamado a crecer, en cuanto la gente sea capaz de rechazar este ambiente frentista, con populismos de derechas e izquierdas atizando el enfrentamiento.