El Gobierno ve garantizada la defensa de Ceuta y Melilla por parte de la OTAN
España celebra que por primera vez la OTAN hable de proteger «la soberanía y la integridad territorial de todos los aliados contra cualquier agresor»
El Gobierno de Pedro Sánchez ve garantizada la defensa de las ciudades de Ceuta y Melilla ante un ataque externo, con la inclusión de un párrafo en el nuevo concepto estratégico de la OTAN de once páginas en el que se subraya que se defenderá «cualquier centímetro del territorio aliado» y se protegerá «la soberanía y la integridad territorial de todos los aliados para prevalecer contra cualquier agresor», dejando así claro que la delimitación la marca el orden constitucional de cada país.
Fuentes gubernamentales han hecho hincapié en que por primera vez se introduce en un plan estratégico de la OTAN la integridad territorial y la soberanía «de los aliados», cuando hasta ahora era un compromiso más difuso ya que hasta ahora en los documentos aliados se hablaba en genérico sobre la territorialidad o soberanía «aliada».
En este sentido, para Moncloa, se borra cualquier duda sobre la protección de Ceuta y Melilla por parte de la OTAN, aunque desde el Gobierno no tenían «la menor duda» de su cobertura legal ya antes de esta referencia. A su juicio, es «jurídicamente más preciso» hablar de integridad territorial de los aliados, lo que aseguran que no ha generado ningún debate en el seno de la Alianza.
«Si bien la OTAN es una alianza defensiva, nadie debería dudas de nuestra fortaleza y determinación para defender cualquier centímetro de territorio aliado, preservar la soberanía e integridad territorial de todos los aliados para prevalecer contra cualquier agresor», se indica en el punto 20 del concepto estratégico. En todo caso, no se mencionan de forma específica a Ceuta y Melilla.
El tratado de la OTAN no cubre a Ceuta y Melilla
El máximo responsable de la OTAN, Jens Stoltenberg, recordó el lunes en una rueda de prensa desde Bruselas que el artículo 6 del Tratado del Atlántico Norte define «el ámbito geográfico» que cubre «las garantías de defensa colectiva» si alguno de los aliados es atacado por un país tercero y requiere la ayuda del resto de socios de la OTAN invocando el 5.
Stoltenberg insistió en que el citado artículo 6 enumera aquellos territorios que están incluidos en Europa, Norteamérica o las islas «bajo la jurisdicción de cualquiera de las partes en la zona del Atlántico Norte por encima del Trópico de Cáncer». Tanto Ceuta como Melilla se encuentran geográficamente en África y por ello, no les alcanza ese paraguas. Es lo mismo que le ocurre a las Malvinas, un territorio británico en el Atlántico sur que reclama para sí Argentina y que se encuentra por debajo del Trópico de Cáncer.
Las palabras de Stoltenberg enfriaron, por tanto, las expectativas creadas por el Gobierno de Sánchez, que sí consideraba que la redacción del documento ampara a Ceuta y Melilla. En todo caso, si hubiese un ataque externo contra ambas plazas norteafricanas -Marruecos sería ese hipotético país-, España debería convencer a los aliados para que le ayuden frente a la agresión, pues la redacción del concepto estratégico no garantiza una respuesta automática de los socios de la OTAN.
La Alianza Atlántica destaca en dicho documento que hará uso de «todas las herramientas proporcionadas militares y no militares que se encuentren a su alcance para responder a todas las amenazas contra su seguridad de la forma y en el momento en que corresponda».
Esta estrategia se enmarca, tal y como recoge el documento, en una política de «360 grados» que busca impulsar la posición de defensa y disuasión de la OTAN en plena invasión rusa de Ucrania. «En un entorno de estratégica competencia, mejoraremos nuestra conciencia global y buscaremos disuadir, defender, impugnar y negar en todos los dominios y direcciones, en línea con nuestra aproximación de 360 grados», se subraya.
Los aliados hacen hincapié en que la posición de «disuasión y defensa» de la OTAN se basa en una combinación «adecuada» de capacidades de «defensa nuclear, convencional y antimisiles, complementadas con capacidades espaciales y cibernéticas». En este sentido, subrayan que este compromiso es «proporcionado y totalmente en línea con nuestra política internacional».
«Emplearemos herramientas militares y no militares de manera proporcionada, coherente e integrada para responder a todas las amenazas a nuestra seguridad en la manera, tiempo y escenario de nuestra elección», advierten los aliados en el citado punto 20 del concepto estratégico.
El otro punto que la delegación española ha peleado para que saliera adelante es el 11, en el que por primera vez hay una mención a la región del Sahel como foco de «conflicto y fragilidad» para la OTAN. «Los conflictos, la fragilidad y la inestabilidad en África y Oriente Próximo afectan directamente a nuestra seguridad y la de nuestros socios. El vecindario sur de la OTAN, en particular las regiones de Medio Oriente, África del Norte y el Sahel enfrentan problemas interconectados, desafíos de seguridad, demográficos, económicos y políticos».
A juicio de los aliados, estos problemas «se agravan por el impacto del cambio climático, instituciones frágiles, emergencias sanitarias e inseguridad». Esta situación abona «un terreno fértil para la proliferación de organizaciones no estatales, grupos armados, incluidas las organizaciones terroristas». Un escenario que permite «desestabilizar e interferir de forma coercitiva» a competidores estratégicos, se indica en el documento.