Luis de Grandes: «El proyecto de Yolanda Díaz es el proyecto de Pedro Sánchez»
Hablamos con él del centroderecha español, de dónde viene el PP y hacia dónde va y de lo que queda del PSOE de González y hacia dónde lo lleva Sánchez
Tras 27 años en el Congreso de los Diputados, ocho en las Cortes de Castilla-La Mancha y otros quince en el Parlamento Europeo, el que fuera miembro de la UCD y años después portavoz parlamentario con Aznar, hace un repaso por la historia del PP,-un partido que, en su opinión, es centrista en esencia y no de derechas,- hasta llegar a la actualidad. Recuerda que, pese a su buena amistad con María Dolores de Cospedal, él apostó por Feijóo desde el principio, porque era lo que necesitaban. Luis De Grandes, que acaba de publicar sus memorias políticas bajo el título Testigo de un tiempo. Historia del centroderecha español, se basa en sus vivencias del pasado para analizar el presente y sus retos. Cree que ha llegado el momento de abordar la reforma del Poder Judicial de forma consensuada con el PSOE y que no corren tiempos de Gran Coalición, sino de un gran Pacto de Estado. Centrista vocacional, De Grandes piensa que el bipartidismo vuelve por sus fueros, mientras se desploma la extrema izquierda a pesar de los intentos de Pedro Sánchez por resucitarla, con el proyecto de Yolanda Díaz. A Vox también le augura una pronta rebaja de sus expectativas electorales, porque su éxito es coyuntural. Pero, por si acaso, aconseja a Feijóo que se centre en reforzar el PP sin pegarse con Vox.
PREGUNTA.- Usted aconsejó a María Dolores de Cospedal, siendo ella secretaria general del PP, que pidiese a Alberto Núñez Feijóo que se presentase a las primarias de 2018. ¿Es de los que piensa que Feijóo ha llegado a la presidencia del PP con dos años de retraso?
RESPUESTA.- Sí, en cierta forma, pero no por su culpa. Él tenía una enorme responsabilidad política, anímica y sentimental con Galicia, que para él no es cualquier cosa, y no lo pudo aceptar en aquel momento. Estoy muy contento de que el tiempo me haya dado la razón, pero en aquel momento entendía que la persona que podía concitar la unanimidad entre las dos poderosas señoras era él. Cuando, noblemente, me preguntó Cospedal, le dije que, aunque pudiera sonarle mal, mi opinión era que ella, como secretaria general, debía proponérselo a Rajoy. Añadí: «Tú quedarás bien y es bueno para el partido».
P.- ¿Cómo se lo tomó ella?
R.- Se sorprendió, pero inmediatamente reaccionó y me dijo: «Lo voy a hacer».
«Feijóo concita unidad interna y atractivo exterior para ganar elecciones»
P.- ¿Sabe si lo hizo?
R.- Sí. Me consta que lo hizo. Pero en aquel momento Feijóo, que no sólo recibió ese input, sino otros desde muchos lugares del partido, pensó que no debía hacerlo. El tiempo me ha confirmado que lo que pensé es una realidad y no solo concita unidad interna, sino vis atractiva interna de cara al exterior, para poder ganar las elecciones.
P.- ¿Es lo que necesitaba el PP?
R.- Sí. Tiene todo eso que he mencionado y la autoritas, además de la potestas, que se le da por añadidura a quien gana. Pero la potestas no sirve de nada si no se tiene autoritas. Casado, por ejemplo, utilizó la potestas para hacer una operación trinchera y se equivocó de medio a medio.
P.- En todo caso, Feijóo no ha tocado gran cosa de lo que dejó Casado a nivel orgánico, más allá de su círculo más próximo…
R.- Es que Feijóo ha hecho todo lo contrario de lo que hizo Casado: no ha rechazado a nadie, ha visto qué había en el patio, ha respetado todo, ha tomado sus decisiones muy directas y aún tomará muchas otras, pero está mandando con autoridad. Y todo el mundo se lo reconoce. Yo me siento muy satisfecho por una razón: porque mi tesis es esa: eso es lo que tiene que ser el centro derecha. El centro derecha tiene que pivotar sobre el centro de forma inequívoca, pero no tiene que absorber la socialdemocracia como parte del centro derecha.
P.- El PP sí está pidiendo el voto a los electores socialistas…
R.- Es que, por mucho que el bipartidismo se quiera anular, ese papel debe jugarlo el PSOE… ¡ojalá vuelva a ser un partido socialdemócrata moderno! Y que se produzca la alternancia entre centro derecha y centro izquierda, sin convulsiones y donde las decisiones se toman en el ámbito de la UE. En ese centro caben matices y proyectos políticos, pero no exotismos ni a la derecha ni a la izquierda, de forma que la gente se haga un lío…
P.- Se olvida de las «minorías», que mandan mucho más del peso que tienen y son decisivas… desde hace mucho tiempo en el sistema político español…
R.- Es cierto. Yo las respeto. Y la Ley Electoral es un sistema proporcional corregido donde las minorías siempre van a estar. Pero no de forma tan decisiva como para estar permanentemente condicionando gobiernos. Eso se podría cambiar, con una reforma de la Ley Electoral, sin necesidad de modificar la Constitución, pero haría falta un gran consenso y que los dos grandes partidos, de nuevo, tuvieran la grandeza y la oportunidad de comprometerse a hacerlo.
P.- El último gran consenso para una modificación en la Constitución se dio hace más de una década, a punto de salir Zapatero del Gobierno y entrar Mariano Rajoy…
R.- Sí… después del fracaso económico de Zapatero… Lo propuso él mismo y se le dijo de forma inmediata que sí. Pero eso son decisiones puntuales. Para modificar la Ley Electoral, con independencia de cumplir escrupulosamente la norma, hace falta un gran consenso. Las reglas del juego tienen que estar siempre consensuadas.
«Aznar es el verdadero fundador del centroderecha español»
P.- Usted que ha estado en UCD y en el PP, en el gobierno y en la oposición, en el Parlamento español y en el europeo… ¿En qué situación ve a la derecha española, que durante la etapa de Aznar se agrupaba entorno a unas siglas y ahora comparece ante el elector al menos en tres opciones: Cs,PP y Vox?
R.- Yo nunca fui partidario de la disolución de la UCD, ni de aquello que dijo mi amigo Rodolfo–Martín Villa: «UCD muere, porque ha cumplido como una empresa con su objeto social». Siempre pensé que UCD tenía que ser el germen del centroderecha. Y no lo fue, porque Adolfo Suárez quiso marcharse al centroizquierda. Él podía hacer lo que le diese la gana, porque tenía legitimidad para ello, pero al ser presidente ya no puede ser el líder de un partido de centroizquierda. Y en aquel momento, todas las tribus internas (demócrata cristianos, liberales, conservadores) teníamos derecho a pelear por dejar nuestra impronta. Todo eso ha sido parte de la elaboración de un proyecto de centro derecha, que fue la UCD, pero murió. Lo que ocurre es que Manuel Fraga lo reconstruyó, aceptando la refundación, pero quien la hizo efectiva fue Aznar, volviendo a reunir a las distintas tribus bajo las siglas PP. Aznar es el verdadero fundador del centroderecha moderno español.
P.- Dice usted de Aznar que se le percibía como una persona muy hierática…
R.- Pero también cuento que, en las reuniones de maitines era perfectamente asequible y se podía opinar libremente lo que se pensaba y a mí jamás me dio una consigna y fui durante ocho años su portavoz parlamentario. Aznar era un líder con autoritas también, que fue capaz de reconstruir la UCD.
P.- ¿El reto ahora para Feijóo es volver a reunificar la derecha, incluido Vox?
R.- No. No hay que hacer reunificaciones nuevas. Vox es un partido digno, pero no puede ser el eje del centroderecha español, de ninguna de las maneras. No se puede estar pensando que Europa es algo exógeno, cuando casi se ha quedado pequeña… Lo que hay que hacer es intentar ser lo más influyente posible en el club y defender los intereses y la identidad del país día a día. Tampoco se puede negar el Estado de las autonomías. Quizás el Título VIII no es lo mejor de la Constitución, pero no hubiera sido posible el consenso constitucional sin el Título VIII, porque existían los antecedentes de Cataluña, de Galicia y del País Vasco y lo que se hizo fue obrar el milagro de que fueran capaces de encardinarse en un modelo que hiciera posible la diversidad, el pluralismo y la unidad de España. A partir de ahí, todo lo demás es posible, pero eso no se puede modificar. No se puede aceptar el planteamiento de Vox, porque sería cargarse la clave del arco.
«El éxito de Vox es coyuntural: se da porque la extrema izquierda está en el Gobierno»
P.- ¿Entonces por qué surge Vox, para poner en riesgo la arquitectura constitucional?
R.- La aparición de Vox es lógica, porque la existencia de la extrema izquierda ha producido la aparición de gente más de derechas…
P.- El caso es que, mientras la extrema izquierda ha ido bajando, Vox no ha parado de subir…
R.- Momentáneamente. Vox ha venido para quedarse. Yo tengo muchos amigos en Vox y soy consciente de ello. Pero el auge de Vox se da porque está la extrema izquierda en el Gobierno. Ningún Gobierno europeo tiene a los comunistas en su seno. La existencia de Vox se debe al principio de acción reacción y la entiendo, aunque no la comparto para nada. Pero la situación de Vox es la foto del momento. El primer palo que han recibido en las elecciones andaluzas es prueba de ello: se han pasado de largo y ya no aparecen como útiles, con aquello de que «si el PP necesita un solo voto…estaremos en el Gobierno». Si el electorado percibe que das más importancia a tu posición que lo que tienes en tu frontispicio de la idea de España, lo pagas carísimo. Y eso es lo que ha pasado. El éxito de Vox es coyuntural. Pero eso se acaba, como también se va a acabar en la extrema izquierda y Pedro Sánchez la va a tener que reinventar…
P.- ¿A qué proyecto se refiere?
R.- Al que ya está reinventando… El proyecto de Yolanda Díaz, ‘la escuchante’, no es un proyecto de la izquierda, es el proyecto de Sánchez, que está detrás, para sustituir la caída de Podemos. La candidata de Sánchez es la ‘escuchante’, que no va a tener que escuchar nada… Va a seguir en el Gobierno todo lo que pueda, porque tiene que sustituir el contrapunto de esa izquierda que no es socialdemócrata.
P.- Sus amigos de Vox, que proceden del PP, ¿por qué se van y siguen en Vox? ¿Qué le reprochan al PP?
R.- Porque dicen que no hay contundencia en la defensa de una idea de país que ellos tienen y porque creen que los comunistas se están haciendo con el país.
P.- Pero quienes vienen de la militancia en el PP han hecho un viraje antieuropeo difícil de justificar… El PP lleva unos 30 años integrado en el PPE…
R.- Los democristianos nos sentimos fracasados en nuestro intento de que fuera un partido protagonista en la historia de España, pero estamos muy orgullosos de ser quienes tejimos la urdimbre ideológica del PP. Y lo llevamos al PPE, y a la Internacional Demócratacristiana, así como inculcamos las ideas de la subsidiariedad, la solidaridad y la economía social de mercado. Todo eso es el Partido Popular, que es un partido muy moderno. ¡No tiene que cambiar nada! Al pobre Rajoy, que tiene una cabeza esplendorosa, no digo pobre en ese sentido… sino porque le tocó administrar la ruina que le dejó Zapatero y si seguimos así, al que venga le va a tocar lo mismo.
«Feijóo tiene que fortalecer al PP sin pegarse con Vox»
P.- ¿Y a Feijóo no le va a tocar reunificar a la derecha?
R.- No tiene que hacer nada. Tiene que fortalecer al PP, sin pegarse con Vox; tiene que centrarse en que el PP es el crisol que aúna todas las sensibilidades y centrarse en el adversario, que es el PSOE. Buscar la alternancia. Ahora mismo, hay votantes del PSOE que, en Andalucía, han votado al PP…
P.- Entre los presidentes Suárez, Aznar y Rajoy, ¿con cuál se quedaría?
R.- Eso es elegir entre papá y mamá…
P.- Y la abuelita, que son tres…
R.- Yo tengo mucha identificación personal con Rajoy, porque es un tipo superinteligente, con sentido del humor… Me cuesta escuchar las críticas que le hacen a veces de forma vana… Pero cada personaje tiene su valor en la historia. Suárez hizo su propia historia. La Transición se hizo desde la actitud de Suárez, que cogió esa bandera… Lo único que le critico es que, al final, declinó en su liderazgo. Quizás tuvo demasiada presión de unos y otros y perdió aquella aureola de líder… Pero le tengo puesto en el altar más grande de la política. A Fraga también le tengo en gran estima, aunque nunca me fui con él. No quiero olvidarme de Calvo Sotelo, que tuvo la mala suerte de que le dieron el golpe de Estado del 23-F, pero tuvo las agallas de meternos en la OTAN y de no consentir el amaño que habían hecho en el juicio del Golpe, en el que, prácticamente, absolvieron a todos los golpistas. Lo recurrió y lo ganó. Hubiese sido más importante si no hubiese tenido que gobernar en ese espacio temporal. Después, José María Aznar tuvo conmigo la deferencia de mantenerme durante ocho años siendo su portavoz parlamentario. Tuvimos cosas buenas y malas, como la guerra de Irak…. Yo siempre digo que hay cosas que, aunque tengas razón, si no eres capaz de explicarlas de forma que te entiendan, no te vale la razón. Ese es un problema… En el caso del Prestige, los gobiernos de izquierdas han tenido que seguir pleiteando a nivel internacional ¡con los mismos argumentos que nosotros! Pese a todo, teníamos una buena cuenta de resultados…Pero vino el 11-M y la izquierda no estuvo a la altura…
P.- ¿Y el Gobierno sí lo estuvo, sosteniendo la autoría de ETA?
R.- Yo no defendí nunca la autoría de ETA… Yo defendí públicamente que no, porque yo tenía una obsesión por el tema islamista…Recuerdo que el portavoz del PNV, Iñaki Anasagasti, me preguntaba por qué preguntaba siempre en las comisiones de secretos oficiales por el islamismo, al margen del tema de Irak… Pero el comportamiento del PSOE, rodeando las sedes del PP, es un horror. Pablo Iglesias presume de ello, de que estaba allí en primera fila, pero fue una canallada. Hubiésemos ganado las elecciones, porque el PP sacaba ocho puntos al PSOE…
P.- ¿Cree que en España es posible pensar en una Gran Coalición de socialistas y populares?
R.- Lo hemos intentado dos veces… Rajoy lo pidió y le dijeron que verdes las han segado.
P.- Pero también el PSOE le permitió gobernar con su abstención y se rompió el partido…
R.- Una parte del PSOE, bastante seria e importante, cuando vieron llegar a Sánchez, fueron a por él, porque pensaron que los iba a llevar donde los ha llevado. Y perdieron contra Sánchez, pero no se fueron a su casa, sino que se quedaron de monaguillos, como dice Emiliano García Page. Y ahora van perdiendo fuerza e influencia, porque perdieron la baza y se han plegado a Sánchez. Ahora nadie levanta la voz ante Sánchez en el PSOE. Nadie es nadie. La democracia interna en el PSOE ha pasado a mejor vida.
«Más que una Gran Coalición hay que hacer un gran Pacto de Estado»
P.- ¿Pero usted sería partidario de una Gran Coalición?
R.- Nunca hay que rechazarlo, especialmente en momentos en que España se juega su fortaleza, su unidad… Pero ahora mismo no es necesaria…
P.- ¿Ni siquiera frente a la gran crisis que se avecina y contra la que nos previenen desde su partido, entre otros…?
R.- Lo que hace falta es conjugar criterios serios, frente a la crisis económica que se nos viene encima, porque eso que se nos viene encima es muy grave. Más que una coalición formal, habría que hacer un gran Pacto de Estado y coincidir en los grandes parámetros de los que necesita España. Eso estaría muy bien y es lo que está proponiendo Feijóo. No lo dice con la boca pequeña, lo dice de verdad.
«Ha llegado el momento de hacer una modificación consensuada del Poder Judical. Me consta que Feijóo aceptaría»
P.- ¿Deberían renovarse los órganos constitucionales?
R.- Yo he negociado muchas cuestiones a lo largo de mi trayectoria política… Ahora el PSOE todo lo deriva a la renovación del CGPJ al grito de ¡cumpla usted la Constitución! Yo creo que ha llegado el momento de hacer una modificación consensuada del Poder Judicial. Y, aun perdiendo, Feijóo debería estar dispuesto a hacerla. Pero el sistema de que los jueces sean elegidos por jueces es esencial. O crees o no crees en la división de poderes. Si de lo que se trata es de colocar a una ministra de Justicia en la Fiscalía General del Estado, si se trata de tener mayoría en el Tribunal Constitucional … si ese es el lenguaje, creo que no habrá pacto, pero si se trata de sentarse y decir que les corresponde la alternancia antes de que pierdan las elecciones, pero hecha sobre la base de modificar y mejorar el sistema, Feijóo acepta.
P.- ¿Eso le consta?
R.- Sí.
P.- ¿Cuál es la maldición de los partidos de centro en España, que como la UCD, UPyD, Cs, siempre acaban estrellándose?
R.- Es un tema muy europeo: los partidos liberales son los que han tenido éxito con altibajos, porque pasan de ser decisivos para la gobernabilidad a desaparecer.
Yo siempre he sido centrista y lo sigo siendo, pero creo que, en España, hemos acertado con la fórmula PP, que es un partido de centroderecha, pero que está en el centro. Es un partido que, desde su estructura, es centrista, no es de derechas. Esa es la verdad. No nos parecemos nada a Vox. Y no debemos perder el tiempo en diferenciarnos. Basta con convencer al electorado de que los partidos de centro, como el PP, son los que dan la estabilidad.
«El PP es centrista, no es de derechas»
P.- ¿Cree que volveremos al bipartidismo?
R.- Es que algunos se apresuraron a decir ¡el bipartidismo ha muerto! Y eso no es verdad. Cada vez que existe ese tipo de apertura, por razones de la ley, siempre volvemos al punto de partida.
P.- Usted ha vivido tres legislaturas en el Parlamento Europeo, donde se aplica un cordón sanitario a la extrema derecha. ¿Es una medida saludable y a imitar en España?
R.- Eso es una tontería… El Parlamento Europeo, democristianos, socialdemócratas y liberales, en las cosas importantes nos hemos puesto de acuerdo siempre sin necesidad de cordones sanitarios. Allí un buen día se trazó una raya y se dejó a un lado tanto a la extrema derecha como a los comunistas. Y, aunque los exaltados siempre van a existir, ese es el funcionamiento del Parlamento Europeo… Los alemanes, por ejemplo, tomaron una decisión muy drástica y dejaron, por Ley, fuera del sistema a los comunistas y al nazismo. Eso lo hizo la socialdemocracia alemana junto con los democratacristianos… Yo quiero volver a ver esa socialdemocracia de Willy Brandt…
«Felipe González tiene un lugar en la historia y Carrillo más méritos que toda la pléyade que hoy levanta banderas comunistas»
P.- ¿La socialdemocracia de Felipe González?
R.- ¡Claro! Yo hago elogios de Felipe González. ¡Cómo no lo voy a hacer! Hizo un partido moderno, el PSOE, se puso a las órdenes de la socialdemocracia alemana, anuló el marxismo, fue capaz de rectificar y se dio cuenta de que eso de que «OTAN, de entrada no» era una chorrada y rectificó. Felipe González tiene un lugar muy importante en la historia. Y también Carrillo – que no todo es Paracuellos- hizo un eurocomunismo de Estado, con una transformación ideológica, desde el totalitarismo a la participación y el pluralismo democrático; llegó a España, se quitó la peluca, quitó la hoz y el martillo y levantó la bandera de España al tiempo que se puso a trabajar en la fase constituyente, ayudando y mucho…¡Cómo no voy a elogiar a Santiago Carrillo! El comunismo de Carrillo tiene mayores méritos para el elogio que toda esta pléyade de personajes que levantan hoy las banderas comunistas. No soy un nostálgico, que conste, pero digo lo que veo.
P.- ¿Hay que recordar la historia más reciente de nuestro país y por eso ha escrito Testigo de un Tiempo. Historia del centroderecha español?
R.- He cometido la temeridad de escribir una memorias, pero mi libro es una excusa, porque yo quiero contar la historia del centroderecha español, una historia que he tenido el privilegio de vivir en primera fila.