Borràs azuza las calles contra el Parlament con una protesta este jueves que ni la ANC secunda
La presidenta del Parlament convoca a sus fieles ante las puertas de la institución sin el apoyo de los principales actores del agitprop nacionalista
Laura Borràs busca mantener su cargo como presidenta del Parlament por tierra, mar y aire. Este jueves ha convocado a sus fieles ante las puertas del Parlament para protestar contra su procesamiento por los presuntos delitos de prevaricación y falsedad documental que se le imputan durante su etapa al frente de la Institución de las Letras Catalanas.
La dirigente de Junts denuncia que es un «caso de persecución política» y se niega a dar un paso al lado en el Parlament pese a que la mayoría de la Cámara ha acordado su suspensión en base al reglamento de la institución. Borràs ha decidido lanzar un pulso a la Mesa del Parlament que este jueves debe votar su destitución.
A través del ‘Grupo de apoyo a Laura Borràs‘, que gestiona la propia diputada, busca un nuevo choque entre la calle y la política institucional, con el fin de obligar a sus socios independentistas a significarse en su contra. Los tres ejes de la concentración son los de denunciar que es «un caso de persecución política», defender la «presunción de inocencia» y preservar los «derechos fundamentales».
Ni la ANC ni Òmnium defienden a Borràs
Esta manifestación, sin embargo, no cuenta con el apoyo ni de ERC ni de la CUP, y tampoco ha sido secundada por los principales actores del agitprop nacionalista: la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural han evitado promocionar la protesta a través de sus canales oficiales en las redes sociales o Telegram. Un hecho inédito, ya que ambas entidades son expertas en calentar los motores desde días antes para asegurarse presencia en las calles.
«Es difícil que vaya mucha gente. Pero sí la suficiente para incomodar a ERC», calculan fuentes cercanas a la ANC consultadas por THE OBJECTIVE. Borràs ha convocado a sus fieles a las 11:30h de la mañana ante el Parlament. En su momento, ya logró que centenares de personas de la sociedad civil catalana firmaran el manifiesto ‘Laura Borràs, cultura, compromís i llibertat’.
Como informó este diario, Carles Puigdemont también rubricó dicho manifiesto, pero desde el inicio del caso está manteniendo un perfil muy bajo sin salir públicamente en su defensa ni publicitándolo en sus redes sociales. Una posición que dista con la que tiene el exmandatario catalán con los casos judiciales que afectan a su jefe de Oficina, Josep Lluís Alay, a su fiel escudero y exvicepresidente del Parlament Josep Costa, o al rapero Valtonyc.
Borràs quiere retratar a ERC y CUP
Desde la asunción del cargo como presidenta del Parlament, la dirigente de Junts ha insistido a sus socios independentistas en la necesidad de abordar un cambio en el reglamento de la institución para eliminar el artículo que obliga a sus diputados a dimitir cuando son sujetos de una investigación judicial. Al menos, hasta que no haya una sentencia condenatoria.
Su posición cuenta con el aval de los letrados del Parlament, dado que desde una perspectiva jurídica y garantista consideran que privar a un diputado de su condición, en ausencia de sentencia firme, da demasiado poder a los jueces sobre el legislativo y el ejecutivo, además de no respetar el principio de presunción de inocencia. No obstante, este criterio no es compartido por ERC, la CUP ni por una parte de su propio partido.
De hecho, fueron los partidos independentistas los que promovieron la inclusión de este artículo en el reglamento con el fin de dar ejemplaridad ante cualquier sospecha de corrupción. Y, por este motivo, hasta el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, ha reprochado a Borràs que se ponga por encima de la institución, al hacer caso omiso de unas reglas acordadas entre las distintas formaciones políticas.
Antes de recurrir a la movilización de las calles, la dirigente nacionalista intentó que prevaleciera el artículo 25.1 del reglamento (en lugar del 25.4) para que la mayoría del pleno votara sobre su continuidad. Y, de este modo, obligar a ERC y la CUP a retratarse públicamente.
Una amenaza para la estabilidad del Govern
El aparato de Junts también teme que el pulso de Borràs en el Parlament precipite su salida del Govern. La cúpula de los neoconvergentes, con Jordi Turull al frente, están calculando el tipo de defensa que hacen sin poner en riesgo su continuidad en el Ejecutivo. Hay más de 300 altos cargos de Junts en la estructura pública de la Generalitat, que quieren mantener sus posiciones y creen que una renuncia sería ceder a ERC todas las ventajas de gobernar y marcar la agenda política.
Desde ERC también son conscientes de que si la división en el independentismo aboca a unas nuevas elecciones en la región, tendrán muy difícil de cara a sus electores justificar su apoyo a los Presupuestos Generales de 2023. Todo ello, en un contexto donde se acaba de retomar la mesa de diálogo entre gobiernos y sobre la mesa está la «desjudicialización» de las causas que afectan a todos los independentistas. Ya sea en el extranjero o en territorio español.