El único caso que revelaba tóxicos tras una denuncia por pinchazos es un falso positivo
Las denuncias por presuntas sumisiones químicas ascienden a 138. Ningún caso ha revelado sustancias tóxicas ni tiene delitos sexuales relacionados
La única denuncia que la Policía Nacional investigaba como un presunto caso de sumisión química vinculado a un pinchazo en una discoteca, después de que los análisis a la víctima revelasen sustancias tóxicas, ha sido descartada finalmente por los agentes al tratarse de un falso positivo, aseguran fuentes policiales de gran solvencia a THE OBJECTIVE. En un primer momento, la joven dio positivo tras ser examinada en el hospital. Sin embargo, poco después, los facultativos acreditaron que el dictamen había sido erróneo: no había rastro de droga en sangre.
Los hechos ocurrieron hace dos fines de semana, durante las fiestas en el barrio de Montevil, en Gijón (Asturias). Entrada la noche, una joven de 13 años sintió un pinchazo en la pierna mientras estaba con un grupo de amigas. Tras denunciarlo ante la Policía Nacional, la menor fue trasladada al centro hospitalario donde le realizaron los análisis pertinentes. Pese a que dio positivo en éxtasis líquido, más tarde los médicos comprobaron que se trataba de un falso resultado.
Hasta ahora, el de esta menor era el único caso en el que se sospechaba de un pinchazo vinculado con la sumisión química. Según las distintas fuentes policiales consultadas por este periódico, las denuncias por esta práctica ascienden a 138 en todo el país. Sin embargo, en ningún suceso se han hallado restos de inoculación de sustancias tóxicas ni hay asociados delitos como agresiones sexuales o robo. Policía y Guardia Civil investigan 100 casos, repartidos en distintas comunidades autónomas, entre ellas, Andalucía, Comunidad Valenciana, Cantabria o Baleares. La Ertzaintza tiene sobre la mesa 15 casos en el País Vasco y los Mossos d’Esquadra, 23, a falta de que la policía catalana actualice este martes sus pesquisas, indican desde el cuerpo autonómico.
Las denuncias crecen un 130%
Respecto a las denuncias que investigan los cuerpos nacionales, las fuentes precisan que son casos «muy recientes» y «necesitan margen para su consolidación y análisis». En cualquier caso, insisten en que no hay constancia de ningún positivo en drogas vinculado a los pinchazos en discotecas. El pasado viernes, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, cuantificó en 60 las denuncias que analizaban las fuerzas de seguridad españolas. Este martes son ya más del doble (138), han aumentado un 130%.
El titular de Interior explicó que los agentes trabajan con el objetivo de determinar «qué hay detrás»: si un fenómeno de sumisión química para cometer un delito o si lo que se persigue es «una sensación de inseguridad». Sobre lo primero, fuentes policiales difieren. Al no haber positivos en tóxicos ni delitos posteriores «no se puede hablar de sumisión química como tal». «Carece de toda lógica someter a una persona sin que posteriormente se pretenda cometer algún delito», sostienen.
Una postura que también respaldan los expertos. Desde Energy Control, uno de los laboratorios más reputados en materia de drogas, aseguran que «no existen evidencias que lleven a pensar que se trate de casos de sumisión química». Y desgajan varias piezas que no terminan de encajar en esta historia. Entre ellas, la dificultad de inyectar una sustancia con precisión: «Resulta complicado, para una persona no capacitada, realizar este tipo de inyección con precisión, especialmente en un entorno con poca luz y movimiento, como un club nocturno o un bar». La dificultad en conseguir ese tipo de sustancias, «difíciles de obtener» y «aún más difíciles de suministrar», o el hecho de que no se «haya incautado ningún objeto» utilizado para esos supuestos pinchazos.
Delito de lesiones
Sea como sea, el ministro incidió en que esta conducta, denunciada en su mayoría por mujeres, a excepción de un caso, «es por sí sola delictiva», y señaló que el pinchazo era un delito de lesiones con la circunstancia agravante de género. Para el Gobierno vasco, en cambio, esta práctica será directamente un delito de odio. La Ertzaintza imputará este delito a las personas que sean acusadas formalmente de haberlos causado, según recoge una circular que el Departamento de Seguridad autónomo ha remitido a las distintas comisarías de la región. Los acusados de llevar a cabo estas acciones podrían enfrentarse a penas de cárcel de entre uno a cuatro años y a una multa económica.
El relato de las denunciantes es similar. Siempre en un ambiente festivo, las víctimas sienten un pinchazo en alguna parte de su cuerpo y, posteriormente, padecen picores, mareos, náuseas e incluso sensación de pérdida de conocimiento. En el caso de una de ellas, según denunció en las redes sociales, quedó inconsciente en el interior del local cuando pedía ayuda a un portero. Las autoridades siguen investigando qué y quién ha podido estar detrás de estos episodios. Sin embargo, piden a los ciudadanos no caer en alarmismo habida cuenta de que los casos registrados hasta ahora han revelado pocas certezas a las pesquisas que siguen Policía Nacional, Guardia Civil, Ertzaintza y Mossos d’Esquadra.