Espadas se blinda en el Senado por temor a una nueva debacle del PSOE en las municipales
El líder andaluz defiende su presencia en la Cámara Alta para participar en «uno de los debates clave de la legislatura, el de la financiación autonómica»
En casa de herrero, cuchillo de palo. El líder de los socialistas andaluces, Juan Espadas, está obsesionado con que sus compañeros se centren. Para evitar que se dispersen ha solicitado a algunos dirigentes que no acumulen cargos. En cambio, él mantiene dos actas: una en el Parlamento de Andalucía, otra en el Senado. La explicación oficial es que su presencia en la Cámara Alta es vital para participar en «uno de los debates clave de la legislatura, el de la financiación autonómica». Sus compañeros lo consideran un ardid por el temor a una nueva debacle electoral del PSOE en las municipales del próximo año. Creen que si los resultados le obligan a dimitir, Espadas se refugiará en Madrid.
El Parlamento de Andalucía eligió a Espadas como nuevo senador autonómico en diciembre. Sustituyó a Miguel Ángel Vázquez, que entregó su acta en la Cámara Alta para dejar hueco al nuevo líder regional. Unas semanas más tarde dejó la alcaldía de Sevilla para centrarse en su rol de candidato a la Junta. Las cosas no fueron bien. El PP alcanzó la mayoría absoluta y el PSOE obtuvo el peor resultado de su historia. Apenas obtuvo 30 escaños. Con el comienzo de la nueva legislatura, la Cámara andaluza volvió a nombrarle senador por designación autonómica el 25 de julio.
La explicación de Espadas
Los focos volvían apuntar a Espadas apenas unas semanas después del batacazo electoral. Muchos compañeros no entendieron por qué su secretario general mantiene dos actas cuando otros compañeros, como el malagueño José Aurelio Aguilar, también senador, debieron decantarse por una. Hay quien apunta a que la solicitud partió del propio líder. Otros defienden justo lo contrario. Por eso, si las circunstancias lo permiten, muchos concejales mantendrían su acta municipal. Pero no todos los escenarios son iguales.
La reforma de la ley electoral andaluza en 2011 estableció que el acta de parlamentario regional es incompatible con los cargos de regidor, presidente de diputaciones provinciales y de manconunidades. La norma ha llevado a varios alcaldes a abandonar el puesto para centrarse en su nueva responsabilidad. Es el caso de Rafael Alfonso Recio (Camas); Víctor Manuel Torres (Martos); Noel López (Maracena) y Juan Antonio Lorenzo (Serón). También de Irene García, aunque ella deja la presidencia de la Diputación de Cádiz.
Espadas irrumpió en la polémica asegurando que tiene experiencia en compatibilizar cargos. Ya fue senador por designación autonómica entre 2010 y 2013, pero entonces ejercía como jefe de la oposición en el Ayuntamiento de Sevilla. Defiende la duplicidad para dar «voz» a los andaluces en Madrid. Considera clave participar en el debate de la financiación autonómica que se desarrollará en la Cámara Alta en esta legislatura. La lectura de algunos dirigentes del PSOE va en otra dirección. Sostienen que se ha blindado por si las cosas vienen mal dadas en las elecciones municipales, que se celebran en mayo.
Los socialistas consiguieron 4.209 concejales en los comicios de 2019, casi la mitad de los que estaban en liza. La mayoría absoluta del PP en las últimas autonómicas y el escenario político no invitan a ser optimistas. Un nuevo traspiés podría obligarle a dimitir antes de su segundo aniversario al frente del PSOE en la región. Parte de la organización ya ha mostrado su rechazo a varias decisiones y al proyecto comienzan a aparecerle sus primeras grietas. Critican que, en una entrevista publicada hace una semana, Espadas anunciara que quiere llevar al partido a «la centralidad política» con propuestas «ni de derecha ni izquierda».
«Reajustar la financiación»
No es la única medida que ha encendido a su parroquia. El 28 de julio, el equipo de Espadas envió una carta a las agrupaciones locales solicitando una colaboración económica para «reajustar la financiación del partido». Las elecciones supusieron un cataclismo para la organización. A menor representación, menos subvenciones públicas. La medida no se trató en el Comité Director celebrado unas semanas antes. No solo ha soliviantado a los secretarios locales, que creen que esta decisión menoscaba «seriamente» sus posibilidades en las municipales, también a miembros de la antigua dirección regional, que afirman que dejaron el partido con 1,9 millones en las arcas.
«Un mal resultado en las municipales no tendría por qué llevarse por delante a Espadas», argumenta a THE OBJECTIVE otro dirigente regional. Considera que su jefe no se juega el tipo en esas elecciones. El exalcalde de Sevilla fue elegido secretario general de la federación más poderosa del PSOE en junio de 2021. Se impuso a Susana Díaz y tuvo el respaldo del 55% de la militancia. Algunos altos cargos siempre lo han visto como una solución temporal, una persona de transición. Apuntan a que las municipales pueden suponer un punto de inflexión en la carrera de un político que ha pasado por casi todos los niveles de la Administración.
Un nuevo batacazo sería demoledor, reconocen militantes críticos del socialismo andaluz. Los dirigentes consultados subrayan que le costaría seguir liderando el proyecto y que, en ese caso, «es lógico» que se blinde con un acta en el Senado para refugiarse en Madrid si tiene que dejar paso. Un camino que ya emprendió Susana Díaz tras ser derrocada como secretaria general. La expresidenta andaluza fue designada por la Cámara regional para sustituir a Fernando López Gil, que renunció tras ser nombrado responsable del Comisionado de la Agenda 2030 en el Ayuntamiento de San Fernando (Cádiz).
Díaz tomó posesión en septiembre del año pasado. El Parlamento de Andalucía volvió a nombrarla el mes pasado, junto al malagueño Víctor González, concejal en Vélez Málaga, y el mismísimo Juan Espadas. El líder socialista ya había llegado al Senado en la pasada legislatura andaluza, por designación autonómica. Sustituyó en diciembre a Miguel Ángel Vázquez, que entregó su acta para dejarle hueco en la Cámara Alta. Quien se negó en rotundo fue la histórica dirigente malagueña Marisa Bustinduy. Espadas le pidió el escaño para colocar a su secretario de Organización, Noel López.
El acta de Bustinduy
Bustinduy, de 69 años, fue la primera mujer en ser elegida secretaria general del PSOE de Málaga, en 2000. Durante su carrera política se desempeñó como concejal de Málaga, donde fue candidata a la alcaldía en dos ocasiones; diputada provincial y vicepresidenta primera de la institución supramunicipal. En 2008 fue elegida parlamentaria autonómica, repitiendo en tres ocasiones más. La Cámara regional le designó senadora en 2019, así que abandonó su acta en el Antiguo Hospital de las Cinco Llagas.
Espadas llamó personalmente a Bustinduy para convencerla. Personas allegadas a la dirigente relatan que le exigió entregar el acta en un plazo de 24 horas y que incluso hubo gritos. La malagueña decidió atrincherarse y pidió acabar su dilatada trayectoria con dignidad. La presión sobre ella se redobló. Incluso la vicesecretaria general, Ángeles Férriz, le encomendó en un acto público a dar un paso atrás para hacer sitio a López. Visto que no lo hacía, al ya exalcalde de Maracena no le quedó más remedio que estirar su dedicación municipal.