La gestión del 'caso Olona' pone a Ortega Smith contra las cuerdas: «Es una bomba de relojería»
El secretario de organización de Vox es cuestionado internamente también por su gestión de las delegaciones provinciales: «Son un polvorín»
El secretario de organización de Vox, Javier Ortega Smith, está en el punto de mira. El partido se encuentra en un momento delicado, como consecuencia de su implicación en el caso Macarena Olona, así como por su gestión de determinadas delegaciones provinciales, que están comenzando a rebelarse contra la imposición de candidatos paracaidistas, que habrían generado «agravios». La situación, en definitiva, es una «bomba de relojería» a punto de estallar.
El entrecomillado, facilitado por una figura cercana al núcleo duro de Bambú, cuartel general de los de Abascal, sirve tanto para el partido como para el propio Ortega Smith, que se quedó sin habla cuando leyó la entrevista concedida el pasado jueves por Olona al diario ABC. Literalmente. Y es que fuentes cercanas al también portavoz de Vox en el Ayuntamiento de Madrid aseguran que estuvo afónico durante toda la jornada. Una muestra de la tensión que acumula por las informaciones que le señalan a él tras la polémica marcha de la abogada del Estado en excedencia.
La mala relación entre ambos dirigentes ha sido sin duda determinante para que Olona ya no esté en Vox. Fue él, de hecho, quien jugó un papel fundamental en la negativa a que ella volviese a Madrid tras los pobres resultados cosechados por esta en las elecciones a la Junta de Andalucía: ni para integrar el Comité Ejecutivo Nacional ni para recoger el acta de senador que dejó libre Coco Robatto, discriminado por la Ley de Igualdad que aplica en la Cámara Alta. Había «recelos» hacia la dirigente alicantina.
Estos recelos, tal y como ha venido informando THE OBJECTIVE, estaban motivados por el creciente protagonismo que la abogada del Estado en excedencia estaba alcanzado en el Congreso de los Diputados en detrimento, precisamente, de altos cargos del partido como el secretario de organización. No en vano, se había convertido en todo un azote del Gobierno de Pedro Sánchez por su gestión del coronavirus con un «guante de seda» que contrasta con la «radicalidad» de su antagonista.
Pese a que estas desavenencias habían sido ocultadas con éxito, han aflorado en las últimas semanas. En su reaparición pública para emprender el Camino de Santiago, Olona admitió haber leído en un medio de comunicación que «el secretario general ha dado instrucción de que los cargos orgánicos no den interacción a mis redes sociales». Y apuntó: «Lo desconozco. Eso es algo que deben preguntarle a él, pero lo dudo mucho. Piensen una cosa. Si fuera cierto, a mí ya me tendría fuera la persona que hubiese deseado apartarme del proyecto. Yo estoy sola, ¿que más se puede querer?».
Mucho más contundente fue en la entrevista antes citada, donde denunció una falta de «democracia interna» y acusó a «algunos» de haber propiciado un «linchamiento» contra ella. Habló hasta de una «puñalada interna». Ortega Smith, por el contrario, ha optado por el silencio en todo momento. Este pasado viernes se fue a Teruel para eludirse de la situación, y desde ahí criticó el «abandono de algunas provincias» por parte del Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos.
El polvorín provincial
Son las provincias, precisamente, el otro polvorín que amenaza con llevarse por delante a Javier Ortega Smith, el encargado en última instancia de decidir qué candidato se presenta por determinado territorio. «Las delegaciones provinciales son fuegos latentes, hay mucho descontento con tanto paracaidista y enchufado porque se generan agravios» relata una fuente cercana a secretario de organización.
Sirva como ejemplo Albacete. Esta misma semana, medio centenar de afiliados en la provincia han secundado un escrito remitido al comité nacional de garantías para exigir la destitución en bloque de la gestora y la dimisión del diputado nacional, Rafael Lomana, hombre de confianza del ex boina verde. El texto denuncia la «falta de compromiso» con el territorio del hermano de la empresaria Carmen Lomana y pide un mayor protagonismo de Rosario Velasco, «aislada y silenciada» pese a estar realizando «un trabajo impecable».
En este sentido, cabe recordar que desde la madrileña calle de Bambú ya se han replanteado su estrategia política y no insistirán en su apuesta por candidatos paracaidistas o cuneros (aquellos que se presentan por una circunscripción en la que no han nacido). La mala experiencia en Andalucía con Macarena Olona, en contraste con el éxito de la campaña en Castilla y León con el desconocido Juan García-Gallardo han servido para extraer una valiosa conclusión: «Hay que apostar por la marca».
«La presión va a ser creciente»
Pero volvamos al conflicto entre Javier Ortega Smith y Macarena Olona, que es el que de verdad ha puesto contra las cuerdas al secretario de organización. La mayoría de los diputados en el Congreso concuerdan en que el modo en el que se ha zanjado el asunto, con Iván Espinosa de los Monteros como encargado de anunciar «el fin del camino» -y expresando su «disposición personal» a la abogada del Estado en excedencia- ha sido lo mejor para todos. Pero eso no significa que se haya pasado página.
«El pulso con Olona va a tener consecuencias», apunta un diputado autonómico de Vox, que considera que «los votantes no comprenden lo que ha pasado, quieren respuestas y están desilusionados. Por eso cree que «la presión a Ortega va a ser creciente». También admite que muchos han aguantado durante tiempo sus «fanfarronadas» y lo sucedido con Olona ha servido para que ahora «haya quienes estén presionando para que le corten la cabeza».
Sólo el tiempo dirá qué sucede con Ortega Smith y con Olona, que, tal y como adelantó este medio, estaría dispuesta a crear un nuevo partido con el que plantar cara a los de Abascal con un partido menos «masculino» y alejado de «perfiles radicales».