El plan oculto de Aragonès en la UE: desmontar la «obra» de Puigdemont por sus vínculos rusos
Siete años después y con el ‘procés’ en vía muerta, un presidente de la Generalitat vuelve a ser recibido por miembros de la Comisión Europea
Pere Aragonès se convierte en el primer presidente de la Generalitat desde Artur Mas en 2015 en ser recibido por miembros de la Comisión Europea. Siete años después, y con el llamado procés independentista en vía muerta, el mandatario catalán busca rehacer los puentes con la Unión Europea y exhibir perfil europeísta. En especial, después de que el estallido de la guerra en Ucrania haya pasado factura en las relaciones de Puigdemont con las instituciones comunitarias.
Las fuentes de ERC consultadas por THE OBJECTIVE admiten que, de puertas adentro, hubo mucho nerviosismo en el partido por las informaciones sobre los vínculos del entorno de Carles Puigdemont con emisarios rusos. Más aún teniendo en cuenta que no solo se produjeron en en 2017 como parte de la política exterior del Govern para buscar alianzas internacionales que reconocieran una eventual independencia de Cataluña, sino también en 2019 tras la condena del Tribunal Supremo a los líderes independentistas.
Aunque el motivo oficial de la visita de Aragonès es para normalizar las relaciones y tratar de abordar la crisis originada con el caso Pegasus, relativo al presunto espionaje a los independentistas, el plan oculto es censurar la «obra» de Puigdemont. Así lo temen también desde Junts, en conversación con este periódico: «La acción de ERC será desmontar la relación con Israel y el papel del president Puigdemont. La parte institucional de Junts estábamos orgullosos de nuestra acción en Exteriores».
La guerra en Ucrania lo cambia todo
La actual coyuntura bélica ha reabierto en la Eurocámara el debate sobre la injerencia de Rusia y otras potencias extranjeras en el viejo continente a través de partidos euroescépticos o movimientos que, como el independentismo, despertaba el interés del Kremlin para tratar de desestabilizar a Europa.
Como es sabido, el jefe de Oficina de Carles Puigdemont, Josep Lluís Alay, viajó a Moscú para reunirse con responsables del Kremlin durante las semanas de disturbios en Cataluña de 2019. Y él mismo ha reconocido que entre 2017 y 2020 tuvo encuentros con personas próximas a las autoridades rusas, y que tenían como finalidad promocionar el plan rupturista. Más allá de la idoneidad o no del tipo de aliados.
Por esta razón, la consigna de Oriol Junqueras fue cortar por lo sano y desmarcarse de Puigdemont cuando le preguntaron por las conexiones rusas de sus todavía socios en el Ejecutivo. El presidente de ERC no tuvo reparos en afirmar que «la única interlocución» de su partido «ha sido y será siempre con demócratas, países e instituciones plenamente democráticas».
En ningún momento usó el comodín de la «caverna mediática española» al que suele recurrir el independentismo para cerrar filas y alegar que es otro «ataque» de España y sus terminales para intentar desacreditarles, sino que se dieron por buenas las informaciones publicadas.
Sánchez allana el camino a Aragonès
Su jefe de filas en Madrid, Gabriel Rufián, siguió la senda de esta estrategia cuando acusó al entorno de Puigdemont de «que eran señoritos que se creían James Bond» cuando viajaban por el mundo. Y ahora Aragonès pondrá su broche final a esta estrategia de aislar a Junts como una fuerza «populista».
En este escenario, los pactos de ERC con el Gobierno de Pedro Sánchez allanan el terreno. Cataluña ha dejado de ser una preocupación en Bruselas y lo que se busca es unidad de cara a confrontar a Rusia. En su momento, y como avanzó THE OBJECTIVE, ERC ya se desmarcó de Unidas Podemos al inicio de la guerra al no suscribir un manifiesto que consideró que «no era suficientemente crítico con las amenazas expansionistas rusas».
El viaje de Aragonès a Bruselas coincide con el Consejo europeo que reúne también en la capital belga a los jefes de Estado y de Gobierno de la UE, incluido el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. No está previsto que se vean. No obstante, Aragonès y Sánchez ya coincidieron en Barcelona con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, en su visita en Barcelona del pasado mayo. Y fue un primer deshielo de la relaciones.
Sin visitar a Puigdemont
La sesión de control al Govern de este miércoles en el pleno del Parlament, Aragonès reivindicó que «Cataluña vuelve a estar en Europa, vuelve a estar presente en las instituciones europeas», y celebró que se han retomado las relaciones del Govern con la Comisión.
De hecho, señaló que uno de sus objetivos desde que llegó a la Presidencia de la Generalitat ha sido «recuperar las relaciones directas con las instituciones europeas», por lo que cree que estas reuniones en Bruselas son un nuevo paso en esta dirección.
El jefe del Ejecutivo ha viajado a Bruselas este jueves por la mañana y su primera parada ha sido una visita a la delegación de la Generalitat en la capital belga, junto a la consellera de Acción Exterior y Unión Europea, Meritxell Serret, quien ya enterró el giro proisraelí de su predecesora en el cargo y dirigente de Junts. En este viaje, ambos dirigentes han evitado encontrarse con Puigdemont.
Restablecimiento de relaciones
En esta legislatura se han comenzado a restablecer las relaciones y la primera reunión bilateral formal llegó en junio de este año, cuando el vicepresidente de la Comisión, Margaritis Schinas, fue recibido por Aragonès en el Palau de la Generalitat.
El primer paso para este deshielo de los vínculos con la UE lo dio la entonces consellera de Acción Exterior, Victòria Alsina, que en enero mantuvo un encuentro con la comisaria de Cohesión y Reformas, Elisa Ferreira, aunque también participaron representantes de Baleares y de la región francesa de Occitania.
Más tarde, en mayo, Von der Leyen visitó Barcelona en la reunión del Cercle d’Economia, donde conversó con Aragonès y Pedro Sánchez, y el jefe del Ejecutivo catalán también coincidió con la comisaria de Innovación, Investigación, Cultura, Educación y Juventud, Mariya Gabriel, en su visita al Supercomputing Center de Barcelona.