Iglesias pide calma a Irene Montero ante su deseo de liderar la candidatura de las generales
El ex líder morado espera que Díaz aclare su posición antes de la primavera, pero los sondeos son malos y algunos avisan: «Irene se come el desastre»
El ex líder de Podemos Pablo Iglesias ha aconsejado a Irene Montero mantener la calma con respecto al choque con Yolanda Díaz y su disposición a liderar el nuevo espacio político. El ex secretario general cree que existen todavía márgenes para aclarar algo parecido a una confluencia con Sumar para que los principales dirigentes de Podemos tengan un papel determinante en el proyecto. Algunas fuentes hablan de un plazo límite que decaería entre enero y marzo, como adelantó THE OBJECTIVE, y añaden que Iglesias está ejerciendo presiones sobre Pedro Sánchez para que obligue a Díaz a recular.
Montero tiene toda la intención de ser la cabeza de lista de Podemos en 2023 si finalmente la sangre llega al río en las relaciones con Díaz. Los dos bloques están en este momento muy alejados. La acusación de traición de Iglesias a Yolanda Díaz ha generado un notable malestar en el entorno de la ministra de Trabajo, pero Podemos cree que Díaz reculará si así se lo obliga Sánchez. Iglesias ya ha avisado al presidente del Gobierno sobre sus intenciones.
El cálculo que manejan en el cuartel morado es que las perspectivas electorales de Podemos sin Díaz son objetivamente malas. Así lo explican fuentes conocedoras de la estrategia el ex líder morado, que señalan el planteamiento progresivo de Podemos. Los morados saben que necesitan un «revulsivo» para las próximas elecciones generales, pero todavía no renuncian a llegar a algún tipo de pacto con Díaz.
«Hay tiempo»
El pasado lunes, el portavoz de la formación morada, Pablo Fernández, intentó de hecho rebajar la intensidad del conflicto contra Díaz. En la rueda de prensa oficial después de la reunión de la ejecutiva de Podemos dijo que “hay tiempo de llegar a un acuerdo con Sumar”. Según Fernández, Díaz “ni siquiera ha terminado de organizarse” y evitó responder a las preguntas sobre un posible liderazgo de Montero para las generales.
En 2018, poco antes que estallara la polémica del chalet de Galapagar, en Podemos activaron algunos grupos de trabajo para fomentar el perfil de Montero y avanzar hacia su posible candidatura para las generales. El plan se interrumpió cuando tuvieron que organizar una consulta interna para sortear la polémica sobre la compra del chalet de Galapagar. Iglesias había manifestado cierto «cansancio» a sus personas de confianza, pero tuvo que encargarse de la candidatura en 2019 para evitar que otros supuestos aliados le debilitaran. Todas las miradas se centraron entonces sobre Alberto Garzón y Ada Colau.
Díaz ejercía entonces de escudera y amiga personal de Iglesias. La actual ministra de Trabajo rompió su carnet de IU cuando se filtró internamente el plan de Garzón para llegar a un pacto con el PSOE que permitiera una investidura de Sánchez sin que Podemos entrara en el Ejecutivo. En ese momento se cortaron los puentes con el líder de IU, y Díaz obtuvo la cartera ministerial.
Operación que viene de lejos
Pocos meses después, Iglesias decidió salir del Ejecutivo para competir con Isabel Díaz Ayuso en Madrid. Su resultado fue decepcionante y el líder morado decidió dejar todos sus cargos. Empezó un periplo personal para la vuelta al mundo audiovisual. Ahora, Iglesias presenta un podcast, participa en varios programas radiofónicos, ha ganado una plaza de profesor de la Complutense y se prepara para liderar un canal de televisión en Internet. Pero su influencia sobre Podemos sigue siente imprescindible.
Montero, por su parte, ha intentado en estos meses reforzar su imagen política con varias campañas gracias al ministerio de Igualdad. Impulsó la Ley Trans y la ley de Solo sí es sí. Ésta última norma, no obstante, ha sido muy polémica, aunque Montero ha logrado evitar ceses en su ministerio gracias a los ataques de Vox. Fuentes moradas admiten que la número dos de Podemos queda tocada. Aun así, su nombre es el único que se maneja en el partido en el caso de un choque con Yolanda Díaz.
El último baile
Pero Iglesias cree que hay que esperar y no sobreactuar. El ex líder morado confía en que Díaz ceda a sus exigencias, aunque fuentes del entorno de la ministra de Trabajo aseguran que la política gallega no tiene ninguna intención de corregir su rumbo. Díaz quiere conformar una candidatura al margen de los partidos políticos, lo que significa liderar un proyecto personal con fichajes en la sociedad civil y la recuperación de ex altos cargos cercanos a Podemos pero rebotados del pablismo.
Para Iglesias, sin embargo, todavía queda tiempo. Así lo explican fuentes conocedoras del planteamiento de Iglesias: «Los datos dan a Podemos muy mal si va solo. Y si Irene es candidata se come el desastre». Otras fuentes en Podemos confirman ese enfoque en conversación con este diario.
Mientras, la tensión en el Ejecutivo va in crescendo y en Podemos aumentan las voces que piden un golpe de efecto para salvar las elecciones municipales y autonómicas. Pero los afines a Díaz dicen estar tranquilos: «Iglesias no quiere que Podemos salga del gobierno, sería un suicidio. Como mucho, que sea Sánchez a echarles». El ultimátum que Iglesias ha lanzado a Sánchez contempla un cierre de la legislatura muy complicado si el presidente no intercede con su ministra de Trabajo y la obligue a asumir el diktat de los morados. Pero hay todavía un pequeño margen para resolver el embrollo. Pocos meses antes del último y definitivo baile.