Los socios del Gobierno recriminan al PSOE su giro sobre el Sáhara y Palestina
El Frente Polisario rompió relaciones con España tras el giro histórico de Pedro Sánchez con la antigua colonia y su encuentro con Mohamed VI
Sáhara y Palestina han sido, históricamente, dos banderas de la izquierda española. Sin embargo, hace meses que suponen un quebradero de cabeza para el PSOE. Los socios de gobierno recriminan a Pedro Sánchez que se haya distanciado de su compromiso con ambos territorios.
En marzo, el presidente anunció un giro de 180 grados con la antigua colonia que supuso la ruptura de relaciones con el Frente Polisario, a cuyo XVI Congreso no ha asistido ningún miembro del PSOE. Quienes se ausentarán de la cumbre que mantendrán España y Marruecos en febrero serán los ministros de Podemos. La formación morada también ha presentado esta semana una pregunta parlamentaria afeando la posición de nuestro país en la ONU ante una reclamación por la ocupación israelí de Palestina.
La pregunta, a la que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, fue registrada el 10 de enero por los diputados Antón Gómez, Lucía Muñoz, Enrique Santiago y Gerardo Pisarello. En el texto afirman que el pasado 30 de diciembre la Asamblea General de la ONU aprobó una resolución solicitando a la Corte Internacional de Justicia que emitiese una opinión consultiva «sobre la legalidad de los 55 años de ocupación de la Cisjordania palestina», aunque España se abstuvo.
La posición del PSOE
Los representantes de Podemos quieren conocer los motivos por los que nuestro país tomó esa posición en la votación, en la que votaron a favor otros países de la UE como Portugal, Bélgica o Luxemburgo. También se abstuvieron Francia, Países Bajos, Suecia, Noruega, Dinamarca y Finlandia. Sostienen que la votación era importante porque trataba de evaluar la responsabilidad internacional en el conflicto.
En mayo del año pasado, la Comisión Pillay, que investiga la ocupación de los territorios palestinos, presentó «pruebas creíbles de que Israel no tiene intención de poner fin a la ocupación (…) y actúa para alterar la demografía mediante el mantenimiento de un entorno represivo para los palestinos y favorable para los colonos israelíes».
A finales de septiembre, en su primer informe como relatora especial de la ONU, Francesca Albanese describió a Israel como «un régimen intencionadamente adquisitivo, segregacionista y represivo diseñado para impedir la realización del derecho del pueblo palestino a la autodeterminación».
El documento sirvió para que Naciones Unidas solicitara en noviembre la opinión consultiva de la Corte Internacional de Justicia, decisión a la que también se opuso España y que motivó la queja del diputado de Más País Íñigo Errejón en el Congreso. Las organizaciones de derechos humanos sostienen que 2022 ha sido el año más mortífero de la ocupación israelí, con 251 palestinos asesinados, pero también con 9.000 heridos, un millar de hogares demolidos y 3.000 detenciones indiscriminadas.
El aniversario de la Nakba
«España ya se abstuvo el 1 de diciembre en la resolución que aprobó la ONU para conmemorar el aniversario de la Nakba (día de luto nacional entre los palestinos que evoca la expulsión de sus hogares como consecuencia del nacimiento del Estado de Israel en 1948)», recuerda Santiago González, portavoz del Comité de Solidaridad con la Causa Árabe. En su opinión, la posición del Gobierno con Palestina y Sáhara es «muy atlantista», por lo que los socios de investidura se muestran «muy reticentes».
Las discrepancias emergieron en marzo, cuando Sánchez abandonó la postura tradicional sobre el Sáhara. El presidente reconoció en una misiva a Mohamed VI que el plan de autonomía para el Sáhara planteado por Marruecos en 2007 constituía «la base más seria y realista» para lograr la solución del conflicto. Unas palabras por las que le llovieron las críticas.
El Frente Polisario suspendió las relaciones con el Gobierno de Sánchez un mes más tarde, después de que el dirigente socialista entrevistase con el rey alauí. Siguen rotas, motivo por el que ningún socialista español ha asistido al congreso que ha celebrado la organización liderada por Brahim Gali para renovar sus cargos de dirección en Dajla, en los campamentos de refugiados de Tinduf (Argelia).
La ausencia de un representante del PSOE contrasta con la participación de dirigentes de otros partidos, como Podemos, pero también del PP o Bildu. Tampoco habrá en el cónclave del Frente Polisario miembros de Vox ni de Ciudadanos. No obstante, esta no es la primera vez que los socialistas españoles se ausentan de un evento de este tipo: tampoco participaron en el anterior congreso, celebrado a finales de 2019.
Los saharahuis, que participaban habitualmente en los procesos del PSOE, no fueron invitados al último congreso que celebraron, el número 40, aunque sí estuvieron en el anterior, celebrado en 2017, ya con Sánchez al frente de la secretaría general. Los socialistas tampoco participan desde hace meses en el grupo de trabajo que existe en el Congreso sobre el Sáhara, aunque forman parte, junto al Frente Polisario, de la Internacional Socialista que preside el propio Sánchez.
Las diferencias entre los miembros del Gobierno sobre el asunto saharaui son tan patentes que Podemos se ha borrado de la cumbre que España mantendrá con Marruecos el 1 y 2 de febrero. Ninguno de los cinco ministros de la formación morada participarán en el cónclave que se celebrará en Rabat. Un encuentro que servirá para tratar asuntos tan importantes como la cooperación en inmigración y las relaciones comerciales.
La reunión debía haberse celebrado en diciembre de 2020. Quedó aplazada por la pandemia y postergada más tarde por la acogida del líder del Frente Polisario en nuestro país. La carta que envió Sánchez a Mohamed VI en marzo desbloqueó la situación, incluso ambos dirigentes mantuvieron un encuentro unos semanas más tarde que ha servido para reabrir parcialmente las fronteras terrestres con Ceuta y Melilla.