España consolida su giro en el Sáhara pero no logra ninguna garantía sobre Ceuta y Melilla
A pesar de esta evidente falta de contrapartidas marroquíes, sumado al ‘plantón’ de Mohamed VI a Sánchez, España ha consolidado su cambio de posición
El cierre de la XII Reunión de Alto nivel (RAN) entre Marruecos y España deja un sabor agridulce. Aunque el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha reiterado la nueva posición de España en el conflicto del Sáhara Occidental, aceptando que el plan de autonomía marroquí es «la base más sólida, creíble y realista» para resolver el conflicto, la delegación enviada por Madrid no ha logrado arrancar a sus homólogos marroquíes ninguna mención al contencioso que sostienen sobre la soberanía de Ceuta y Melilla ni tampoco la apertura de la aduanas que hay en la frontera. Es más, en la declaración ni siquiera se menciona explícitamente ambas ciudades, algo que sí ocurre con el Sáhara.
Por ahora, España y Marruecos han acordado que se va a continuar con las pruebas de cara a la apertura definitiva de las aduanas en Ceuta y Melilla, sin que por el momento haya una fecha para ello ni plazos previstos, al menos por escrito. En la declaración conjunta que han suscrito Sánchez y el primer ministro marroquí, Aziz Ajanuch, los dos gobiernos se limitan a reiterar «su compromiso con la plena normalización de la circulación de personas y mercancías de manera ordenada, incluyendo los dispositivos adecuados de control aduanero y de personas a nivel terrestre y marítimo».
En este sentido, España y Marruecos «tienen en cuenta las conclusiones de la prueba piloto del 27 de enero» en la nueva aduana de Ceuta, donde antes no existía una, y en la de Melilla, que cerró unilateralmente Rabat en 2018, y han acordado seguir «esta serie de pruebas conforme al calendario acordado para superar cualquier posible eventualidad».
Desde el Ministerio de Asuntos Exteriores se había indicado el viernes pasado que durante la RAN se analizarían los «resultados de la prueba piloto» en ambas aduanas, tras el paso de «una primera expedición comercial», y con ello se iba a diseñar «un calendario que permita el comercio entre los dos países con todas las garantías». En la declaración de la cumbre, se menciona la existencia de un calendario, aunque no se especifican plazos concretos para esa apertura que los dos países desean que sea «ordenada y progresiva», en palabras del propio Sánchez que precisamente ha reconocido que esta cuestión es «muy importante para España» y se ha felicitado del éxito de la primera prueba piloto.
Fuentes gubernamentales han explicado que el anuncio de posibles fechas podría provocar problemas de seguridad y han insistido en la importancia de que estas aduanas operen, máxime en el caso de Ceuta, donde no existía previamente. Asimismo, el Gobierno ha venido defendiendo que la apertura de las aduanas es un reconocimiento por parte de Marruecos de las fronteras españolas, incluidas Ceuta y Melilla, ya que solo hay este tipo de instalaciones con otros países.
Marruecos se refiere normalmente a Ceuta y Melilla como «presidios ocupados» y sus responsables no han confirmado la apertura de esas aduanas. El pasado octubre, una carta del Reino de Marruecos al Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU hecha pública levantó la polémica, ya que en ella el país magrebí afirmaba que Marruecos «no cuenta con fronteras terrestres con España», sino con «simples puntos de acceso», y Melilla que «sigue siendo un presidio ocupado».
Consolidación del giro en el Sáhara
A pesar de esta evidente falta de contrapartidas marroquíes, que suma al ‘plantón’ de Mohamed VI a Sánchez, España sí ha ratificado en la declaración final de la RAN su apoyo al plan de autonomía marroquí para la resolución del conflicto del Sáhara Occidental. «En cuanto a la cuestión del Sáhara Occidental, España reitera la posición expresada en la declaración conjunta adoptada el 7 de abril de 2022, con motivo del encuentro entre el Rey Mohamed VI y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez», se lee en la declaración conjunta publicada al final de la RAN, la cita más importante ente los dos países en los últimos ocho años.
En aquella declaración de abril de 2022, que puso fin a la crisis diplomática entre los dos países que duró un año, se afirmó que España «reconoce la importancia» de la cuestión del Sáhara Occidental para Marruecos y que considera «la iniciativa de autonomía marroquí, presentada en 2007, como la base más seria, realista y creíble para resolver este diferendo». Esto supuso un giro en la postura histórica española de neutralidad respecto a su excolonia, que está desde 1975 bajo la administración de facto de Marruecos y reclamada por el saharaui Frente Polisario.
La cuestión del Sáhara Occidental acaparó las diferentes intervenciones del presidente del Gobierno marroquí, Aziz Ajanuch, ayer en el foro económico hispano-marroquí y hoy durante la cumbre. Ajanuch, que se refirió al conflicto como «la primera causa nacional» de los marroquíes, reiteró su agradecimiento a Sánchez por su apoyo al plan de autonomía del Sáhara.
Mientras, más allá de esta mención en la declaración final, ningún responsable español mencionó la cuestión del Sáhara Occidental durante sus intervenciones en la cumbre bilateral. El apoyo de España al plan de autonomía marroquí sucede al de otras potencias como Estados Unidos que reconoció en diciembre de 2020 la soberanía marroquí sobre el territorio saharaui.