Leonor, rumbo a las academias militares: lo que sufrieron su padre y su abuelo
La princesa pasará un primer curso muy duro en la Academia Militar de Zaragoza
La princesa Leonor seguirá la tradición familiar y estudiará durante tres cursos en las academias militares, uno por cada ejército. Haya vestido o no los uniformes militares, cuando sea reina ocupará la jefatura suprema de las Fuerzas Armadas, pero sin duda lo hará mejor si conoce con cierta profundidad la mentalidad y la idiosincrasia de los militares y de la guerra.
Los estudios castrenses del ahora rey Felipe me pillaron de responsable de temas de defensa en varios medios escritos y pude seguir de cerca los avatares por los que pasó. Sobre la etapa del rey Juan Carlos investigué en su momento y posteriormente para escribir un libro sobre las relaciones de la monarquía y el servicio secreto (Al servicio de su majestad).
Lo peor de todo, con diferencia, fue –y será para la princesa- la Academia General Militar de Zaragoza. Es el primer contacto con la vida militar y los profesores no dudan en ser extremadamente duros con los cadetes. Tanto que el entonces príncipe Felipe lo pasó muy mal durante las primeras semanas, en las que si bien tenía un ayudante de campo, eso no le impedía padecer la misma rígida disciplina que sus compañeros de promoción. En algún momento del primer mes, estaba tan de capa caída que tuvo que acudir la reina Sofía para animarle y, al mismo tiempo, ponerle las pilas. No era fácil para un joven acostumbrado a una vida ciertamente cómoda tener que aceptar una disciplina cuartelaría a la que no estaba acostumbrado. El rey Juan Carlos había hablado con los mandos de la academia para pedirles que no le dieran un trato de favor, el príncipe tenía que endurecerse y madurar.
Superó la prueba, aunque hay hábitos de los que le costó desprenderse, como el de quedarse dormido cuando sonaba por las mañanas el despertador. En la Escuela Naval Militar de Marín no le pasaron ni una. Día que llegaba tarde a la formación de la mañana, día que como castigo tenía que subir al palo mayor.
Su estancia el tercer año en la Academia General del Aire de San Javier fue de total disfrute. La gran pregunta en esta etapa era si le dejarían volar en solitario en uno de los aviones de la academia. El rey Juan Carlos dijo que para adelante y el príncipe cumplió su sueño.
Juan Carlos lo disfrutó más, con matices
La estancia del abuelo de la princesa Leonor fue desde el primer momento bastante mejor que la de su padre. Juan Carlos vivía en una España en la que tenía que soportar el control intenso de los espías y cotillas de Franco. En su día a día, los progresistas le miraban mal por ser el protegido de Franco y los conservadores lo hacían por ser el hijo de don Juan. Por todo ello, cuando entró en la academia de Zaragoza encontró la camaradería y amistad que le hacía falta para ser plenamente feliz.
Recuerdo cómo uno de sus amigos de una academia me narraba cómo se escapaban sin que los jefes se enteraran para ligar y tomas copas por la ciudad. Pero también recuerdo la historia de cómo Juan Carlos le entregaba las cartas que escribía para su familia al peluquero de la academia, Prudencio Mur. Pretendía que las echara en un buzón de Zaragoza porque si lo hacía él en el de la academia estaba seguro de que se las abrirían. Igualmente, cuando quería telefonear a su padre, esperaba al fin de semana en que tenía una habitación reservada en un hotel y se acercaba a una cabina telefónica, donde era más complicado que grabaran la conversación.
Como buena Borbón, todos esperan que uno de los grandes momentos de la princesa Leonor sea el viaje de prácticas a bordo del buque escuela Juan Sebastián Elcano. Navegar por los mares de medio mundo en libertad colmó las expectativas de su padre y su abuelo. Juan Carlos tuvo uno de sus primeros amores, platónico, cuando desembarcó en Lima y conoció a la Miss Universo del año anterior, Gladys Zender.
La etapa militar que comienza la princesa el próximo curso no va a ser fácil, ser cadete del Ejército de Tierra es complicado, pero en Zarzuela saben que eso la ayudará a madurar. Como lo hizo con su padre y su abuelo. Ambos son muy queridos por los profesionales de la milicia. Ese ha sido siempre uno de los grandes activos de la monarquía.