El empresario mexicano amigo de Juan Carlos I rompe su silencio: «No soy testaferro de nadie»
En declaraciones a THE OBJECTIVE afirma que no tiene «nada que ocultar». Ni siquiera sobre la última querella de la Fiscalía sobre sus pagos al médico del Rey
Niega ser el testaferro de Juan Carlos I y rompe su silencio por primera vez. El empresario mexicano Allen Sanginés-Krause habla con THE OBJECTIVE para salir al paso de las informaciones que han aparecido sobre él y que ponen en duda la legalidad de sus operaciones empresariales en España. Unas actividades salpicadas por la sombra de la sospecha desde que su nombre empezara a vincularse al de Juan Carlos I con motivo de la investigación que la Fiscalía llevó a cabo sobre la fortuna del Rey emérito en el extranjero.
«Se me viene acusando infundadamente de ser testaferro del Rey emérito y me veo en la obligación de defenderme», apunta Sanginés-Krause a este diario desde Irlanda, donde tiene su residencia fiscal. «No tengo nada que ocultar, ni mucho menos de qué avergonzarme. He sido sometido al tamiz de la más introspectiva de las investigaciones por parte de la Fiscalía sin que de las mismas se pueda desprender dicho calificativo ni acción que se pueda reprochar hacia mi patrimonio personal y empresarial», añade.
Las pesquisas de Anticorrupción acabaron siendo archivadas hace un año y de ellas, según recuerda el empresario mexicano, nunca se desprendió ningún hecho delictivo por su parte pese a haber pagado casi un millón de euros en viajes, tratamientos médicos y otros regalos a Juan Carlos I entre 2016 y 2019. En el decreto con el que se dio carpetazo a la investigación, el Ministerio Público concluyó que no hay prueba alguna de que Sanginés-Krause hubiese recibido contraprestaciones por parte del Emérito.
El magnate mexicano, hombre fuerte del banco Goldman Sachs en Europa durante 16 años y considerado como un empresario de éxito en medio mundo, sale al paso de lo que considera «afirmaciones infundadas» y un «ataque» a su reputación. En los últimos días, coincidiendo con la visita que Juan Carlos I está llevando a cabo en España, se le ha acusado de haber ejecutado en octubre de 2018 la millonaria compra del hotel Villamagna -que el banco de inversiones mexicano RHL Properties adquirió por 210 millones de euros, para remodelarlo y después venderlo unos años más tarde- por ser presuntamente conocedor de que la Fiscalía había abierto ya una investigación sobre la fortuna del Emérito. Algo que también desmiente.
La venta del hotel Villamagna
«Fui presidente y fundador de RHL Properties, que fue en su día dueña del hotel Villamagna, pero nunca fui ‘accionista de referencia’. La mayoría del capital provenía tanto de fondos institucionales mexicanos como internacionales. Esto es información pública y jamás hubo ‘accionistas ocultos’», indica en referencia al negocio hotelero que llevó a cabo en España. También niega haber adquirido un inmueble en el madrileño barrio de Salamanca, a través de un presunto entramado empresarial que tendría su matriz en Abu Dabi, con el objetivo de «ocultar dinero» o evadir impuestos.
«Soy accionista de referencia y presidente de The Arc Collection, propietaria del inmueble ubicado en la calle Ayala, 63 de Madrid. Las sociedades que forman parte de esta estructura jamás han ocultado al beneficiario último, que en todos los casos he sido yo», señala Sanginés-Krause. «Todas las sociedades se encuentran y se han encontrado siempre en cabal cumplimiento de sus obligaciones fiscales. Además, al tratarse de un negocio inmobiliario, todos los impuestos causados son pagados en el país donde se encuentra el inmueble, en este caso España», añade.
El amigo mexicano del Emérito
Nacido en 1959, y con doble nacionalidad mexicana y británica, Sanginés Krause se graduó en el Instituto Tecnológico Autónomo de México, una de las universidades más elitistas de ese país. La misma institución en la que se han formado académicamente muchos de los altos cargos que trabajaron en el Gobierno mexicano durante los mandatos de los expresidentes Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Tras décadas dedicándose a la banca de inversiones, recibió un doctorado en Economía por la Universidad de Harvard en 1987 y es actualmente una de las mayores fortunas de México.
«No puedo quedarme sin contestar ante las veladas o no tan veladas acusaciones y me veo obligado a contestar para defender mi nombre y mi reputación», indica en conversación con este diario. «Mis recursos provienen de mi trabajo, más de 16 años como banquero en Goldman Sachs y como inversor en las áreas inmobiliarias y de energía renovable», agrega en relación a las informaciones aparecidas en los últimos días con motivo del viaje del Emérito a España.
Su relación con el Emérito fue conocida por primera vez en julio de 2017, cuando distintos medios del papel cuché se hicieron eco de la asistencia del rey Juan Carlos a la inauguración de un castillo en Irlanda junto a su amiga Marta Gayá. Habían acudido invitados por el millonario mexicano Allen Sanginés-Krause. Según relató la periodista Ana Romero en su libro El Rey ante el espejo, habría sido el primer amigo del Emérito que le alertó sobre los peligros de su relación con Corinna y quien le recomendó distanciarse de ella.
En su conversación con este diario declina hacer comentarios al respecto. Fuentes de su entorno destacan la enorme discreción con la que siempre ha llevado su relación con Juan Carlos I y otros miembros de la aristocracia europea. Añaden que Sanginés-Krause jamás se ha visto imputado en ningún proceso penal ni fiscal por sus negocios y subrayan que los pagos que investigó Anticorrupción correspondían a regalos para un amigo.
Pagos al médico del Rey
Al archivar aquellas pesquisas contra el Emérito, tras años de investigación, el propio Ministerio Público descartó la comisión de delito alguno porque «no existe constancia» de que el empresario mexicano hubiese recibido contraprestaciones por ello. Todas las transferencias y pagos del empresario mexicano a Juan Carlos I y otros miembros de su familia fueron reflejadas en la regularización fiscal de diciembre de 2020 efectuada por el Emérito, que acompañó con un escrito en el que manifestaba que la autoliquidación respondía «a las donaciones de Allen Sanginés Krause».
A pesar de que también se descartó cualquier posible delito en los pagos del empresario mexicano a la clínica del médico de confianza de Don Juan Carlos, el doctor Manuel Sánchez Sánchez, un juez de Barcelona admitió a trámite el pasado mes de mayo una nueva querella del Ministerio Público contra Sanginés-Krause y el mencionado médico. La Fiscalía señala presuntos indicios de que el facultativo habría intentado ocultar pagos de origen desconocido por importe de 1,3 millones de euros. Y señala como presunto cooperador necesario al empresario mexicano y amigo íntimo del Emérito.
Sin embargo, Sanginés-Krause asegura que los 245.000 euros que transfirió a la empresa propietaria de la clínica del facultativo, efectuados desde una mercantil radicada en Madrid, responden a una inversión legítima. Y añade que, en caso de ser citado a declarar por el juez, estará a disposición de la justicia española para demostrar nuevamente la legalidad de sus negocios. En este caso, una inversión en una clínica especializada en los tratamientos anti-envejecimiento de los que hace uso Juan Carlos I. Como adelantó este diario, las autoridades irlandesas aún no han contestado a la comisión rogatoria girada por el juez para solicitar la declaración del empresario mexicano en calidad de querellado.