Las lluvias amenazan el 28-M, pero los expertos no se mojan sobre a quién benefician
Los especialistas tranquilizan a PP y PSOE, con votantes más envejecidos, porque son los que tienen «un compromiso más acreditado» con las urnas
Un fantasma amenaza las elecciones del 28-M: el de la lluvia. Los expertos consultados por THE OBJECTIVE reconocen que las precipitaciones influirán en la jornada electoral, aunque no serán determinantes. Más importancia otorgan a la desafección y a la pulsión política en el territorio. Afirman que cada localidad y cada región tienen unas particularidades diferentes, por lo que descartan mojarse sobre a quién beneficia una meteorología adversa. Eso sí, tranquilizan a los partidos tradicionales, PP y PSOE, con votantes más envejecidos, porque son los que tienen «un compromiso más acreditado».
El domingo están llamados a las urnas casi 35 millones de electores. Serán los encargados de designar a sus representantes en más de 8.200 municipios y 12 comunidades autónomas. En la mayor parte del país los ciudadanos deberán acudir este 28-M a su colegio electoral provistos del paraguas, además de la papeleta. Eso sí, las precipitaciones no serán uniformes. Se prevén más intensas en el levante.
En el PP hay preocupación porque ese escenario les reste opciones en la Comunidad Valenciana, donde la lucha por la presidencia se antoja reñida. O que le aleje de la mayoría absoluta en Murcia o Madrid, donde la victoria parece tan evidente que los dirigentes populares temen que sus votantes se queden en casa. Los expertos afirman que, aunque unas condiciones climáticas adversas dificultan la participación, no resultarán determinantes.
Variables del 28-M
José Pablo Ferrándiz, director de Opinión Pública en Ipsos, afirma que la sociología electoral ha estudiado en profundidad este asunto, pero no existen datos concluyentes: «Influyen más el tipo de elección y las variables». La mayoría de los españoles vota en clave local, indica una encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) realizada hace cuatro años. No obstante, los especialistas sostienen que la política nacional cada vez influye más en las municipales.
«Cada localidad y cada región son un mundo diferente. La lluvia es más un refuerzo para aquellos que han decidido no ir a votar que un condicionante», insiste Ferrándiz. En su opinión, si las encuestas dicen que el candidato al que van a votar va a ganar y que su participación no será decisiva, «se quedan en casa».
El director de Opinión Pública en Ipsos pone como ejemplo lo ocurrido en marzo de 2015 en Andalucía, cuando todas las encuestas daban como ganadora en las elecciones autonómicas a la socialista Susana Díaz. «La desafección hizo que la gente se quedara en casa». Ferrándiz subraya que «si la gente tiene ganas de votar, las condiciones climáticas dan igual, a no ser que existan unas lluvias torrenciales».
«Afectará en mayor medida a quienes ya le venía afectando la desafección», indica Andrés Medina. El director de Metroscopia subraya que, cuando se habla de indecisos, no se hace de la gente que duda entre qué partidos votar, sino si van a acudir a la mesa electoral. Quienes aún no saben qué harán el 28-M oscilan entre el 8 y el 12% del electorado, aunque «ese problema afecta de manera más notable a la izquierda».
Un reparto equitativo
Manuel Mostaza, director de Asuntos Públicos en Atrevia, sostiene que la participación en las municipales suele ser menor que en las generales. Explica que, aunque la lluvia dificulta la participación, no será determinante el domingo. En su opinión, es complicado saber a quién perjudicará más porque «el reparto suele ser equitativo». Alude a que la participación castiga históricamente a la izquierda, pero todo dependerá de «si el PSOE consigue movilizar a su electorado».
«En una campaña todo influye, hasta el tiempo», asegura Ana Salazar, de Idus3. En su opinión, un tiempo desagradable invita menos a salir de casa. «Hay algún estudio que dice que puede bajar hasta medio punto, por lo que no será determinante». Por su experiencia, la lluvia puede tener un impacto mayor si la gente deja de votar en plazas disputadas como Valencia, Sevilla o Barcelona, donde el partido que desee ganar «necesita mucha movilización».
El último sondeo del CIS otorga la victoria del 28-M al PSOE. Los socialistas obtienen una estimación de voto del 30,2% frente al 27,9% del PP, lo que supone una distancia de 2,3 puntos. Los grandes partidos temen que las lluvias previstas para el domingo les perjudique, ya que el perfil de sus votantes es de una edad más avanzada.
«España es un país envejecido. Con DANA o sin ella, las personas que más van a votar son las mayores. PP y PSOE han resistido el envite de los partidos startups gracias a ellos», asegura Mostaza. Una opinión que comparte Andrés Medina, de Metroscopia, para quien la gente mayor ya tiene pensado que irá a votar porque «tienen un compromiso acreditado con las urnas».
Un plus motivacional
Ferrándiz señala que la posibilidad de que los mayores no fuesen a votar ya se barajó en las autonómicas de Galicia y País Vasco en 2020, en plena pandemia, pero que no se produjo. «Son los que más votan», insiste el director de Opinión Pública de Ipsos. En su opinión, la abstención unas veces perjudica a la derecha y otras a la izquierda, aunque a esta lo hace de manera más habitual porque sus votantes «necesitan un plus motivacional para ir a votar».
Salazar asegura que a los mayores les cuesta más salir, pero que la climatología les afecta a todos. «En las andaluzas de junio del año pasado hizo calor y existía el riesgo de que la gente se marchara a la playa. El PP lo sabía, así que en la campaña llenó de vallas la A-49 (la carretera que une Huelva y Sevilla) con el mensaje de que a bañarse podía ir todo el verano pero que votar solo era un día», admite la directora de Idus3. Terminó ganando las elecciones.
Los expertos reconocen que una baja participación beneficia a Podemos y Ciudadanos, que necesitan alcanzar el 5% de los votos válidos para obtener representación. Ferrándiz asegura que, si vas justo y te cuesta crecer, «cuanta más participación, más problemas».
En la misma dirección se manifiesta Mostaza, partidario de reducir el umbral mínimo al 3%. Medina, en cambio, asegura que son partidos a la baja y que su problema es la proliferación de oferta electoral que compite con ellos: «Pone en cuestión el sentido de utilidad».