Interior abre piscinas en diez cárceles, pero solo habrá un chapuzón por preso cada día
Cada prisión ha diseñado un horario por turnos y horas para que los presos puedan refrescarse durante el verano
Churros, flotadores y un chapuzón al día. Unos 8.000 presos podrán volver a disfrutar este verano de un baño refrescante en la piscina. El departamento dirigido por Fernando Grande-Marlaska ha dado luz verde para que las instalaciones acuáticas puedan abrirse en los centros penitenciarios. No obstante, no se trata de una orden como tal, es decisión de la dirección de cada prisión la apertura o no de estos espacios, según explican las fuentes penitenciarias consultadas por THE OBJECTIVE.
España cuenta actualmente con 68 prisiones —no se incluyen las de Cataluña y País Vasco, estas comunidades tienen la competencia transferida—, tres unidades de madres y dos centros psiquiátricos. Sin embargo, no todas ellas disponen de piscina. En total, son en torno a 20 centros los que la tienen operativa. De las cuales, según indican las mismas fuentes, al menos diez están ya a pleno funcionamiento. Se han limpiado, acondicionado y cuentan, en la mayoría de casos, con socorristas, que suelen ser casi siempre los propios internos tras superar un curso que los habilita.
Los centros penitenciarios que ya han puesto en marcha las instalaciones acuáticas, la mayoría desde mediados de junio, son los de Dueñas (Palencia), Topas (Salamanca), Zuera (Zaragoza), Villena y Picassent, ambos en Alicante; y el de Puerto III (Cádiz) y Murcia II, ubicado en Campos del Río. También la cárcel de Pamplona, que hace dos años arregló el techo de la piscina para que se abriese y cerrase de manera motorizada; la de Estremera (Madrid) y la de Soto del Real (Madrid), que abrió hace tres semanas, pero permaneció cerrada unos días a causa de una fuga ya subsanada.
Cada centro ha diseñado unos turnos por día y hora para cada módulo de la prisión en cuestión pueda salir al menos una vez cada 24 horas a la piscina. Se trata de una medida para controlar el acceso a la misma puesto que, como suele ocurrir, existen problemas y conflictos entre presos que conviven en distintos departamentos penitenciarios.
‘Piscinas almacén’
Pese a que son en torno a una treintena las prisiones que tienen estas áreas de ocio y descanso, en el caso de algunas jamás han llegado a utilizarse o han dejado de hacerlo en los últimos años. Por ejemplo, en la prisión de Álava (País Vasco), según precisan fuentes penitenciarias, la piscina no se ha empleado en los 11 años que lleva abierto dicho centro. En las cárceles de Soria y Santa Cruz de Tenerife, por otro lado, se derruyeron y se construyeron en su lugar almacenes y otras áreas de ocio para los reclusos.
Instituciones Penitenciarias reabrió estas instalaciones el año pasado después de dos años de pandemia. El departamento dirigido por Angel Luis Ortiz fijó la reapertura de las piscinas como uno de sus objetivos desde que llegó a la cartera de Prisiones en 2018. El Gobierno de Mariano Rajoy ordenó en 2012 cerrar las piscinas de todos los centros penitenciarios al considerarlo «un gasto importante e innecesario» en plena crisis económica. Después, no obstante, fue igualmente criticado por privatizar parcialmente la seguridad perimetral de las cárceles. Una medida que Interior acaba de renovar con un contrato de otros 77 millones de euros.
En 2018, tras seis años cerradas, el Gobierno, ya bajo el mando de Pedro Sánchez, planteó reabrir 25 piscinas en otros tantos centros penitenciarios. Finalmente, solo lo consiguió con 21 de ellas. Antes de que comenzase el verano, el secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Luís Ortiz, encargó a los directores de los centros que disponen de piscina que redactaran un informe sobre el estado y la situación de las mismas. El presupuesto para la reapertura de las instalaciones fue de 340.000 euros.
Una medida que fue muy criticada por los sindicatos. Consideraban esta partida un «gasto innecesario» cuando hay «otras prioridades dentro de las prisiones como aumentar las plantillas» o la mejora de las condiciones laborales. Hoy, sin embargo, son apenas una docena las que usan durante los meses de julio y agosto.
Polémica con una fuga de agua
El verano pasado la fuga de agua en la piscina del centro penitenciario de Sevilla I también levantó ampollas entre los funcionarios de prisiones. La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias decidió clausurarla después de que perdiese miles de litros de agua durante las casi tres semanas que llevaba abierta a causa de una fractura en su estructura que, según indicaron fuentes de este departamento, se localizó durante la última semana de julio.
Los sindicatos cifraron entre 8.000 y 9.000 los litros de agua que debían rellenarse al día. En otras palabras, según sus cálculos, se utilizaron supuestamente 160.000 litros para mantener el nivel óptimo de agua en la piscina penitenciaria. Tu Abandono Me Puede Matar (TAMPM) fue la que denunció el despilfarro que suponía rellenar la piscina a diario teniendo en cuenta «la escasez de agua» que sufría el país en esa época y, en especial, Andalucía. En aquella época, según datos del Gobierno, los pantanos se encuentran por debajo del umbral del 40% de su capacidad por la falta de lluvias y la sequía.