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España

España ya ha superado las 50.000 llegadas en patera: la segunda cifra más alta de la historia

Siete de cada 10 barcas han llegado a Canarias, que también ha superado las cifras de la crisis de los cayucos en 2007

Un grupo de inmigrantes llega a la isla de El Hierro. | EP

50.606. Es el número de personas que han llegado de manera irregular a España a bordo de embarcaciones en lo que llevamos de año, según se desprende de las últimas cifras oficiales. La mayoría de estos ciudadanos (36.640), procedentes del África subsahariana, han arribado al archipiélago canario. Esto supone que siete de cada diez pateras han sido rescatadas en aguas de alguna de las islas. Unos datos que han ‘roto’ estadísticas. No solo han superado la crisis de los cayucos de 2006, sino que se trata de la segunda cifra más alta de llegadas por vía marítima desde que existen registros, solo superada en 2018, cuando llegaron 57.498 inmigrantes al país cruzando el Estrecho de Gibraltar y el Mar de Alborán. 

Pese a que la ruta atlántica parecía haberse estabilizado a principios del verano a razón de los acuerdos, según se justificaba desde el Ministerio del Interior, con Marruecos, que comenzó a ejercer un mayor control en las salidas de barcas tras recuperar relaciones con el Gobierno español en marzo de 2022 y sellar un acuerdo sobre el Sáhara Occidental; en el mes de septiembre Senegal comenzó a dar signos de inestabilidad, con continuadas revueltas sociales, además de por la crisis económica, por la detención encarcelamiento del líder de la oposición del país, Ousmane Sonko.

Un escenario que desembocó en un éxodo masivo de ciudadanos senegaleses hacia España y con ello, la mayor crisis migratoria que ha vivido Canarias hasta la fecha. Entre septiembre y octubre, más de 25.000 personas, oriundas de este país, fueron rescatadas por Salvamento Marítimo en su intento por llegar a las costas de la comunidad autónoma. A un ritmo frenético, los cayucos, algunos con hasta 250 y 300 personas a bordo, algo jamás visto en la ruta, comenzaron a arribar a las ínsulas. A Tenerife, Fuerteventura, Lanzarote… pero sobre todo a El Hierro. 

Esta isla, la más occidental del archipiélago, se convirtió por su ubicación en el principal puerto de los flujos migratorios. Entre octubre y noviembre, recibió más inmigrantes que el total de su población: 11.280 personas. Registró datos históricos con la llegada de hasta 2.300 personas en menos de una semana. Algo insólito en la ruta atlántica. Hasta el mes de junio, El Hierro solo había recibido una patera con nueve inmigrantes. Pocos meses después, vio como todos sus medios de acogida colapsaban en cuestión de días. 

Derivación a otras islas

A diferencia de la crisis en 2021, en el muelle de Arguineguín, en Gran Canaria, el Ministerio del Interior comenzó a fletar barcos para derivar a los inmigrantes que llegaban a otras islas y evitar congestionar los servicios asistenciales de El Hierro. Más tarde, Migraciones tuvo que hacer lo mismo, una vez colapsaron los centros de acogida en el archipiélago, dando cobijo a unos 6.000 inmigrantes en hoteles y albergues repartidos por la Península. Ello desató las críticas de gobiernos autónomicos y locales, por la celeridad de la decisión y la falta de información. 

Esa política ha servido para aliviar los recursos de la comunidad autónoma, pero el Ejecutivo de Fernando Clavijo sigue denunciando que no dispone de medios para acoger a los menores. En total, Canarias tutela ya a casi 5.000 niños africanos no acompañados, más de doble de los tenía antes del verano, según publica Canarias 7. El archipiélago lleva años pidiendo una reforma legal que obligue al Estado y al resto de regiones a colaborar en este asunto, porque los mecanismos con que cuentan no han funcionado. 

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Visita del ministro

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, anunció el pasado miércoles en una comparencia en el Congreso que su departamento prevé  aumentar en 1.980 plazas la capacidad de acogida a los migrantes en situación irregular que llegan a las Islas Canarias, a través de la ampliación de dos Centros de Atención Temporal de Extranjeros (CATE) en El Hierro y Fuerteventura, y de la creación de otros dos nuevos en Fuerteventura y Tenerife. Además, hace una semana, el Consejo de Ministros aprobó una partida de 1,4 millones de euros a Canarias para para financiar el «traslado y acogida solidaria de 21 niñas, niños y adolescentes inmigrantes no acompañados». Medidas que, a juicio de los canarios, siguen siendo insuficientes. 

Este jueves, la comisaria europea de Interior, Ylva Johansson, ha viajado a Canarias tras aceptar la invitación que le hizo el jefe del Ejecutivo canario en el viaje que realizó a Bruselas el pasado mes de noviembre para conocer la situación migratoria. Acompañada de los ministros de Interior, Fernando Grande-Marlaska; de Migraciones, Elma Saiz; de Política Territorial, Ángel Víctor Torres; y del presidente de Canarias, Fernando Clavijo, la política ha asistido a varias reuniones y ha acudido al CATE de Barranco Seco, en Gran Canaria. 

La agenda de Johansson, sin embargo, solo se ha centrado en esta isla, evitando así visitar los ‘puntos calientes’ de la inmigración, entre ellos el puerto de La Restinga, al sur de El Hierro, donde han arribado la mayoría de embarcaciones que salían de Senegal.

3 comentarios
  1. yogurtu

    Todos estos que vienen son futuros votantes de Pedro el Felón.
    A medida que el país se empobrezca y se llene de analfabetos, más votos para los demagogos socialistas.

  2. yogurtu

    Los socialistas siguen llenando España de mano de obra cualificada.

  3. Ciudadano_Keith

    Esto tiene mala pinta…

    Yo, personalmente, no tengo nada en contra de los negros (a nosotros nos llaman los blancos, no entremos en crisis gratuitamente). Hay blancos, como jorge pujol y familia, que me enrancian la bilis con un pH que tiene que ser negativo necesariamente, no es un tema de color de la piel.

    Pero lo que hay detrás delas cortinas asusta. Con parte de la población autóctona en la bolsa de la pobreza, otra parte asomándose a ella y sin tener en dónde agarrarse. Y venga a dejar a pasar toneladas de carne con la carne oriunda rodeada de moscas.

    No es de recibo. Dejando al margen a aquéllos cuyas madres han ejercido, sino siguen en ello, el oficio más antiguo del mundo (más por vicio que por necesidad), a los retrasados irrecuperables y a los moñas, mi impresión es que el ciudadano ‘normal’ de este país está preocupado profundamente no por el color de la piel de los que llegan sino por sus derivadas, ninguna buena. Ojalá, de una forma reglada, se pudiera acoger a este ingente caudal de personas que huyen de la miseria, pero como se está permitiendo, ni hablar. Acabaremos mal…

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