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El impulsor de los rezos en Ferraz responde a la Conferencia Episcopal: «Defendemos la verdad»

José Andrés Calderón ha enviado una carta al Arzobispo Juan José Omella explicando por qué rezan el Rosario

El impulsor de los rezos en Ferraz responde a la Conferencia Episcopal: «Defendemos la verdad»

José Andrés rezando el Rosario en Ferraz | Chema de la Cierva

El lunes 27 de noviembre, la Delegación del Gobierno prohibió el rezo del Rosario en Ferraz y detuvo a una mujer que recordó que «la oración no es delito». Al día siguiente, José Andrés Calderón, principal impulsor de esta acción frente a la parroquia del Inmaculado Corazón de María, decidió acudir a dicho lugar ya que, según destacó, «hay que obedecer a Dios antes que a los hombres».

Por este motivo, y según señala, «utilizando subterfugios legales» para impedir el rezo, el joven fue identificado y notificado de que recibiría una sanción. Lejos de intimidar a los cientos de presentes, la postura del delegado del Gobierno en Madrid impulsó esta forma de manifestación que, tras 19 días, sigue reuniendo a diario a decenas de personas.

Muchos esperaban conocer la posición de la Conferencia Episcopal -institución administrativa integrada por todos los obispos de las diócesis de España-. El pasado martes 12, en un foro económico, D. Juan José Omella (presidente) se posicionó de forma clara: «Allá ellos, nosotros no vamos a hacer batallas para hacer caer gobiernos. Eso es lo propio de un cristiano y de un ciudadano democrático». Estas declaraciones no sentaron bien a la mayor parte de los manifestantes que, liderados por José Andrés Calderón, han enviado una carta al presidente Omella tratando de explicar todo lo sucedido desde las primeras convocatorias en Ferraz.

En primer lugar, con el objetivo de dar contexto a la acción de rezar el Rosario a diario, Calderón ha explicado qué es «Noviembre Nacional»: «El 3 de noviembre comenzaron las protestas frente a la sede del PSOE. El lunes 6, sin previo aviso, la Unidad de Intervención Policial (UIP) gaseó y agredió a ancianos, mujeres y niños», asegura señalando que, esta «desproporción» reconocida por sindicatos policiales, fue la semilla de las protestas sistemáticas y el Noviembre Nacional.

Cuenta también que, tras varios días, percibió que muchas de las banderas presentes eran del Sagrado Corazón y uno de los cánticos más repetidos era el de «¡España cristiana!»: «Había un anhelo profundo de Dios y algunos católicos decidimos dar un paso hacia delante. El domingo 12, en mitad de las protestas, iniciamos el rezo del Santo Rosario a las 19:30. Durante todos esos días no se generó ningún problema y cada vez más españoles se unieron en oración por nuestra nación», recuerda.

«Sin embargo, el miércoles 22 un inspector de policía quiso identificarme al considerar que ‘soy el responsable’ del Rosario. Tras esto, y para evitar cualquier clase de problemas, procedí a comunicar a la Delegación de Gobierno nuestra intención de orar
en las escaleras del Santuario todos los días», cuenta asegurando que su petición fue denegada y, al día siguiente, quince policías acompañados de un inspector jefe llegaron al lugar de oración.

Entonces, fue avisado de que en caso de proceder con la oración, serían interrumpidos y multados todos los presentes. Decidieron terminar el Rosario en el Paseo de Pintor Rosales «con la finalidad de evitar cualquier tipo de molestia a los allí presentes»: «¿Desobedecer los caprichos arbitrarios de un cargo político o rendir el culto debido a Dios y a su Purísima Madre? Esa era la cuestión», reflexionó pensando que se habían utilizado subterfugios legales para impedir el rezo.

«Ante esta disyuntiva decidí acudir al lugar dónde todo católico debe dirigirse: a la Palabra de Nuestro Señor Jesucristo, a las enseñanzas de los Padres de la Iglesia y a encíclicas papales», asevera indicando que la encíclica del Papa León XIII escribe que «jamás deben ser aceptadas las disposiciones legislativas, de cualquier clase, contrarias a Dios y a la religión».

Multado por desobedecer a la autoridad

El martes 28 se presentó en Ferraz asumiendo las consecuencias plausibles: desde la multa a una posible detención, alegando que «no habría mayor honor que pasar una noche en el calabozo por querer rezar a la Madre de Dios». A los veinte minutos de iniciar el Rosario, la UIP actuó pidiendo a Calderón que se acercara al furgón policial para proceder a multarle.

«La desobediencia a las órdenes gubernamentales está teniendo consecuencias perjudiciales para mi futuro personal y profesional. Llevaba más de año y medio preparando la oposición para ingresar a la escala ejecutiva de la Policía Nacional», cuenta añadiendo que, a partir de ahora, superar una entrevista será muy difícil pero convencido de que uno no debe tener nunca miedo a hacer algo «cuando sabe que es lo correcto».

Pese a que la amnistía es «la gota que colma el vaso», los motivos del joven para acudir a Ferraz son varios y bastante más profundos: «La nación española lleva padeciendo durante décadas gobiernos oligárquicos que han olvidado su función primordial, procurar el bien común», explica citando al obispo Don Marcelo González Martín.

«Lo cierto es que es que el relativismo, el nihilismo, el hedonismo, las estructuras de pecado y la falta de sentido común se han instalado en el êthos español. Las ideologías actúan como religiones seculares o sustitutorias que buscan arrancar el mensaje de Cristo de nuestros corazones», desarrolla en la carta destinada al obispo Omella instando al pueblo español a «no quedar impasible».

No mezclan política y religión

Además, como respuesta a las acusaciones de la Conferencia Episcopal de «querer tumbar Gobiernos», ha querido dejar claro que no es su intención: «Tenemos muy claro que ‘al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios’». Eso sí, considera que el Estado se ha inmiscuido en materias que no le competen y ha usurpado la auctoritas que le pertenecía a la Iglesia: «La Verdad ha sido desplazada por el capricho de un legislador omnipotente que carece de todo límite».

«El católico, ante lo que estamos viviendo, no puede quedarse impávido. Tenemos la misión de evangelizar, llevar el mensaje de Cristo al corpus social y pedir la intercesión de la Reina del Cielo», concluye Calderón indicando que en su caso ayudan a esta tarea rezando con Fe, devoción y esperanza en las escalaras del Santuario del Inmaculado Corazón de María todos los días e instando a Omella a preguntarle por cualquier duda que le surga sobre lo sucedido en el «Rosario por España».

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