Javier Poza (SOS Rural): «Se ha legislado sin escuchar la voz de los productores»
El secretario general de la asociación defiende que el sector primario «debe ser considerado geoestratégico»
Nos encontramos en un momento crucial de la historia en el que el sector primario ha ganado una relevancia sin precedentes. Desde las manifestaciones de los agricultores hasta las políticas agrarias, tanto a nivel comunitario como estatal, se han convertido en temas de máxima importancia en la actualidad. En medio de este contexto, Javier Poza Llorente asume el cargo de secretario general de la asociación SOS Rural. Se destaca su perfil altamente cualificado, caracterizado por su distancia de las controversias que afectan actualmente al sector. Su trayectoria incluye una experiencia de 14 años en política agrícola en Bruselas, tanto en el ámbito privado como institucional. Además, también es viticultor en la provincia de Burgos, por lo que posee un profundo conocimiento de la realidad agrícola tanto española como europea.
El secretario general de SOS Rural defiende que es «necesario que la sociedad urbana conozca cómo se producen los alimentos en Europa». Insiste en esa labor de «pedagogía» para combatir esa desconexión entre el campo y las ciudades y hacer mejores políticas agrarias. Todo, desde una perspectiva constructiva y que incluya todas las formas de pensar. Lo que urge es «un nuevo pacto para que Europa siga siendo un continente de referencia en producción de alimentos». Sobre esto y mucho más habla en esta entrevista concedida a THE OBJECTIVE:
PREGUNTA.– Como secretario general de SOS Rural, ¿cuál es su principal objetivo para promover y proteger las actividades relacionadas con la producción de alimentos en los pueblos?
RESPUESTA.– Mi principal objetivo es que la organización sea útil. Existen muchos instrumentos a nuestro alcance, aparte de los partidos políticos, sindicatos, etcétera, para que la labor del mundo rural sea reconocida. Nosotros consideramos que existe un diagnóstico sobre el que todo el mundo está de acuerdo, pero lo que tenemos que hacer ahora es trabajar en iniciativas y propuestas concretas.
Nosotros trabajamos en iniciativas concretas como una iniciativa legislativa popular, una iniciativa ciudadana europea o un libro blanco para que SOS Rural sea útil. Los partidos políticos, los sindicatos, otro tipo de asociaciones tienen una función, pero nosotros consideramos que se puede hacer más. A día de hoy, las instituciones nos ofrecen una serie de mecanismos para intentar influir en la toma de decisiones, y lo que hacemos a través de SOS Rural es pasar a la acción, presentando iniciativas concretas que mejoren la vida de la gente, intentando influir allí donde se toman las decisiones: en Bruselas, en Madrid o en las capitales de las comunidades autónomas.
P.– ¿Qué experiencias y conocimientos adquiridos durante su tiempo en Bruselas considera más relevantes para su labor en SOS Rural?
R.– Lo más relevante probablemente sea el funcionamiento de las instituciones. Al final, Bruselas es una especie de microcosmos donde prima la diplomacia y el consenso, y donde pasado un tiempo te das cuenta de lo que es posible y de lo que es imposible. Lo que he aprendido durante estos catorce años allí, en los que he trabajado tanto en el sector privado como en las instituciones, es la capacidad para llegar a puntos de encuentro, lo que aquí se denominan “compromisos”.
Probablemente, nosotros vamos a tener que llegar a muchos compromisos, tanto a nivel de la Unión Europea como a nivel de España para que todo el mundo se sienta representado. Yo básicamente lo que me llevo de Bruselas es la capacidad para llegar a acuerdos, un conocimiento profundo de las instituciones y también, por qué no decirlo, la cara más amarga de la política y de la toma de decisiones: muchas veces, la política o la haces o te la hacen.
P.– ¿Cómo cree que su experiencia como viticultor influye en su visión y enfoque al liderar esta asociación?
R.– Tengo una visión práctica de la agricultura, la ganadería y el medio rural. Cuando hablamos, por ejemplo, de burocracia, fauna salvaje, bajos precios, es algo que he experimentado toda mi vida. Es muy importante que exista una experiencia real sobre el terreno, sobre las diferentes problemáticas que tenemos en el mundo rural. Vivir en primera persona ese tipo de circunstancias y de problemas, hace que muchas veces se simpatice muchísimo más con las causas y se entiendan mejor los problemas.
A menudo la gente –sobre todo en el ámbito urbano– no se hace una idea de lo que cuesta producir alimentos, de los estándares a los que están sometidos agricultores, ganaderos, pescadores, etcétera. No lo han vivido, y por eso muchas veces no se muestra el reconocimiento que el productor se merece. Con una visión práctica y real, uno siempre está en mejores condiciones de saber cuáles son los problemas del mundo rural y del sector primario
«El sector primario debe ser considerado un sector geoestratégico, al mismo nivel que la defensa o la energía»
P.– ¿Qué medidas específicas propone para abordar los desafíos actuales que enfrentan las explotaciones agrarias, ganaderas, pesqueras y de caza en España?
R.– Hemos presentado un decálogo general de 13 puntos, donde consideramos el sector primario y la producción de alimentos como un sector geoestratégico, al mismo nivel que la defensa o la energía. Es un decálogo donde la revisión de los acuerdos de libre comercio ocupa un papel fundamental. Allí proponemos también la flexibilización de la actual política agrícola común, así como la reducción de las cargas burocráticas que tenemos en Europa. El decálogo, que es general, se desarrolla a través de un plan de choque con medidas específicas.
El plan de choque aborda, por supuesto, una política comercial más justa, mediante la revisión de los acuerdos de libre comercio, cláusulas espejo y, en el caso por ejemplo de Ucrania, la introducción de una serie de mecanismos de protección para nuestros agricultores y ganaderos. Proponemos también el aplazamiento del cuaderno digital, algo que el ministro de Agricultura ya se ha comprometido a considerar. Asimismo, la revisión de la normativa de fauna salvaje. Sobre los combustibles, trabajamos por el mantenimiento de las bonificaciones que tenemos en diesel agrícola. También reclamamos el refuerzo de una ley de la cadena alimentaria que a día de hoy no termina de funcionar.
Son medidas concretas, y otras más horizontales que van dirigidas a una reordenación en profundidad del marco normativo que, por ejemplo, paralice el actual Pacto Verde, hasta que se realice un estudio sobre el impacto de las diferentes normativas en el sector agroalimentario y en la producción de alimentos. Una ley de seguridad y de soberanía alimentaria que garantice la producción de alimentos en Europa y que garantice a los consumidores alimentos de calidad, en abundancia y a un precio razonable.
Además de una ley marco a nivel, por ejemplo de España, que proteja las tierras agrícolas de cualquier otro tipo de usos, como de carácter industrial o energético. Aparte, por supuesto, de medidas ya de cara a la nueva PAC, que se empezará a negociar en el 2025. Para que las propuestas del diálogo estructurado que se ha establecido en Bruselas por la presidenta Ursula von der Leyen, sean incorporadas en la próxima propuesta que realice la Comisión.
«Somos una organización muy transversal y nosotros lo que defendemos no es ni de derechas ni de izquierdas, sino de sentido común»
P.– Dada su afiliación política previa al PSOE, ¿cómo garantiza que SOS Rural sea una organización inclusiva y apolítica, representando los intereses de todos los agricultores y productores rurales, independientemente de su afiliación política?
R.– Todos tenemos un pasado y todos tenemos una ideología. Que yo haya estado afiliado al PSOE, más o menos en mi juventud, no quita para que yo pueda garantizar al 100% que SOS Rural es una organización inclusiva. En ese sentido, toda persona que tenga una cierta inquietud acerca del mundo rural es bienvenida, sea del PSOE, o sea del Partido Popular. A nosotros, en ese sentido, tampoco nos interesan mucho las siglas o dónde milita una persona o en qué sindicato está. Nosotros lo que valoramos es el compromiso y los valores de la persona con respecto al medio rural y la producción de alimentos.
Está bien tener una ideología, está bien tener una forma de pensar, pero nosotros somos una organización transversal lo que defendemos no es ni de derechas ni de izquierdas, sino muchas veces de puro sentido común. Garantizar la producción de alimentos en Europa, que los agricultores o los ganaderos puedan vivir de una forma digna y que los consumidores puedan acceder a una serie de alimentos a unos precios razonables debe de estar fuera del debate político
P.– En su opinión, ¿cuál es el papel de las asociaciones como SOS Rural en la promoción de prácticas agrícolas sostenibles y respetuosas con el medio ambiente?
R.– Desde SOS Rural hemos identificado un problema fundamental en el mundo agrícola, existe una enorme brecha entre el conocimiento y la innovación que existen en universidades, centros de investigación y empresas, y su implementación en el campo. Queremos trabajar en el medio y en el largo plazo para haya una transferencia efectiva de ese conocimiento a los campos, tanto en España como en Europa, porque muchas veces el agricultor no conoce tipos de prácticas, que pueden ser muy beneficiosas para el planeta, pero también para su bolsillo y es bueno que las vea in situ. Nosotros, por ejemplo, echamos mucho de menos los antiguos servicios de extensión agraria.
Aunque en la PAC hay una serie de medidas para la transferencia de conocimiento, consideramos que en los últimos casi 50 años se ha dejado muy de lado. Como he dicho, existen prácticas que son beneficiosas para el medio ambiente, que muchas veces son desconocidas por parte de los de los productores, necesitamos que, a través de campos de ensayo, a través de proyectos, de una serie de iniciativas que esa transferencia de conocimiento se produzca de una forma real.
P.– ¿Cómo aborda SOS Rural la problemática de la despoblación rural y qué acciones concretas llevan a cabo para fomentar el desarrollo rural y la calidad de vida en los pueblos?
R.– Para nosotros, la principal acción es mantener la actividad agraria y ganadera en el medio rural. Para mantener la vida de los pueblos es necesario mantener una mínima actividad económica y ahí la agricultura, la ganadería y la pesca juegan un papel fundamental, por ejemplo, nosotros en la ILP que comentaba antes o en la iniciativa ciudadana europea, ponemos mucho énfasis en el mantenimiento de los regadíos, que tienen un efecto multiplicador enorme. Si uno coge los datos, sobre los regadíos y la capacidad que tienen para fijar población, se da cuenta de que en aquellas zonas de España donde hay una superficie regada la despoblación es mucho menor. Hay mayor actividad económica y, por tanto, hay un mayor relevo generacional.
Por supuesto, también es necesario tener servicios, infraestructuras y redes de conexión, banda ancha, etcétera. Pero, al final, si no tenemos ningún tipo de actividad económica, si no creamos empleo, al final las zonas rurales están abocadas a la despoblación, y nosotros lo que queremos hacer es revertir eso, crear oportunidades para que la gente no se tenga que marchar, para que la gente pueda decidir dónde vivir.
«Se puede y debe combinar la producción de alimentos, garantizando la soberanía y la seguridad alimentaria en Europa, y un medio ambiente vivo y sostenible»
P.– ¿Qué opina sobre las recientes controversias y disputas en el sector agrícola y cómo cree que pueden resolverse de manera constructiva?
R.– Siempre se puede llegar a un punto de acuerdo, o sea, a un punto intermedio. Para nosotros es muy importante que Europa siga siendo un continente líder en la producción de alimentos con los máximos estándares de calidad. Se pueden combinar ambas cosas: la producción de alimentos, garantizando la soberanía y la seguridad alimentaria en Europa, y un medio ambiente vivo y más sostenible. Sinceramente, yo desde mi experiencia en Bruselas creo que siempre se puede llegar a un punto de encuentro. Hay que sacar la ideología de este tipo de cuestiones, tenemos que ser razonables constructivos y aplicar el sentido común.
En los últimos 25 años estamos ideologizando todo, cada materia, cada gesto y eso no es bueno porque al final se crean bandos. Lo que hay que aplicar es el sentido común. Todas estas cuestiones se pueden resolver de una forma constructiva y con diálogo. El diálogo estratégico que ha planteado la presidenta Von der Leyen es un paso en esa dirección. Se tenía que haber hecho antes porque lo que se ha hecho es legislar sin escuchar la voz de los productores y por eso estamos como estamos. Nosotros somos siempre partidarios del diálogo, de un diálogo constructivo y sobre todo basado en criterios científicos y con sentido común.
«Necesitamos un nuevo pacto para que Europa siga siendo un continente de referencia en producción alimentaria»
P.– ¿Cuál es su visión respecto al futuro de la política agrícola común de la Unión Europea y cómo cree que puede beneficiar a los agricultores y productores rurales españoles?
R.– El futuro de la política agrícola será negativo si no influimos de una forma eficaz en la toma de decisiones. Como he dicho antes, la política o la haces o te la hacen. Sea en Bruselas, en Madrid o en cualquier otro sitio. Y lo que hemos visto en los últimos años es que se han ido tomando una serie de decisiones sin contar con el sector primario. En Europa, al margen de la política agrícola, lo que hace falta es una visión a medio largo plazo sobre el sector alimentario, sobre el sector agrícola, sobre el sistema agroalimentario que queremos, qué tipo de agricultura queremos, qué tipo de sistema alimentario queremos y, a partir de ahí, construir las políticas en esa dirección.
Nosotros vamos a defender los objetivos de la política agrícola que se encuentran establecidos en el artículo 39 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, que básicamente es asegurar una seguridad alimentaria en Europa, unas condiciones dignas para los agricultores y alimentos de calidad a precios razonables. Por tanto, nosotros lo que vamos a intentar es influir en esa política y por supuesto intentar que la Unión Europea tenga una visión a medio largo plazo sobre el sistema alimentario que queremos. Por eso incidimos mucho en esa ley de seguridad y de soberanía alimentaria que debería de desarrollar, por ejemplo, el Tratado de Funcionamiento y su artículo 39. Necesitamos un nuevo pacto, algo que se ha hecho con el Green Deal, con el Pacto Verde. Necesitamos un nuevo pacto entre la sociedad y los productores para que Europa siga siendo un continente de referencia en producción alimentaria.
P.– ¿Qué mensaje le gustaría enviar a los agricultores y productores rurales españoles en estos tiempos de incertidumbre y desafíos en el sector?
R.– Siempre me gusta terminar con un mensaje positivo, un mensaje de ilusión. He visto muchos modelos agrícolas a lo largo del mundo y tengo que decir que tenemos un sector agroalimentario en Europa que de verdad es la envidia de muchos países. Es verdad que la gente está completamente asqueada y que se plantea tirar la toalla. Pero, sinceramente, nosotros creemos que cambiando las políticas que se han hecho hasta ahora y logrando que el sector primario sea influyente, se pueden cambiar las cosas.
Si no lo hacemos por nosotros, tenemos que hacerlo por nuestros antepasados y por las generaciones futuras. Tenemos un bien preciado, que es la producción de alimentos en Europa, un sistema alimentario que es geoestratégico que tiene que ser preservado. Debemos intentar mantenerlo a toda costa y mandar un mensaje de ilusión. Porque cambiando las políticas es posible preservar nuestro bien más preciado.