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Un informe denuncia el «sesgo ideológico» de la ayuda al desarrollo española

Cada vez se destina más asistencia al aborto y a la igualdad de género, y menos a conseguir la paz o luchar contra el hambre

Un informe denuncia el «sesgo ideológico» de la ayuda al desarrollo española

Participación de Pedro Sánchez en la Cumbre sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible. | Moncloa

En la última década, la Ayuda Oficial para el Desarrollo (AOD) española ha crecido considerablemente, conforme ha aumentado el interés de los distintos gobiernos por hacer de esta un pilar fundamental de su política exterior. Sin embargo, un análisis cuantitativo y cualitativo evidencia que también ha sido creciente «la carga ideológica que la acompaña». Así lo denuncia la Fundación Disenso en el informe El sesgo ideológico de la ayuda al desarrollo, que se publica este miércoles y al que ha tenido acceso THE OBJECTIVE.

El think tank de Vox ha analizado al detalle la eficiencia en la AOD como partida de gasto público, los países destinatarios de estas ayudas, y los temas sobre los que versan los proyectos financiados. De ahí concluye que se ha apostado por ciertos «postulados ideológicos» que, en ocasiones, «llegan incluso a perjudicar el interés nacional de España por contravenir sus intereses estratégicos». Por ello, Disenso recomienda reducir el gasto público en esta materia y someterlo a una mayor fiscalización, tanto en su dimensión cuantitativa como cualitativa.

La AOD es la ayuda gubernamental que promueve y apunta específicamente al desarrollo económico y el bienestar de los países en desarrollo. Esta, como recoge el informe, ha recibido críticas por cuestiones operativas, como la falta de transparencia en el proceso de adjudicación o la baja calidad democrática de los países receptores, pero también por su fungibilidad, que «puede obstruir el propósito del gobierno donante detrás de la asignación de ayuda exterior».

Pese a estas críticas recurrentes, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, manifestó desde su primer mandato un firme compromiso con el multilateralismo y la Agenda 2030. Así las cosas, desde junio de 2018, el Ejecutivo socialista ha querido situar la Agenda 2030 en el corazón de la acción exterior española. Como reflejo de este compromiso, la AOD ha ido ascendiendo paulatinamente (del 0,2% al 0,4%) con el objetivo de alcanzar el 0,7% del PIB en 2030.

Países destinatarios

En cuanto al sesgo ideológico creciente de esta ayuda, el informe enfoca primero a los países destinatarios. En este sentido, señala cómo según la última memoria publicada por la AECID, a lo largo de 2021, esta gestionó ayudas para más de 36 países en América Latina y Caribe, África y Asia.

Entre estos, hay un buen número de países con los que España mantiene una relación de especial intensidad debido a lazos históricos y culturales, como sucede con Iberoamérica en general, y también con algunos países en África, como Guinea Ecuatorial o el Sáhara Occidental, o en Asia, como Filipinas. Sin embargo, también llama la atención un buen número de países con los que existe una relación compleja en el plano de la política exterior, bien por tratarse de regímenes autoritarios o de escasa calidad democrática, como Venezuela, o por la creciente tensión geopolítica que presentan para España, como Marruecos. Por último, hay algunos lugares cuyo carácter de receptor de la ayuda española parece afectar de manera marginal los intereses de política exterior, como es el caso de Palestina

Agenda 2030

En cuanto a qué se destina la AOD, el informe destaca cómo la Agenda 2030 se ha convertido en el marco de referencia, lo cual supone ya un «primer sesgo, de corte idealista, en el plano filosófico y globalista, en el sentido de que se trata de compromisos emanados de las principales instancias de gobernanza mundial; acuerdos en los que España no ha tenido un poder de decisión suficiente como hacer valer sus intereses nacionales».

Dentro de los objetivos de dicha agenda, se observa una preferencia creciente por la «igualdad de género». Así, por ejemplo, destaca que en Sáhara Occidental —que la AECID denomina «población saharaui»— se destinó en 2021 un total de 5.263.965 euros distribuidos en seis subvenciones, siendo la partida destinada a la igualdad de género más del doble que la asignada a paz o justicia. Del mismo modo, llama la atención que se destinaran 13.413.481 euros a Palestina ese mismo año en 21 subvenciones, adjudicándose más del 11% a proyectos de igualdad de género.

Esta preferencia por el género, al que la AECID destinó en 2021 el 15,2% de la ayuda al desarrollo, también tiene un impacto en partidas incluidas en Salud y Bienestar, que ascendieron al 11,8% de las ayudas gestionadas por la AECID en 2021 y que consisten en su mayoría en cuestiones relativas a salud sexual y reproductiva a través de las que España exporta su cultura demográfica y del aborto.

En 2019, España ya destinó 3.515.876 euros en concepto de «acceso universal a salud sexual y reproductiva y derechos reproductivos» (aborto). Por último, el enfoque feminista de la AOD de España también ha cristalizado en los últimos tiempos en la puesta en marcha en 2021 de varios programas temáticos de entre los que destacan Ellas+, para fomentar el «empoderamiento de las mujeres» y FONTEC para apostar por la «transición ecológica justa». Esto evidencia un cambio en las prioridades en política exterior, sobre todo en la última legislatura.

«Sesgo ideológico»

Por lo expuesto, Disenso concluye que la AOD española peca de «un marcado sesgo ideológico», que va «en línea con las principales agendas globalistas marcadas por los organismos de gobernanza mundial y que poco tienen que ver con los intereses nacionales de España ni contribuyen a la buena marcha de su política exterior». Este sesgo se aprecia especialmente en los factores cualitativos observados, en los que sí hay presente una obsesión por la identidad sexual y la promoción del aborto, alejadas de cuestiones clásicas de la ayuda al desarrollo como la lucha contra el hambre o la búsqueda de la paz.

Asimismo, también hay elementos cuantitativos que apuntan a un sesgo de partida, como es el compromiso de España para alcanzar el 0,3% del PIB en AOD sin atender a las cuestiones estratégicas o de coyuntura a las que habría que considerar antes. O incluso compromisos multilaterales adquiridos por nuestro país y que a todas luces resultan prioritarios, como es el objetivo de llegar al 2% del PIB en gasto militar en 2029, tal como se ha comprometido con la OTAN cuando en 2022 apenas alcanzó el 1,47%. En cuanto al contexto económico del que podría predicarse una AOD cada vez más generosa, cabe destacar que España está lejos de la bonanza que refleja una partida de gasto como la AOD. Así lo constata un déficit del 4,73% del PIB (63.736 millones de euros) con el que se cerró 2022 o una deuda pública que asciende al 109,9% del PIB (1.577.266 millones de euros) en el tercer trimestre de 2023. «En términos generales, parece una exigencia de prudencia y de buen gobierno que el crecimiento de la AOD no sea superior al crecimiento del PIB», concluye.

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