Un juez investiga la «extraña» muerte de un preso guardia civil en la cárcel de Estremera
Los funcionarios hallaron el cuerpo sin vida del agente con la cabeza atrapada en la puerta automática de su celda
Un juzgado de Madrid investiga la muerte de un guardia civil preso que cumplía condena en la cárcel de Estremera (Madrid VII) el pasado mes de octubre, según confirman a THE OBJECTIVE fuentes penitenciarias. El hombre, de unos 70 años, fue hallado sin vida con la cabeza atrapada en la puerta automática de su celda. Al parecer, señalan las fuentes consultadas, el interno habría permanecido así durante más de una hora hasta que en el recuento nocturno, los funcionarios de prisiones se percataron del suceso. La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias abrió una información previa y dio traslado a la autoridad judicial, que ahora trata de averiguar en qué circunstancias se produjo el fallecimiento del agente, Emilio M. S., y si existe algún tipo de responsabilidad por parte del personal de la prisión.
La principal incógnita por despejar es si la muerte del recluso fue por causas naturales o, por el contrario, provocada por la puerta automática del módulo, señalan las mismas fuentes. De este modo la investigación maneja principalmente dos hipótesis. Que el recluso falleciese, cayese desplomado en el margen de la puerta y después esta última se cerrase en el horario previsto al llegar la noche. O que la puerta eléctrica, de improviso, estrangulase al agente a causa de algún error informático o humano cuando estaba saliendo. Las fuentes consultadas destacan la gran potencia que tiene el cierre automático de la puerta.
Lo llamativo, en cualquier caso, explican desde la prisión madrileña, es que la puerta eléctrica se cierra desde un dispositivo central y ante cualquier obstáculo que impida llevar a cabo esa acción, salta una alarma en dos departamentos distintos de la cárcel. En ese momento, el funcionario encargado debe alertar por megafonía del incidente para que algún trabajador se desplace hasta la celda y compruebe si hay algún tipo de problema. Las fuentes penitenciarias señalan que el dispositivo funcionó con normalidad y que no existió advertencia por parte de ningún trabajador. Una hora más tarde, en la inspección nocturna rutinaria y cuando todos los internos deben estar en las celdas, encontraron el cuerpo del recluso.
Un suceso «extraño»
En cualquier caso, Prisiones también trata de averiguar por qué no funcionó el sistema automático que reabre el cierre de la puerta de la celda. En circunstancias normales, si surge algún tipo de problema, la cancela se debe abrir automáticamente pero, en este caso, los trabajadores penitenciarios encontraron a la víctima con la cabeza atrapada en la misma. «Ha sido un suceso muy extraño, sabemos que se está investigando, pero hay mucho secretismo en torno a todo», cuenta un funcionario a este periódico. «Es un caso complicado», responde otro, sin dar más detalles sobre los hechos.
En paralelo, Instituciones Penitenciarias también investiga a varios funcionarios de la prisión madrileña de Valdemoro por unos vídeos grabados supuestamente por un preso del penal en los que estos trabajadores aparecerían en situaciones comprometedoras durante el desempeño de sus funciones, según revelan a THE OBJECTIVE fuentes penitenciarias. Al parecer, explican las mismas fuentes, el interno, de origen búlgaro, intentó sin éxito que las grabaciones trascendieran a la prensa. Los hechos finalmente acabaron llegando a conocimiento del departamento dirigido por Ángel Luis Ortiz y hace unos meses decidió iniciar pesquisas.
Vídeos comprometedores en Valdemoro
Los hechos se remontan al pasado mes de septiembre. Los distintos vídeos fueron grabados con un teléfono por el citado interno, que desempeñaba un puesto de ayudante en el módulo de ingresos. Lo que en las cárceles se denomina como un preso de confianza. De acuerdo con los distintos testimonios recabados por este periódico, durante su estancia en esa sección el recluso se habría aprovechado de su posición para grabar imágenes suyas deambulando por el interior de la prisión «dando a entender que él podía hacer lo que quería: que tenía total libertad»; y también otras a los funcionarios que trabajan actualmente en ese módulo.
En estos vídeos, señalan fuentes penitenciarias, se advierte a los trabajadores supuestamente excediéndose en el uso de sus atribuciones, así como compartiendo momentos de ocio con otros compañeros durante su horario laboral. Prisiones investiga ahora la veracidad de estas grabaciones y trata de dilucidar por qué el preso de confianza tenía un móvil dentro de la cárcel —algo completamente prohibido— y podía pasearse por las instalaciones penitenciarias sin ningún tipo de obstáculo, cuando estaba bajo la vigilancia de los investigados.