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España

Investigan si un mando de la prisión de Vizcaya coló a su hijo para que le tratase la psiquiatra

El joven accedió con su padre a la cárcel de Basauri con una bata médica y sin pasar ningún control de seguridad

Investigan si un mando de la prisión de Vizcaya coló a su hijo para que le tratase la psiquiatra

Una prisión española, en una imagen de archivo. | EP

La Dirección de Justicia del Gobierno Vasco ha abierto una investigación interna para aclarar las circunstancias en las que se produjo la visita del hijo de un jefe de servicios de la cárcel de Basauri, en Vizcaya, al citado centro penitenciario el pasado 14 de octubre, según revelan a THE OBJECTIVE fuentes de la prisión vasca. El funcionario entró con su vástago a la prisión con el objetivo de que la psiquiatra del penal le tratase como paciente en su consulta, algo totalmente irregular. Así, detallan las mismas fuentes, ambos colaron al joven hasta el interior de la prisión, saltándose todos los controles de seguridad y sin que existiese ningún tipo de permiso para ello. 

En el marco de estas pesquisas, que todavía no tienen carácter oficial, el departamento de prisiones ha mandado un cuestionario a todos los funcionarios que prestaban servicio ese día para que elaboren un informe de lo ocurrido, aseguran a este diario fuentes del organismo vasco. La Dirección de Justicia quiere saber quién autorizó la entrada del joven y cómo pudo producirse esa brecha de seguridad, al margen, por ahora, de que el hijo de un funcionario no puede ser atendido por los servicios de un centro penitenciario. En cualquier caso, fuentes penitenciarias advierten de que no era la primera vez que el jefe de servicios llevaba a su hijo al centro de Basauri. 

Le pusieron una bata de médico

Según fuentes de la prisión de Basauri, el funcionario y la psiquiatra pusieron una bata blanca de los servicios médicos del penal al hijo del primero para que pasase inadvertido entre la plantilla y pudiese llegar sin contratiempos a la consulta de psiquiatría. Aun así, distintos funcionarios identificaron al individuo, habida cuenta de que ya lo conocían de ocasiones anteriores, aseguran las mismas fuentes. Cuando la visita es autorizada, suele colocarse un distintivo al visitante para que el personal sepa que se trata de alguien externo.

Lo grave fue el recorrido que el supuesto paciente hizo por la prisión en compañía del jefe de servicios, que trabaja en el centro desde hace décadas, y de la facultativa. «Cruzaron por uno de los módulos más peligrosos, donde desde luego las medidas de seguridad son o tendrían que ser más rigurosas. Allí se encuentran los internos más conflictivos: los que están en aislamiento, hay camas de sujeción mecánica… Si de pronto ocurre algo con algún preso o el joven se indispone en esa zona… podría haberse generado un gran conflicto». 

No estaba de servicio en la prisión

Se da la circunstancia de que el jefe de servicios no estaba trabajando ese día en el centro, lo que llamó aún más la atención de los funcionarios. Además, ningún otro mando estaba al tanto de que iba a hacer esa visita el pasado 14 de octubre, ni se justificó posteriormente, aseguran fuentes penitenciarias.

Los funcionarios culpan en parte también a la administración penitenciaria vasca, habida cuenta de que en los últimos años han contratado a numeroso personal interino y sin experiencia para suplir la carencia de trabajadores en las prisiones. El día de los hechos, algunos de los empleados que estaban en los controles de seguridad eran interinos. Los sindicatos se quejan de que el Gobierno forma al nuevo personal de manera exprés, lo que luego desencadena problemas en el funcionamiento de las prisiones y en la relación con los presos.

Desde que el Ejecutivo vasco asumió la gestión de las tres cárceles de la región, casi un tercio de la plantilla de funcionarios se ha marchado a trabajar a centros que dependen del Ministerio del Interior. A principios de 2025, casi un centenar salió del sistema vasco tras formular su petición en el concurso de traslados. Y el año próximo, advierten fuentes sindicales, las solicitudes también serán numerosas. Los funcionarios siguen denunciando sobrecarga de trabajo y falta de personal, mientras aún se negocian sus condiciones económicas y laborales con el Gobierno, cuatro años después de que asumiese la competencia.







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