El sector castigado de la flor cortada se marchita en el Día de Todos los Santos
La floricultura se debilita en Andalucía debido, entre otras cosas, a la fuerte competencia que presentan otros países
El Día de Todos los Santos empuja el sector de la floricultura. Junto al Día de la Madre, la fecha del 1 de noviembre es la más distinguida para la industria de la flor cortada. La facturación puede corresponder al 30% de las ventas totales de un año. Los comercios y proveedores son conocedores de la importancia de esta marca en el calendario, como también de las dificultades que el sector está atravesando.
El administrador de Samiflor S.L.U, Rubén Buzón, asegura que las ventas se pueden multiplicar hasta por tres en esta festividad. La flor estrella es la margarita, acompañada de los gladiolos, claveles, liliums o pompones, entre otras.
El 1 de noviembre denota un impulso para el sector, pero resulta «insuficiente» ante la cantidad de dificultades que se han vivido a lo largo del año presente. Uno de los principales obstáculos es la continua prohibición que está imponiendo la Unión Europea sobre algunos productos fitosanitarios. El problema radica, según Moisés Buzón, productor autónomo de flor cortada en Sanlúcar de Barrameda, en que países como Marruecos u otros de Latinoamérica no tienen estas restricciones y eso los convierte en grandes competidores dentro del mercado.
«Hay muchos problemas de insectos. Los países donde no existen estas limitaciones, generalmente africanos o latinoamericanos, importan esas flores a nuestro país y nos resulta muy difícil hacerles competencia», explica Moisés Buzón.
Una de las plagas que más estragos generó fue la del trips en la zona de Lebrija, Sevilla. La incontrolable masa de insectos provocó la destrucción de cultivos enteros. La situación no se pudo revertir debido a las exigentes regulaciones por parte de la Comunidad Europea: «Antes había productos que mataban a estos insectos, pero ahora están prohibidos, generando elevadas pérdidas irremediables».
Un sector en horas bajas
Holanda también se ha sumado en los últimos años a este mercado. La estrategia de un grupo de holandeses «pudientes» consiste en realizar acuerdos con cooperativas de agricultores andaluces y plantar sus tallos en terreno español. De esta manera, consiguen pingües beneficios y desmantelan a los productores locales.
A la espera de conocer los beneficios que deja al sector esta fecha tan señalada, los proveedores de flor cortada aseguran que el descenso de consumo es bastante notable con respecto a otros años: «El sector revive, pero no como se esperaba», explica un proveedor gaditano.
Los productores de flor cortada se han visto obligados este año a vender gran parte de su mercancía a un precio inferior al coste de producción. Esta situación se debe fundamentalmente a que el costo se ha triplicado. Rubén Buzón explica que el incremento del mantenimiento de la flor cortada repercute directamente en el precio final al cliente, explicando así que muchos no puedan permitirse este año adquirir flores para rememorar a sus difuntos.
Uno de los golpes más duros que ha vivido la floricultura en las últimas semanas tiene nombre propio: «Bernard». El temporal que sacudió gran parte de Andalucía ha generado un impacto en el sector sin precedentes. Los vientos alcanzaron los 140 km/h en algunos puntos de Cádiz y ha consumido invernaderos completos, dejando en situación de vulnerabilidad a muchas familias.
«Muchos invernaderos han sido totalmente destruidos cuando se encontraban en plena producción. Esta situación ha dejado grandes pérdidas en un momento clave», corrobora Moisés Buzón a THE OBJECTIVE.
Andalucía: lugar idílico pero en riesgo
Andalucía es una de las mejores zonas para la flor cortada gracias a su climatología. El agua, la luz, la temperatura y la buena tierra avalan al sur de España como un lugar ejemplar para cultivar y ser un referente a nivel internacional en la materia. Sin embargo, la zona presenta cada vez más invernaderos vacíos, incapaces de obtener rentabilidad ante las numerosas trabas que se interponen continuamente.
«En la zona de Cádiz tenemos un clima que no está en ningún sitio. Pero se está importando mucha flor de fuera: el clavel viene de Colombia, rosas de Ecuador, flores de Holanda, de Kenia y de muchos sitios donde el coste es mucho menor. El clima es buenísimo pero la competencia es enorme», afirma Rubén Buzón, administrador de Samiflor S.L.U.
Ayudas insuficientes
El sector asegura no tener el apoyo necesario por parte del Gobierno, en comparación con las ayudas que reciben otros países en este mismo sector. Las pequeñas subvenciones que han llegado resultan escasas. Generalmente, las prestaciones recibidas por parte de las familias no consiguen cubrir más del 20% de las pérdidas.
Aunque la fecha realza los ingresos de los trabajadores dedicados a la floricultura, se observa un cambio de tendencia. Con el paso de los años, cada vez menos personas acuden a los cementerios a dejar flores a sus seres queridos. El gremio de la flor cortada observa con incertidumbre su futuro, esperando un punto de inflexión que permita disminuir los costes de producción y mejorar la competitividad nacional ante las hegemónicas importaciones.