Gibraltar intensifica el relleno en aguas españolas pese a las denuncias ecologistas
La aceleración en el flujo de camiones podría responder a la urgencia por evitar una eventual intervención
En los últimos días, Gibraltar ha intensificado la importación de rocas desde canteras situadas en la provincia de Málaga, España, con el objetivo de avanzar en su ambicioso proyecto urbanístico Eastside. Este proyecto de expansión en la costa oriental del Peñón implica ganar terreno al mar en una Zona Especial de Conservación (ZEC) del Estrecho de Gibraltar. La actividad se ha visto acompañada por una notable frecuencia en el cruce de camiones, con días que rebasan los más de cien vehículos transportando alrededor de 50.000 toneladas de rocas extraídas del torcal de la Utrera, un espacio natural protegido.
El Eastside Project, promovido por la fundación TNG Global Foundation en colaboración con el Gobierno gibraltareño, busca construir un lujoso complejo que incluirá torres residenciales, comercios y un puerto deportivo en una extensión de 45.000 metros cuadrados. Las rocas que llegan al Peñón se utilizan para levantar muros de contención y realizar rellenos que forman la base estructural de este desarrollo, impulsado a partir de un contrato de arrendamiento firmado entre TNG y las autoridades de Gibraltar.
Este incremento en el suministro de piedras no ha pasado inadvertido. Como informó recientemente THE OBJECTIVE, la organización Verdemar-Ecologistas en Acción ha interpuesto una denuncia formal ante la Fiscalía General del Estado, solicitando la intervención urgente de autoridades tanto nacionales como europeas para detener lo que califican como un impacto irreversible en el ecosistema marino del Estrecho. Según ha explicado en varias ocasiones el presidente de Verdemar, esta actividad supone una expansión del territorio que no está permitida, al mismo tiempo que se comete un atentado contra la biodiversidad de la región.
Las extracciones de roca para este proyecto se hacen en la cantera de La Utrera, una zona de valor ecológico y arqueológico. Las autoridades españolas, en especial la Subdirección General de Biodiversidad, han respondido trasladando la denuncia de Verdemar a la Junta de Andalucía, que evaluará el impacto ambiental en la Sierra de la Utrera y en los espacios protegidos del Estrecho.
Esta medida ha derivado en una revisión de la viabilidad de la extracción en la cantera, donde las consejerías de Cultura y Deporte y la de Sostenibilidad y Medio Ambiente investigan si esta actividad podría estar afectando a bienes de interés cultural o generando daños ambientales significativos.
La aceleración en el flujo de camiones y la rapidez con la que Gibraltar avanza en el Eastside Project responden, según los ecologistas, a la urgencia del Peñón por evitar una eventual intervención española o europea que obstaculice el suministro de piedras. Aunque la Fiscalía española ha admitido la denuncia, hasta el momento las obras continúan sin alteraciones visibles en el ritmo de trabajo, aunque sí destaca un movimiento constante de materiales que parecen acelerar los tiempos de finalización.
Aguas residuales
El conflicto por la gestión de las aguas y el impacto ambiental en la zona coincide con otro tema de gran controversia: los vertidos de aguas residuales de Gibraltar al mar, un problema que desde hace años afecta gravemente a la bahía de Algeciras. La colonia británica sigue sin contar con una planta de tratamiento de aguas residuales, lo que conlleva la descarga directa al mar de aguas fecales sin procesar, que incluyen residuos sólidos y contaminantes químicos.
Este flujo de desechos ha resultado en un deterioro de las aguas, perjudicando tanto al entorno marino como a la salud de las poblaciones cercanas en el lado español, especialmente con las corrientes que arrastran estos residuos hacia las playas de Sotogrande y la costa del Estrecho.
La falta de medidas para gestionar estos vertidos ha suscitado múltiples reclamaciones, en especial por parte del alcalde de Algeciras, José Ignacio Landaluce, que denuncia la actitud de Gibraltar al respecto. En varias ocasiones, el alcalde ha señalado que el gobierno gibraltareño, pese a su alta renta per cápita, no ha invertido en una depuradora, lo que agrava la situación.
Para los residentes y autoridades locales, la falta de acción por parte de Gibraltar es particularmente desconcertante, ya que antes del Brexit, la Unión Europea había instado a la colonia británica a aplicar sistemas de tratamiento de aguas residuales. Sin embargo, tras la salida del Reino Unido del bloque europeo, Gibraltar ha evitado cumplir con estas recomendaciones.
Negociaciones estancadas
En el marco de estos conflictos ambientales, las tensiones diplomáticas entre España y Gibraltar han ido en aumento, complicando el avance de las negociaciones bilaterales entre Reino Unido y la Unión Europea en torno al Peñón tras el Brexit. Uno de los puntos críticos en este proceso es la regulación de la frontera, que España ya prepara para incluir sistemas de control biométrico dentro del nuevo Sistema de Entradas y Salidas (SES) del espacio Schengen.
El ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel Albares, ha instado al gobierno británico a avanzar en las negociaciones, argumentando que el acuerdo sobre Gibraltar es fundamental para cualquier acercamiento entre Londres y Bruselas tras el Brexit.