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ERC asume la burla de Sánchez con la mesa de diálogo pero la usará para desgastar a Junts

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, dilatará el máximo esta herramienta con el fin de ganar tiempo ante sus socios independentistas

ERC asume la burla de Sánchez con la mesa de diálogo pero la usará para desgastar a Junts

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès.

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, en su discurso institucional de Navidad abrió la puerta a buscar «alternativas» a la mesa de diálogo entre gobiernos, pero asume de puertas adentro que, hoy por hoy, este encuentro bilateral es la mejor herramienta para ganar tiempo, desmarcarse de Junts per Catalunya y de la CUP e ir configurando nuevas alianzas parlamentarias de más largo alcance. «Cuanto más tiempo pase, peor para Junts», explican fuentes conocedoras de esta estrategia a THE OBJECTIVE.

Cada vez más hay una corriente de opinión en la órbita de ERC favorable a volver al «pactismo» con el fin de superar el bloqueo institucional en el que lleva sumida la región en todo lo que no tiene que ver con el procés o la pandemia. Por esta razón, se ha visto con buenos ojos el acuerdo con Catalunya En Comú para aprobar los Presupuestos de 2022 o el pacto con el PSC para renovar órganos con el mandato caducado, como la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA), de quien depende TV3 y Catalunya Ràdio, o el Síndic de Greuges (defensor del pueblo, en catalán), entre otros.

ERC quiere aprovechar los vientos de cola favorables que le otorga ser el partido catalán más influyente en Madrid para iniciar un cambio de rumbo con la vista puesta a la próxima legislatura. Y sabe que tanto los Comuns como el PSC muestran buena disposición a configurar una suerte de nuevo tripartito. El primer frente abierto será aguantar la presión de Junts quien, como informó este medio, no descarta una consulta interna a medio plazo para decidir si continúa en el Govern.

Los sectores más radicales de Junts, como el de Laura Borràs o el de Carles Puigdemont, han instado a no cumplir con la sentencia del 25% de castellano en las aulas, pero los miembros del Consell Executiu que forman parte de Junts cierran filas con Aragonès y desoyen los planteamientos maximalistas de los suyos. Al mismo tiempo, la CUP ha visto perder toda su influencia sobre el Govern y es la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, quien ha sacado mayor ventaja de esta ruptura de facto del bloque independentista al poder sacar adelante las cuentas municipales.

La ventaja de ERC de ostentar la presidencia del gobierno catalán facilita que pueda marcar la agenda y que la política de pactos que tan denostada fue en 2017, en pleno proceso secesionista, ahora se haya revalorizado a marchas forzadas. Si en campaña electoral los de Oriol Junqueras negaban cualquier posibilidad de alianza con el PSC, la concesión de los indultos y la amenaza de un gobierno del PP con Vox han servido de pretexto para dar estabilidad a la legislatura catalana y española.

¿Votación?

Con todo, Aragonès se siente más fuerte en su papel de president. La mesa de diálogo se ha reunido dos veces y en el último encuentro no le tembló el pulso para vetar la presencia de miembros de Junts porque no formaban parte del Ejecutivo catalán. ERC interpretó aquella jugada de los de Carles Puigdemont como una tentativa de boicotear desde dentro la reunión entre gobiernos.

La eclosión de la pandemia contribuyó a cambiar el escenario político catalán y la llegada de los fondos Next Generation hace que ERC y los sectores más moderados de Junts intenten vender una imagen de gestión por encima de enfrentamientos o desobediencias estériles. El gran enigma por despejar es si la mesa de diálogo tendrá como resultado algún tipo de votación popular sobre el estatus jurídico de Cataluña o si, en caso de que la negociación no llegue a buen puerto, será ERC quien se verá penalizada en las urnas por apostar por esta mesa. No obstante, algunas fuentes ya entreven que no habrá ningún tipo de consulta popular acordada con el Gobierno pero que, paradójicamente, puede que no tenga incidencia en el apoyo electoral de ERC. Consideran que el tiempo juega, en especial, contra el maximalismo de Junts.

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