La cúpula de Podemos pidió a sus miembros no convertirse en «portavoces» de Sumar
Montero, Belarra y Verstrynge pidieron expresamente a Jacinto rechazar la portavocía que le ofrecía Sumar
La dirección estatal de Podemos pidió directa y personalmente a los miembros de su directiva que no formasen parte de las portavocías que Sumar empezó a armar a finales del mes pasado, en plena precampaña para las generales del 23 de julio. Dos nombres destacaron en aquel proceso. El de Nacho Álvarez, actual portavoz de asuntos económicos de Sumar, y el de Alejandra Jacinto, excandidata de Podemos a la Asamblea de Madrid y ahora portavoz de la coalición que lidera Yolanda Díaz en asuntos de viviendas.
La dirección de Podemos se dirigió sobre todo a Jacinto, una política que hasta aquel momento la cúpula nacional consideraba fiel y cercana. Más allá de Podemos estatal, en el partido morado había dos referentes en la Comunidad de Madrid. Una era Jacinto, y el otro Jesús Santos. Santos tenía el control de los miembros de Podemos a nivel municipal, y Jacinto ejercía el mismo papel en lo autonómico. Pero a diferencia de su compañera, ya antes de los comicios autonómicos y municipales del 28 de mayo el nombre de Jesús Santos había aparecido en la lista negra de aquellos miembros destacados del partido dispuestos a pasarse a Sumar. Sobre Jacinto, sin embargo, existía cierta confianza.
Todo se evaporó a partir de los primeros días de precampaña electoral. Yolanda Díaz interesada en afianzar lo que en Podemos califican de «opa hostil» contra sus cuadros, lanzó una batería de anuncios al estilo Iván Redondo para demostrar que su equipo estaba formado por gente profesional, de la sociedad civil y también de los partidos con confluyeron en la coalición. En el caso de Podemos, no obstante, esos nombramientos fueron particularmente dolorosos, puesto que sirvieron para subrayar la soledad de un núcleo directivo (el de Irene Montero y Ione Belarra) hasta aquel momento casi intocable.
Petición personal
A Jacinto, según sostienen fuentes consultadas en el partido, llegaron a pedirle directamente tanto Montero como Belarra y la secretaria de Organización, Lilith Verstrynge, que rechazara la invitación de Yolanda Díaz. No querían que se convirtiera en una portavoz de una coalición a la que Podemos se vio obligada a entrar, pero que ahora desea controlar desde fuera o hasta «reventarla desde dentro», según revelan miembros del partido de Montero todavía enojados con el «veto» sufrido por la ministra de Igualdad.
Jacinto, sin embargo, ignoró la petición de sus compañeros de partido. La abogada que pocos días antes había liderado la candidatura de Podemos a la Comunidad de Madrid, y que se quedó a un puñado de votos de entrar en la Asamblea regional, dio un paso inesperado. Era el 20 de junio de 2023 cuanto Díaz anunció el «fichaje» de Jacinto como portavoz de vivienda.
El anuncio se produjo el día después de comunicar el de Nacho Álvarez. Los dos de la ejecutiva nacional de Podemos. Un verdadero doble jaque a la reina que en Podemos sigue generando jaquecas. «Nadie mejor que ella para defender este derecho. Vamos a cambiar el paradigma de la vivienda en España para que las personas tengan un hogar digno sin dejarse todo su sueldo en pagarla», afirmó Sumar tras el anuncio del fichaje de la excandidata de Podemos.
Cortina de humo
Todo lo ocurrido, desde la dolorosa negociación con Yolanda Díaz hasta los fichajes de miembros de la dirección nacional, tienen viva la esperanza en Podemos de vengarse algún día de la ministra de Trabajo. Pero lo cierto es que los morados quieren medir bien sus movimientos. Creen que Sumar está sobrerepresentado en las encuestas. Los de Iglesias pronostican que el resultado electoral de Díaz será decepcionante, y esperan al día siguiente de los comicios para empezar su ataque y cuestionar el liderazgo de la gallega. Y antes de que llegue ese momento, no quieren que nadie les culpe del pinchazo.
Es por ello que, tal y como desveló este diario, sigue sobre la mesa la opción de que tanto Montero como Iglesias pidan públicamente el voto para Díaz. Se trataría de una petición más simbólica que sincera, pero que aspira a frenar los rumores sobre la escasa participación de los morados en la campaña, y a consolidar la imagen de Montero como una dirigente dispuesta a sacrificarse para evitar la victoria de la derecha.
Después de que empezaran a filtrarse desde diferentes sectores de Sumar las quejas, Podemos ya ha concedido que dirigentes como Isa Serra y Ione Belarra se involucren en actos de campaña. Ahora solo faltan Montero e Iglesias. Y a la espera de que decidan qué hacer, lo único seguro es que la dirección nacional de Podemos tiene claro quiénes, de entre sus miembros, traicionaron y quiénes no. Y que el «partido», para emplear un término habitual entre los errejonistas, no acaba el 23 de julio.