Pablo Casado deja la política: «Ha sido un privilegio y un honor»
El hasta ahora líder del partido cede así a la exigencia de diputados y barones populares que pedían su marcha
El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, ha anunciado que deja la política durante la celebración del XX Congreso de la formación, que ha arrancado este viernes en Sevilla y que se prolongará este sábado. «Ha sido un privilegio y un honor liderar el PP», ha asegurado.
«Te agradezco tu ofrecimiento para seguir trabajando contigo, pero como hemos hablado ahora, creo que lo mejor es que dé un paso al lado para dejar mi escaño en el Congreso de los Diputados y cualquier responsabilidad en el PP», ha dicho Casado en su discurso, dirigiéndose directamente al líder en ciernes del PP. El presidente saliente de la formación ha mostrado su apoyo a Alberto Núñez Feijóo y le ha asegurado que podrá contar con él: «Abrimos una nueva etapa en el PP y yo seré el primero en facilitarla».
Desde que se conociera su presunta implicación en el espionaje a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y a su círculo más cercano por el supuesto cobro de comisiones por parte de su hermano por mediar en contratos con la Comunidad de Madrid durante la pandemia, los barones y varios miembros de su equipo más cercano habían pedido su marcha y la llegada de Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Xunta de Galicia, para liderar el partido durante esta etapa de transición.
Una marcha dinamitada por el ‘Ayusogate’
La marcha de Pablo Casado llega dinamitada por el conocido como el ‘Ayusogate’, el supuesto espionaje a la presidenta de la Comunidad de Madrid que habría sido orquestado desde Génova 13 con la ayuda del Ayuntamiento de la capital. El objetivo habría sido descubrir la implicación de Díaz Ayuso en las supuestas comisiones cobradas por su hermano, Tomás Díaz Ayuso, en lo peor de la pandemia por haber mediado entre el Gobierno regional y una empresa dedicada al comercio de material sanitario.
Desde la dirección nacional de la formación, han rechazado en repetidas ocasiones las acusaciones de Isabel Díaz Ayuso, quien afirmaba que su partido había eliminado su presunción de inocencia, y anunciaban la apertura de un expediente informativo en su contra. En declaraciones cruzadas en una cadena de radio, Pablo Casado afirmaba que desde la Comunidad de Madrid se había creado un «montaje» para tapar el supuesto cobro de comisiones y afirmaba que su obligación como presidente de la formación era velar por la «ejemplaridad».
En su respuesta, Díaz Ayuso negaba lo sucedido y abría un nuevo cisma en el Partido Popular al deslizar la necesidad de un cambio de dirección en el partido (algo que días después confirmaría su portavoz, Enrique Ossorio, quien llegaría a pedir la dimisión de Pablo Casado y Teodoro García Egea). Horas más tarde se conocía la reunión entre el presidente de los populares y la presidenta de la Comunidad para intentar reconducir la situación, algo que no sucedió tras un encuentro que fuentes de Sol calificaron como «infructuosa y poco útil».
En el fin de semana, miles de simpatizantes de la presidenta madrileña se manifestaban en la puerta de Génova 13 exigiendo deponer a Casado para aupar a Díaz Ayuso al frente del partido, cargo que ella rechazaba en su primer acto público tras la crisis al afirmar que su sitio está en Madrid. Durante el lunes, Casado reunió a la directiva del partido para tantear su permanencia al frente de la formación, aunque se encontró con el rechazo de su círculo más cercano, que le exigió la celebración de un Congreso Nacional Extraordinario para colocar a Alberto Núñez Feijóo.
Pablo Casado, el candidato sorpresa que dirigió el PP
La llegada de Pablo Casado al liderazgo del Partido Popular suponía una sorpresa para propios y extraños. El 21 de julio de 2018, un joven sin barba, poco conocido fuera de los círculos de la formación y que suponía una tercera vía para abordar la crisis interna del partido (asolado por los casos de corrupción y apeado a través de una moción de censura del poder) lograba imponerse a la exvicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, con más de 15 puntos de diferencia. El apoyo de Cospedal fue clave para desbancar a la mano derecha de Rajoy en la lucha por la presidencia del partido.
En un discurso en el que apelaba a los votantes de la formación, a quienes aseguraba que el PP «había vuelto», Casado iniciaba su andadura al frente del partido con un objetivo muy claro: devolver a los populares a la presidencia del Gobierno. Su primera oportunidad para lograr esta meta llegaría en abril de 2019, cuando se celebraron las primeras elecciones con él como candidato tras la investidura fallida de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. En este primer envite, se consolidó la esperada bajada de votos del partido, que perdió más de la mitad de sus diputados, pasando de 137 a 66.
A pesar de este duro golpe (el peor electoralmente en la historia de la formación), el presidente popular apostó por mantenerse en el cargo y continuar con la renovación del partido, que pasaba por la lucha contra la corrupción y dar «la batalla de las ideas» frente a un Vox que poco a poco ganaba terreno en la derecha.
Durante los inicios de su presidencia, Casado renovó los candidatos populares que han confluido a los diferentes procesos electorales con el partido, como Fernando López Mirás, presidente de la Región de Murcia, Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente de la Junta de Andalucía, Jorge Azcón, alcalde de Zaragoza, o la propia Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid. Estos nombres tenían el objetivo de recuperar las grandes plazas perdidas en los diferentes comicios.
En su segunda oportunidad, en noviembre de ese mismo año, Casado lograba remontar los resultados anteriores, aunque aún muy lejos de los obtenidos por Mariano Rajoy en sus últimos comicios. Los 89 diputados obtenidos, encabezados por Cayetana Álvarez de Toledo como flamante portavoz del partido en el Congreso, arrancaba un nuevo ciclo electoral que sería diferente a cualquier otro.
La pandemia y el 4M
Este nuevo periodo estaría marcado por la pandemia y las crisis internas del partido. La marcha de Álvarez de Toledo, quien en verano de 2020 conocía su cese como portavoz del partido, y el aumento de las voces críticas con Teodoro García Egea, a quien muchos acusaban de lastrar al propio Casado, pusieron en el foco al presidente popular, quien hacía oídos sordos a los problemas de internos de los populares y mantenía su enfoque en ‘batallar’ con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con el objetivo de llegar a La Moncloa.
La moción de censura de Vox (que supuso el fin de la relación de amistad entre Casado y Abascal) y la victoria de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid cambiaron el panorama electoral del líder del PP, que lograba sus dos principales metas: separarse de la formación que le perseguía en la derecha y, gracias a la popularidad de la mandataria, auparse a los más alto de las encuestas, superando por primera vez en dos años al PSOE.
El choque entre Sol y Génova 13 por el adelanto del congreso de Madrid cortó de raíz estas ilusiones. El Partido Popular se desinflaba sondeo tras sondeo hasta recuperar la segunda plaza que incluso está en duda ahora mismo. Los últimos barómetros señalan que la crisis del PP por el ‘Ayusogate’ podrían llevar al ‘sorpasso’ de Vox.
Ahora, Casado se marcha de la dirección popular y tiene listo su relevo: Alberto Núñez Feijóo.