El PSOE se consuela con el voto oculto en Andalucía: «Los sondeos nos subestiman»
Los socialistas perciben «menos frialdad» y una cierta activación de la movilización en la recta final de la campaña
Los socialistas no dan crédito a las encuestas. De espaldas a la realidad demoscópica, la dirección del PSOE andaluz se aferra al verde esperanza de su bandera para encarrilar la recta final de la campaña electoral con la convicción de que «hay mucho voto oculto» que permitirá a la candidatura de Juan Espadas elevar su representación sobre los 30 escaños. Un umbral psicológico sobre el que se ha fijado la línea divisoria entre la catarsis interna y la resistencia de la actual dirección si es capaz de salvar los muebles.
Desde la federación socialista andaluza, diversas fuentes consultadas por THE OBJECTIVE confían en que ese voto oculto y la movilización tardía de su electorado son dos condiciones por las que «siempre las encuestas nos han dado menos de lo que finalmente sacamos» y esto responde al comportamiento «más crítico» del votante socialista frente al «voto cautivo de la derecha». Según estas fuentes, «las encuestas no nos dan mucha cancha pero estamos convencidos de que hay voto oculto y queda muchísimo indeciso en el electorado de izquierdas. Los nuestros se movilizan al final, muy al final. Cada vez son más los que deciden su voto en el último día de la campaña».
Es por ello por lo que en el PSOE andaluz no pierden los ánimos. Porque se aferran al calor de los mítines para asegurar que «parece que empieza a activarse la gente. Hasta ahora había mucha frialdad pero esta semana es decisiva para motivar». En la ‘calle’ las percepciones permiten tener «buenas sensaciones» respecto a los sondeos privados, que denostan los socialistas. Aunque también admiten que sus propios trackings, secreto de estado a nivel interno, no se alejan del consenso demoscópico publicado.
El voto oculto, también en sus trackings
Muchos prefieren no saber y se aferran a un acto de fe para asegurar: «¡Claro que pasaremos de los 30 escaños!». La mayoría tiene en la memoria el recuerdo de 2018, cuando en lugar de frialdad había «cabreo y enfado» en un clima de enfrentamiento entre Pedro Sánchez y Susana Díaz que se plasmó en un altísimo nivel de abstención y en las miles de papeletas impugnadas por registrar un voto al PSOE con el nombre tachado de su candidata. «La anterior campaña era mucho mas fría y las encuestas decían una cosa distinta a lo que después pasó».
Lo que pasó fue una debacle en la que el PSOE se dejó catorce escaños menos y medio millón de votos. «Si resulta que por una parte es nuestro suelo y 500.000 se quedaron en casa… ¿Cómo no vamos a sacar mas de 33 escaños?», se preguntan en la dirección socialista. Sin embargo, entre los cuadros medios del partido hay menos optimismo y más temores. La mayoría cree que se lograrán cubrir las expectativas porque «la maquinaria del partido ya está en marcha» y porque «nos estamos dejando la piel», explican quienes, con más de 16.000 kilómetros a sus espaldas, ignoran los trackings finales y se echan a la calle a repartir propaganda electoral con la confianza de que «vamos de menos a más»
Y se muestran optimistas por los dos debates electorales que «siempre animan a participar» pero «más aún al proyectarse un Bonilla al descubierto, al evidenciarse que Olona y Juanma son un pack» indisoluble. Pese a la merma en los datos de audiencia del primer al segundo cara a cara (del 16% al 13% de share), los socialistas confían en que las contiendas televisivas «funcionan y penalizan». Especialmente cuando se mencionan los temas que afectan a la gente como la salud, cuando «se dice que todo funciona y la gente sabe que las cosas no están bien porque lo padecen». Entre otras cosas, apuntan al despido de más de 8.000 sanitarios por la administración del popular Moreno Bonilla.
Los alcaldes «no han querido implicarse»
«No se qué números serán al final pero que ellos no están tan eufóricos como al principio, se ve a la legua», explica un miembro de la dirección andaluza. El tándem voto oculto/movilización tardía es el mantra electoral de Juan Espadas, cuyo lema extraoficial ‘Si votamos ganamos’, está muy interiorizado en la formación. Los datos de la encuesta flash del CIS el lunes desesperó a más de uno, ya que en las filas socialistas aún el indeciso se ha rebajado unas décimas situándose todavía en el 18%.
Ha costado ponerse el traje de campaña andaluza cuando el principal lastre es la política nacional. «Los alcaldes no se han implicado hasta hace poco. No han querido nacionalizar la campaña, no han querido vender los éxitos del Gobierno como los ERTE, los Perte, el empleo… cuando lo que más daño nos hace en Andalucía y los territorios son los pactos con Bildu, ERC y Podemos». La mayoría de regidores «se guardan la bala» de la movilización para las municipales del año que viene, cuando tendrán que revalidar o no su mandato.
Ni siquiera el desembarco de la dirección socialista del Gobierno les ha movilizado al 100%. Tampoco la presencia del propio presidente, Pedro Sánchez, quien ha renunciado al ultimo ‘empujón’ de la campaña anulando un acto previsto en Huelva y reservándose para el cierre en Sevilla el próximo viernes. Tampoco ha servido la entrada en campaña del BOE, al tirar el Gobierno de la chequera electoral con cargo a Moncloa para aprobar un Plan de Salud bucodental por valor de 44 millones de euros y un «blindaje del sistema público sanitario».
Una aprobación del Consejo de Ministros con la que ilustrar su segundo mantra de campaña, ‘Más Derechos y Menos Derechas’ y con la que bucean en las tripas de la única encuesta que no denostan. El CIS sitúa la sanidad como el segundo problema de los andaluces, aunque José Félix Tezanos haya tenido que retirar la estimación de escaños excepcionalmente en esta ocasión para que el PSOE pueda seguir confiando en su voto oculto.