Alfonso Guerra: «El PSOE es otro partido, echo de menos el anterior»
El exvicepresidente socialista durante el mandato de Felipe González repasa en una entrevista en EFE los 40 años de aquella victoria electoral
El exvicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra cree que el PSOE actual es «otro partido» y confiesa que echa de menos el anterior al rememorar la primera victoria electoral socialista en 1982 con Felipe González, con quien formó un tándem del que dice: «Aquello funcionó muy bien, y dejó de funcionar».
En una entrevista con EFE en vísperas del cuarenta aniversario de aquel 28 de octubre, Guerra (Sevilla, 1940), que también fue vicesecretario general del PSOE entre 1979 y 1997, repasa algunos de los acontecimientos vividos en aquellos años y la situación política actual, y apunta la posibilidad de que la sociedad pueda volver a apostar por «el bipartidismo».
Pregunta.- Recién estrenado el primer gobierno socialista dijo usted que a España no la iba a reconocer ni «la madre que la parió». ¿Cómo ha cambiado España y cómo cree que será en los próximos años?
Respuesta.- España cambió muchísimo, en los diez primeros años de gobierno socialista cambió absolutamente. Por ejemplo en las infraestructuras; cada dieciocho días se hacía el mismo número de kilómetros de autopistas que se hacían antes en un año.
Cuando llegamos había seis millones de españoles que no tenían derecho a la Seguridad Social y lo tuvieron; tres millones de españoles que no tenían ninguna pensión y la tuvieron, y 1,5 millones de niños sin puestos escolares y también se resolvió.
Hicimos que la economía fuera productiva. Todo lo cambiamos muy rápido, la democracia se consolidó y el gobierno se hizo autónomo respecto al ejército, la iglesia, los empresarios. El Gobierno tenía su plan y lo iba a llevar a cabo, Y, en diez años, el país cambió.
¿Qué va a ocurrir dentro de cuarenta años? Ni idea, el mundo está cambiando a una velocidad que no está controlada por nadie, creo que sería bueno que se hiciera una cierta pausa respecto de los mecanismos que se están inventando cada día y que están haciendo menos vivible la sociedad en muchos aspectos.
La incertidumbre es la regla que estamos viviendo en estos momentos, No sabemos adónde vamos; antes no se sabía adonde íbamos, ahora no se sabe adónde queremos ir.
P.- ¿Qué ha cambiado en el PSOE?
R.- Es otro partido, echo de menos el anterior.
Los políticos tienen hoy otra visión de las cosas. Es verdad que la política se ha hecho muy hostil y hay que entrar en ella con traje de buzo porque eres sospechoso desde el primer día, pero esa teoría de que ‘todo empezó conmigo’ es una teoría muy extendida en los partidos políticos…
Y luego está el asunto, que yo creo más grave, de las elecciones por medios plebiscitarios, eso que llaman primarias, que va a ser la ruina de todos los partidos democráticos».
P.- ¿Qué queda, si es que queda algo, del tándem Felipe González-Alfonso Guerra?
R.- Bueno, aquello funcionó muy bien y dejó de funcionar, Yo espero que lo que quedara es nostalgia del pasado y la amistad, que no tiene por qué desaparecer. Por lo menos, yo, mantengo la amistad, aunque no hablamos a menudo porque Felipe está en otro espacio, está mucho tiempo en Latinoamérica, pero cuando tenemos ocasión, pues bien.
P.- ¿Cómo ha cambiado Alfonso Guerra en estos cuarenta años? ¿Ha cerrado las heridas producidas en tantos años de brega política?
R.- Yo no recuerdo tener heridas de la política. Yo tengo un carácter un poco escéptico, soy muy ejecutivo, me gusta comprometerme con las cosas y hacer las cosas bien, pero no me dejo la piel emotivamente; soy bastante frío para actuar, por lo que no tengo heridas que curar, miro las cosas un poco a distancia.
P.- ¿Diría que es ahora mejor persona?
R.- Soy más tolerante, yo antes era más intransigente con los demás, ahora soy bastante más tolerante, pretendo siempre comprender a los demás, que tienen sus razones.
«El GAL no fue un error, fue una desgracia, algo que perjudicó muchísimo a la lucha antiterrorista, pero el Gobierno no tenía responsabilidad de eso»
Alfonso Guerra
P.- De todos los acontecimientos que se produjeron en aquella época ¿cuáles fueron, a su juicio, los más notables?
R.- Desde mi punto de vista, lo más importante, que es una cosa que no se ve pero que supuso un cambio radical, fue la igualación entre el mundo urbano y el mundo rural; hace cuarenta años había dos Españas.
Y eso cambió radicalmente, hoy no hay pueblo que no tenga Casa de Cultura, centros de día para los ancianos, piscinas, polideportivos. Esto es algo que ‘no vende’, pero a mi me parece básico la igualdad de oportunidades».
P.- ¿Fue el GAL el mayor error de aquellos años?
R.- El GAL no fue un error, fue una desgracia, algo que perjudicó muchísimo a la lucha antiterrorista, pero el Gobierno no tenía responsabilidad de eso.
P.- ¿Es partidario de desclasificar los documentos sobre este y otros asuntos?
R.- Para las desclasificaciones que se hacen en el mundo se pide siempre un tiempo. Yo soy partidario de que se desclasifique y se ponga una fecha porque hay cosas que no afectan a la seguridad del Estado.
Que haya tantas dificultades para que el Ministerio de Asuntos Exteriores permita que entren los historiadores, no lo entiendo, son cosas que deberían estar desclasificadas ya, no pasa nada. Pero en otras cosas, de Interior y de Defensa, hay que ser un poco más prudentes, poner más años.
P.- ¿Comparte el pesimismo que se está instalando en España respecto a otros países de Europa con mayor inestabilidad política en estos momentos?
R.- Yo, optimista no estoy. En 1945 toda Europa pensaba que se había terminado con el fascismo y resulta que el fascismo vuelve. Tenemos incluso gobiernos, como en Italia, presidido por una persona que era del movimiento social italiano, del movimiento fascista. Y En Hungría, en Polonia, hay gobiernos nada democráticos.
Estamos en una situación en la que los gobiernos que se están formando son gobiernos democráticos porque son elegidos, tienen la legitimidad de origen, pero la legitimidad de ejercicio no la tienen porque no actúan de una forma democrática. Yo lo llamo ‘democratura’, una democracia y una dictadura.
España está estable porque hay un conjunto de partidos que forman una mayoría, pero de esto a lo que fue el año 1982, con 202 diputados… si esto es estable, a aquello ¿cómo lo llamamos?».
P.- ¿Ha pasado el tiempo de los llamados partidos emergentes?
R.- Aquí había un sistema que llamaban bipartidismo imperfecto, el Parlamento que hay ahora ¿es mejor que aquel bipartidismo? no lo creo.
Afortunadamente esos partidos están cayendo; el caso de Ciudadanos es muy evidente, (Albert) Rivera se equivocó totalmente cuando cambió su apoyo que tenía con el PSOE en algunos lugares por el apoyo al PP, y Ciudadanos está a punto de desaparecer.
Podemos entró con mucha fuerza y hoy tiene muy poca y está fragmentado en una serie de franquicias.
Por contra, Vox, que es más tardío, tiene una cierta fuerza, pero es verdad que ahora parece que el PP le está arrebatando un número de diputados, o sea que van un poco en decadencia.
Aun sin querer, la sociedad puede volver, ojalá, al bipartidismo. Podría darse el caso, pero los políticos no quieren, yo creo que se equivocan, sería bueno que volviera el bipartidismo.
Política de Sánchez en Cataluña
P.- ¿Comparte la idea de que Pedro Sánchez está haciendo una política inteligente en relación con Cataluña?
R.- En Cataluña, durante cuarenta años, se ha seguido un programa que diseñó Jordi Pujol, que dio a conocer en el primer debate de investidura en 1980. Dijo: «Señores, ustedes tendrán un gobierno nacionalista, un presidente nacionalista y un programa nacionalista». Y parece que nadie se enteró.
Han ido durante cuarenta años haciendo nacionalismo en la administración, los medios de comunicación, la educación; han educado durante cuarenta años a una sociedad contra España y ahora, después del intento de rebelión, ven que han fracasado y están pataleando a ver cómo sacan la cabeza porque su proyecto ha fracasado, pero siguen con la misma retórica de la autodeterminación y el referéndum.
No es que la situación ahora esté menos radicalizada, es que se han encontrado con un muro, el Estado era un muro. Están lamiendo sus heridas todos los días, pero la retórica es la misma. Ya inventarán alguna cosa que nos sorprenda. Ya lo verán.