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Política

Temor en el Gobierno a que el «ánimo belicista» de Montero e Iglesias reviente la coalición

La duda recorre el Gobierno y el PSOE: si la decisión «estratégica y calculada» de endurecer el tono busca la ruptura y frustrar la candidatura de Yolanda Díaz

El exlíder de Podemos, Pablo Iglesias, y la ministra de Igualdad, Irene Montero. | Europa Press

El fantasma de la ruptura sobrevuela la coalición desde hace 15 días, pero la intensificación de la agresividad verbal de la ministra de Igualdad, Irene Montero, ha hecho saltar las alarmas en el seno del Gobierno. Se trata de una beligerancia que poco tiene que ver con las políticas de género o la ley del solo sí es sí. Según las fuentes gubernamentales consultadas por THE OBJECTIVE, se trata de una estrategia calculada y pensada que pretende tensionar e, incluso, «reventar la candidatura de Yolanda Díaz». La duda del Gobierno es si lograrán aplacar los ánimos antes de las municipales para evitar que concurran con dos candidaturas distintas que podrían ser el principio del fin del Gobierno de coalición progresista.

En Moncloa siempre han negado que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tenga en mente una ruptura de la coalición, con la consiguiente expulsión de los cinco ministros de Podemos, antes de las elecciones generales de diciembre de 2023. Otra cosa es que la decisión no esté en manos del jefe del Ejecutivo, sino en las de la tercera facción del tripartito gubernamental: el ala más radical de Podemos, que lidera Irene Montero con la inestimable ayuda del emérito Pablo Iglesias. Fuentes gubernamentales contemplan con preocupación el estado de la coalición tras las últimas intervenciones de Irene Montero, quien, más allá de su cuestionamiento interno, ha dado muestras de estar «envalentonada», marcando un perfil propio y actuando sin las ataduras del Gobierno de coalición

Sus ataques al PP por «la cultura de la violación» o la «violencia política» que denunció tras la embestida de Vox constituyen, a juicio del ala socialista del Gobierno, una «radicalización en su discurso» que no se corresponde con el tono institucional de un miembro del Consejo de Ministros. Algo que inquietó de forma notable a las otras dos facciones del Ejecutivo, la socialista y el entorno de Yolanda Díaz, porque «las dos broncas en el Congreso estaban planificadas y se utilizaron para llenar el hueco de la ausente Yolanda», de viaje oficial en México. De hecho, del primer incidente al segundo pasó una semana y «estuvo muy forzado. El enfrentamiento con Vox ya lo había tenido y necesitaba otro con el PP. Fue muy evidente y por eso no nos levantamos», explica un miembro de la bancada socialista, para quien Montero «no estuvo a la altura de una ministra», sino a la de un miembro de la oposición sin obligaciones ni autocontrol.  

Ambas partes sostienen que ni Montero ni Ione Belarra saldrán «por su propio pie del Consejo de Ministros» porque «están muy a gusto en el sillón institucional». Y porque son conscientes de que Podemos «ya es una pequeña barca al lado del transatlántico socialista», que podría naufragar sin el foco y la visibilidad que aporta la atalaya gubernamental. Pero también constatan con inquietud un creciente «ánimo belicista» de difícil contención, que podría derivar en una ruptura si no se frena la escalada de tensión y se reconduce la brecha interna. 

Temor a una decisión «estratégica»

No ayuda el destape de Moncloa y Ferraz desde la aprobación de los Presupuestos, ninguneando a Podemos en los nombramientos al Tribunal Constitucional, retirando del orden del día del Consejo de Ministros la Ley de familia o dilatando los plazos de la ley trans que tiene visos de descarrilar. La cúpula de Podemos denunciaba esta semana que el PSOE «se pasa de frenada por cálculo electoral» para buscar la rentabilidad de sus medidas a las puertas de la precampaña de las municipales de mayo.  

Pero tanto en Moncloa como en el entorno de Díaz le han visto las orejas al lobo, atisbando la posibilidad de que Montero «crea que la ruptura es la única alternativa porque se perciba que ya son invisibles». Por ello, fuentes gubernamentales aseguran a este periódico que «se está iniciando una fase de contención» para calmar las aguas internas desde el convencimiento de que una fractura de cara al mes de mayo abocaría a la izquierda a un escenario similar al vivido en Andalucía: que la división de la izquierda provoque una desmovilización del votante progresista y, por ende, la suma de una alternativa de derechas. 

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El capote de Yolanda Díaz

El objetivo es sustituir el sectarismo por el pragmatismo que sirva de pegamento de la coalición de aquí a las municipales. Una fecha clave tras la que «será imposible remontar una candidatura si repetimos el caos de las andaluzas» porque provocará un desgaste y hastío del votante morado. Es en esa clave en la que hay que interpretar las palabras de la vicepresidenta primera, Yolanda Díaz, de apoyo a Irene Montero sobre la ‘cultura de la violación’: «La ministra de igualdad se ha referido a un concepto académico que esta reconocido por la ONU y la UE. Es bueno en política hacer pedagogía». Un capote para compensar la soledad en la que Montero se vio inmersa esta semana con el reproche de varios ministros y cargos del PSOE, desde Patxi López a Pilar Llop o Pilar Alegría.

En el PSOE, el malestar con la «estridencia» de la responsable de la cartera de Igualdad es notable. Frente a la convicción de Moncloa de que «no habrá ruptura porque no tienen a donde ir», hay señales de alarma que lanza el socio minoritario. En los círculos socialistas constatan un salto cualitativo respecto a la tensión de Podemos: el temor a que se trate de una «tensión estratégica». Es decir, una decisión política para eclipsar a Yolanda Díaz y encumbrar a Irene Montero, cediendo así a la tentación de generalizar el incendio como herramienta política para forzar «un cierre de filas en torno a su persona», preludio de una candidatura alternativa a Díaz y epílogo de la coalición progresista. 

5 comentarios
  1. Athini_Glaucopis

    Yo creo que el PSOE, más que «temer» que Podemos rompa la coalición, espera que esto suceda tan pronto como ya no los necesiten, para así poder presentarse ellos a las elecciones como la «izquierda razonable» que nos viene a salvar de los excesos de los podemitas. Los votantes, desde luego, tienen tragaderas para todo.

  2. ManuelLeon

    Todo responde a una escenificación entre esta pareja siniestra, tóxica y su Su Sanchidad, que es quien sale beneficiado, porque hace creer a los abobados de sus votantes que él es un tipo «de centro.», cuando realmente es quien por decisión, voluntad propia está asumiendo todo lo que está ocurriendo, sin ser rehen de nada, ni de nadie.

  3. Robespierro

    Montero e Iglesias, dos histriones en caída libre. Chillan como hienas porque están acabados. Repiten lo mismo, braman las mismas sandeces, no aportan nada. Son cadaveres vivientes. Ignórenlos. Son desecho de tienta

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