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Juanma Moreno, el nieto de jornaleros que se convirtió en el califa del PP

El presidente andaluz logró en junio la primera mayoría absoluta de los ‘populares’ en la región con 58 escaños

Juanma Moreno, el nieto de jornaleros que se convirtió en el califa del PP

Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía. | Erich Gordon

Una legislatura le bastó a Juanma Moreno para cambiar la historia política en Andalucía. Este nieto de jornaleros que nació en 1970 en Barcelona, ciudad a la que sus padres tuvieron que emigrar en busca de oportunidades laborales, aunque a los pocos meses de nacer su familia regresó a Málaga, llevó el 19 de junio al PP a su primera mayoría absoluta en este feudo tradicional del PSOE.

Los 58 diputados que cosecharon los populares fueron una sorpresaque el propio Moreno se tatuó en el brazo– pues ninguna encuesta importante se acercó al umbral de la mayoría absoluta, que está en 55. Hay que recordar que el mejor resultado del PP en Andalucía habían sido los 50 escaños de Javier Arenas en 2012… que de poco le sirvieron ante el entendimiento poselectoral del PSOE y la entonces IU.

Los guarismos de la noche electoral del 19-J fueron mareantes, incluso con mejores porcentajes que los que obtuvo Isabel Díaz Ayuso el 4-M en la Comunidad de Madrid. El PP andaluz subió de 26 a 58 escaños. De los 749.275 votos de diciembre de 2018, Moreno pasó a recibir la confianza de 1.580.464 andaluces, el 43,13% del total. Es decir, más del doble. Entre ellos, un buen número de socialistas desencantados.

Esas cifras, sumadas a los 14 diputados de Vox, evidenciaron el giro histórico de esta región hacia la derecha, con 72 diputados, frente a los 37 escaños de la izquierda, fraccionados entre PSOE (30), Por Andalucía (5) y Adelante Andalucía (2). El último barómetro de la Fundación Centro de Estudios Andaluces (Centra), dependiente de la Junta de Andalucía, mostró una radiografía similar tras seis meses de mayoría absoluta en la región, al adjudicar entre 56-58 escaños al PP de Moreno, aunque colocó a los socialistas en su cota más baja de la democracia (22-23) en detrimento de Por Andalucía, que pasaría a los 12-13 escaños.

El único lunar de Moreno está en Marbella

A Alberto Núñez Feijóo le gusta llamar a Moreno «el califa de Andalucía» por la forma en la que ha aglutinado el voto en una región que hasta la pasada legislatura estuvo vetada al PP. Moreno sigue en el paraíso terrenal del Palacio de San Telmo, sede de la Presidencia andaluza, sin que las encuestas le hagan mella y con el único lunar de la alcaldesa de Marbella, Ángeles Muñoz, quien se encuentra cercada por una investigación de corrupción en la que están imputados su marido e hijastro.

El presidente de la Junta no tuvo fácil llegar al poder y a punto estuvo de tirar la toalla. Llegó a la presidente del PP andaluz en 2014. Pese a llevar más de 20 años en política, apenas era conocido entre los ciudadanos y no era especialmente querido por una parte del partido. Sus primeras elecciones autonómicas de 2015 las perdió ante Susana Díaz. Y le tocó calentar el escaño del jefe de la oposición. Moreno venía de sustituir a figuras muy destacadas del PP. Primero a Juan Ignacio Zoido, que venía con la vitola de alcalde de Sevilla y ministro del Interior; pero también a su mentor político, Javier Arenas, varias veces ministro y vicepresidente del Gobierno, o a Teófila Martínez, alcaldesa de Cádiz durante 20 años.

Su interés por la política se la inculcó su padre. «Desde los 12 o los 13 años veíamos juntos los informativos y siempre me hablaba de política», relató el propio Moreno hace unos años. Pero fue en la universidad cuando quiso saber un poco más del PP. «Fui a un mitin, me gustó y me afilié». Así de sencillo.

Antes de entrar en política, soñó con ser una estrella del pop-rock y formó parte de dos grupos musicales: Lapsus psíquico y Falsas realidades, que versionaban canciones de Danza Invisible. Sabor de amor es su canción favorita, pero la música quedó en anécdota, en una afición, y la política pasó a un primer plano en la vida del joven.

Moreno pisó varios charcos tras llegar a la dirección del PP andaluz. En Génova no gustó, por ejemplo, que afirmase que el problema de que en Andalucía no hubiera alternancia era del PP y de nadie más. La autocrítica no es algo frecuente en el PP y el barón andaluz se granjeó algunas enemistades que nunca dieron un duro por él. Entre ellas estaba la entonces secretaria general, María Dolores de Cospedal, quien veía en Moreno a un hombre impuesto por Arenas y, lo que es peor, a alguien demasiado cercano a su archienemiga Soraya Sáenz de Santamaría, con quien el líder andaluz tenía una excelente relación.

Con más o menos apoyos, Moreno se puso a trabajar. Él sabe lo que es eso. Cuando era pequeño su familia tenía una tienda de ultramarinos. «Mi padre se levantaba a las cinco de la mañana para ir al mercado a traer la fruta», recordó recientemente. Cuando él era pequeño, entre los seis y ocho años, le tocaba hacer los deberes en la trastienda.

Los resultados de 2015 fueron el inicio de un doble desastre. El PP pasó de 50 a 33 escaños. En la noche electoral, Moreno salió con gesto desencajado y no aceptó preguntas. «No lo esperábamos», balbuceó. Arenas, esa noche, no le acompañó cuando su protegido era la imagen viva de la desolación. Tres años después, el resultado aún fue peor -de 33 a 26 escaños- pero la suma del centro-derecha consiguió desalojar al PSOE del Palacio de San Telmo, la sede de la Presidencia andaluza. Una carambola del destino.

Pablo Casado acababa de llegar a Génova y la nueva dirección del PP le dio la oportunidad de armar un Ejecutivo de coalición con Ciudadanos y el apoyo externo de Vox. El resultado fue un Gobierno casi paritario entre populares y naranjas que, con el paso de los meses, permitió a los primeros fagocitar a los segundos.

Moreno PP Andalucía
El candidato del PP para el 19-J, Juanma Moreno, la noche de las elecciones en Andalucía. | Marcelo del Pozo (Reuters)

La simbiosis fue tal que la práctica totalidad de los dirigentes de Cs que fueron consejeros y altos cargos han encontrado ahora acomodo en las consejerías del PP con la mayoría absoluta. Empezando por Juan Marín, que acabó al frente del Consejo Económico y Social de Andalucía tras dar un portazo a su partido.

La familia sigue siendo lo más importante para Moreno. Sus dos hermanas, su madre, sus tías,  primos… Siempre que tiene ocasión acude a la localidad malagueña de Alhaurín de la Torre para estar con los suyos, como le gusta decir. Pero, sin duda, su verdadero apoyo es su mujer, Manuela Villena. Licenciada en Ciencias Políticas y Sociología, es militante del PP y experta en análisis. La pareja contrajo matrimonio en 2006 y tiene tres hijos.

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