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Política

Podemos intentará colar unas enmiendas a la reforma del 'sí es sí' para justificar su trágala

Los ‘morados’ quieren que sus retoques al texto del PSOE alejen al PP del apoyo parlamentario para no entrar en una zona política de máximo peligro

Podemos intentará colar unas enmiendas a la reforma del ‘sí es sí’ para justificar su trágala

La ministra de Igualdad, Irene Montero. | Edu Botella (Europa Press)

Podemos tiene tan solo una vía para que la reforma de la llamada ley de solo sí es sí no se convierta en una desautorización sin ambages del trabajo como ministra de Irene Montero. Esta vía se llama «enmienda», un término que se repite entre los representantes parlamentarios del partido morado y que esperan poder alcanzar de común acuerdo con el PSOE. El presidente del grupo parlamentario de Unidas Podemos, Jaume Asens, dijo el lunes que quedaban márgenes para el diálogo. Según ha podido saber este diario, Podemos intentará explicar al PSOE que, si Sánchez rechaza todas sus aportaciones, tachará la modificación de «contrarreforma» y acusará a los socialistas de regresar a la situación anterior al pacto de legislatura. En el trasfondo se halla la obligación de alejar al PP del acuerdo.

Podemos sube la tensión para intentar que el PSOE recule en su acercamiento al Partido Popular. Fuentes de Podemos encuadran así las últimas declaraciones de Pablo Iglesias, que calificó de «muy grave» un pacto entre PSOE y PP, las ministra Irene Montero y Ione Belarra y hasta la secretaria de Estado Ángela Rodríguez Pam. El pasado lunes, en plena refriega parlamentaria, intervino incluso el estratega Juanma del Olmo para definir la iniciativa del PSOE de auténtica «contrarreforma» de la ley Montero.

Los morados intentan asustar al PSOE, aun teniendo unos márgenes de maniobra muy reducidos. Podemos asume internamente -públicamente se enroca en negar cualquier tipo de errores- que los más de 400 casos de penas rebajados a agresores sexuales arrinconan a Montero. Pero también ven la ventana de oportunidad en ese movimiento. Se trata de alimentar la polarización para cerrar las filas de todos aquellos, aunque sean pocos, que prefieren ver en lo ocurrido un oscuro plan de sectores reaccionarios de la magistratura y el PSOE que claudica ante ellos. Es un sector muy reducido de la sociedad, pero que Podemos cree poder movilizar.

La ministra de Igualdad y secretario general de Podemos, Ione Belarra
La ministra de Igualdad y secretaria general de Podemos, Ione Belarra. | Eduardo Parra – Europa Press

La «contrarreforma» del ‘sí es sí’

De ahí circula la idea de dibujar el movimiento del PSOE como expresión de una «contrarreforma» que pretende excluir el «consentimiento» del corpus legislativo del solo sí es sí. Los socialistas intentan por tierra, mar y aire negar ese enfoque. Pero se encuentran con la dificultad de evitar que una simplificación argumentativa se convierta en eje del debate público. Pablo Iglesias y la dirección de Podemos, en cambio, son muy hábiles en la construcción de esos marcos discursivos y pisan el acelerador para impedir un pacto de los socialistas con el PP, tal y como adelantó este diario. Y, de paso, poner en dificultad a Yolanda Díaz, a quien la cúpula morada culpa de haber tenido acceso a los planes de la Moncloa y haberlos ocultado.

Aun así, para salir del paso Podemos entiende que necesita una excusa que permita sostener que sus presiones han evitado males mayores. Se trata de incluir enmiendas al texto que los socialistas quieren aprobar en un plazo de 15 días, y así intentar alejar el voto a favor del PP. El lunes, Asens dio alguna pista al respecto. «El PSOE tendrá que decidir con quién quiere sacar adelante esta ley», dijo Asens, antes de explicar que «hay margen para el acuerdo y tiene que ver con situar la violencia o intimidación en el nivel de los agravantes«.

Si el partido de Alberto Núñez Feijóo se decanta por la abstención, sería aceptable para Montero, pero un voto a favor del PP a un texto impuesto por la Moncloa y sin ninguna aportación de Igualdad llevaría a Podemos en una zona política muy peligrosa. Se entendería que Sánchez señala la puerta de salida a los morados y les provocaría en su orgullo personal. Para algunos en Podemos abriría incluso a un debate sobre la salida del Ejecutivo (algo que, de momento, excluyen tajantemente todos los referentes de la formación morada). No obstante, los dirigentes de Podemos todavía se agarran al clavo ardiendo de sus 35 escaños, sin los cuales Sánchez no podría acabar la legislatura.

Apoyo parlamentario, ¿sí o no?

El problema, reconocen en Podemos, es que los morados están presumiendo de tener unos apoyos parlamentarios que el PSOE cuestiona. Montero e Iglesias afirman que los nacionalistas del bloque de la investidura respaldan más a Igualdad que al PSOE. En el caso de Bildu se puede afirmar que esto es cierto. ¿Pero lo es también con ERC?

Gabriel Rufián admitió en un desayuno informativo de hace diez días que, aun respaldando a Montero, veía necesario retocar la norma (algo que por aquel entonces los morados rechazaban públicamente, aunque según desvelaron después estaban negociando en secreto con el ministerio de Justicia). No obstante, el pasado martes volvió a hacer bloque con Montero, al considerar que no se entendería ningún retoque de la norma que no contara con el visto bueno de Igualdad.

El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián. | Eduardo Parra (Europa Press)

El PNV, por su parte, está en una posición más fría con respecto a la defensa cerrada de Montero. Esto es, por lo menos, lo que comentan internamente en Podemos, donde sostienen que todos los partidos del arco parlamentario han entrado inevitablemente en una dinámica preelectoral, con las elecciones de mayo a las puertas, y que su postura depende mucho de este elemento.

En definitiva, Podemos está más solo de lo que quiere hacer creer, con incluso tres de los cinco ministros de su área que legitiman la imposición de la Moncloa. Aunque todavía quedan márgenes para salvar los muebles: unas enmiendas que en cuanto a narrativa permitan decir que se ha salvado el «consentimiento», y alejado el apoyo parlamentario del PP. Es una operación delicada, como insertar un hilo por el aguja, que requiere precisión y algo de paciencia. Al fin y al cabo, incluso el expresidente Zapatero ya se lo ha aconsejado a la ministra Montero: «Paciencia y calma».

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