Polémica en Chile por una ley inspirada en el 'solo sí es sí' de Irene Montero
Una agrupación involucrada en la redacción de la ley ‘sin consentimiento es violación’ pide revisarla para «evitar los errores» que ha producido en España
Chile toma nota de los efectos perniciosos que está teniendo en España ley del solo sí es sí impulsada por la ministra de Igualdad, Irene Montero. El país andino no es ajeno a la rebaja en las condenas de más de 400 delincuentes sexuales -y excarcelación de más de 40- que ha propiciado aquí la norma, por cuanto el proyecto de ley sin consentimiento es violación es, mutatis mutandis, muy similar. Y por eso ha comenzado a emerger un movimiento que pide «evitar estos errores» sin obsesionarse con «agendas políticas» y «pensar en las víctimas».
La agrupación Derecho al Tiempo, que lideró durante una década el proceso para lograr una ley de imprescriptibilidad de abusos sexuales infantiles, ha solicitado -tras leer una noticia de THE OBJECTIVE– modificar la norma que se encuentra en tramitación en el Senado de Chile, y que se inspira en la del solo sí es sí, con el fin de evitar un «daño mayor a las víctimas», una «retraumatización»: «La respuesta a violencias sexuales necesita leyes en base a evidencias, con un enfoque informado, y realmente pensar en las víctimas. Duele ver a las autoridades más preocupadas de agendas políticas que del cuidado responsable. Por favor, evitemos estos errores».
Una apreciación que comparte Vinka Jackson, escritora y psicóloga chilena con más de dos décadas de trabajo en la prevención y tratamiento del abuso sexual infantil, así como experta en educación sexual. «Ojalá lo que ocurre hoy en España sirva de alerta y aliciente para revisar rigurosamente la redacción del proyecto de ley chileno, rehacerlo si es preciso y precaver con máximo celo eventuales problemas como los que ya han advertido penalistas destacadas, senadores y organizaciones como Derecho al Tiempo», ha expresado a través de su cuenta de Twitter.
El proyecto de ley sin consentimiento es violación retoma su tramitación este próximo mes de marzo. Su objetivo es modificar el artículo 361 del Código Penal y acabar con el delito de abuso sexual agravado (artículo 365 bis). En la propuesta se plantea que solo habrá dos delitos: acoso y agresión (o violación). El acoso -que contempla el callejero, el que se produce en discotecas o en el trabajo- será condenado con arresto domiciliario, trabajos forzados o multas. Y la violación pasa a ser toda relación sexual sin consentimiento. El paralelismo está servido con la norma española.
Y no solo por la asimilación de agresión y abuso sexual, sino por cómo se concibió la norma en Chile. Esta nació, al igual que la pergeñada por Irene Montero, al calor de la violación de La Manada en Pamplona. Esta generó protestas feministas en el país iberoamericano. Tal fue la influencia de este hecho que en 2020 se estrenó la serie La Jauría; una adaptación de lo sucedido en la pamplonesa calle Paulino Caballero en julio de 2016, con reflejo del posterior proceso judicial y social de este caso.
Pero una de las cláusulas más polémicas, y contra las que también se han levantado muchas voces, es la que despenaliza el incesto. Derecho al Tiempo, en un comunicado, ha expresado su «preocupación» y «rechazo» ante esta decisión, por cuanto «no es lícito confundir la noción de autonomía sexual de niños, niñas y adolescentes como un concepto vinculado al consentimiento, ni llegar a propiciar la idea de que este parte de un contrato entre iguales cuando las víctimas del abuso de poder, sometimiento, dominación y sumisión son menores de edad».
Chile e Irene Montero
Chile ha encontrado en Irene Montero un espejo en el que mirarse. En el último viaje de la ministra de Igualdad al país hispanohablante, se reunió con su homóloga Antonia Orellana, que ostenta la cartera de Mujer y Equidad de Género en el Gobierno de Gabriel Boric. También asistió a una asamblea feminista en Santiago, así como a otros encuentros con representantes chilenos. El Ejecutivo de Pedro Sánchez, con posterioridad, se negó a aclarar quiénes fueron los acompañantes de la dirigente morada.
La buena sintonía entre Gabriel Boric e Irene Montero volvió a evidenciarse con motivo de la polémica intervención de Carla Toscano, diputada de Vox, que afirmó en un pleno que el «único mérito» de la ministra de Igualdad era «haber estudiado en profundidad» a Pablo Iglesias. Entonces, el presidente chileno le mandó un «abrazo transoceánico» vía Twitter: «Desde Latinoamérica todo mi apoyo a Irene Montero. Compañera incansable en la lucha por mayor justicia e igualdad que hoy enfrenta una nueva asonada de violencia política de la extrema derecha».
Esa buena sintonía, eso sí, no implica adhesión a todas las decisiones de Montero. Las feministas chilenas no se han pronunciado sobre las rebajas en las penas y excarcelaciones de delincuentes sexuales como consecuencia de la ley del solo sí es sí. Ante este silencio, una agrupación en defensa de la infancia ha alertado de que Chile no puede caer en el mismo error; no se puede «retraumatizar» así a las víctimas.