Altos cargos del Gobierno buscan ya una salida profesional ante la previsible victoria del PP
En Exteriores, Industria y los ministerios económicos se difunde la idea de que será difícil revalidar en el cargo y algunos ya buscan opciones alternativas
En los ministerios del Gobierno de Pedro Sánchez se ha instalado la preocupación de que será muy difícil que el Gobierno revalide tras las próximas elecciones generales. Los próximos comicios, que se prevén para el mes de diciembre, determinarán si el PSOE y Podemos lograrán repetir en el cargo. Los morados ya dan por hecha la derrota y se preparan para una legislatura de «resistencia». Pero también en el PSOE van in crescendo las voces que hablan de la necesidad de «reubicarse» ante un invierno político que se prevé muy frío. En varios ministerios se dan casos de altos cargos que ya han salido del Ejecutivo o que están buscando salidas profesionales.
El ministerio de Industria es el que actualmente está experimentando mayores cambios internos. La ministra Reyes Maroto, futura candidata del PSOE al Ayuntamiento de Madrid, sufrió a lo largo de los últimos años los efectos negativos de las guerras internas. Su equipo de confianza se ha ido disolviendo como un azucarillo a lo largo de los últimos meses. Hasta ahora cuatro altos cargos han dejado su departamento. Algunos ya se han «reubicado» en otras instituciones, otros están buscando dónde hacerlo. Las fuentes consultadas señalan a este respecto altos cargos del área de Turismo que están buscando la manera para reciclarse en el Ayuntamiento de Madrid o en grandes grupos hoteleros.
Fuentes de Industria y Turismo hablan de la «enorme soledad» de la ministra. En el Consejo de Ministros es sabido que Maroto tuvo algunos encontronazos con el presidente y con miembros destacados de la Moncloa. «La obligaban a firmar papeles que ella ni había leído», sostienen fuentes socialistas para explicar el difícil rol de la política madrileña a lo largo de la legislatura. Los errores en los PERTEs para el automóvil generó mucha tensión, mientras que la falta de confianza entre altos cargos y la incertidumbre electoral ha dado la puntilla a una situación de «huida de dirigentes». «La acusaron de no haber sido eficaz en la ejecución de los fondos [europeos]», agregan otras fuentes de Industria.
Exteriores y Trabajo
Industria no es el único ministerio donde funcionarios y cargos de libre designación vaticina que la legislatura está de facto acabada. En Exteriores, por ejemplo, el actual ministro José Manuel Albares ha ido promoviendo una batería de jóvenes dirigentes afines a él (se les conoce como los «niños» del ministro) para crear un cuerpo de pretorianos. El problema es que en la actual coyuntura los adversarios de Albares se están rearmando, y el objetivo del ministro ya es «intentar que el PP coloque en su lugar a otro ministro que no sea su enemigo para salvarse en el cambio de gobierno», según explican fuentes conocedores de los equilibrios internos en dicho ministerio.
En los ministerios económicos tampoco se respira un aire de seguridad de cara al futuro. Fuentes parlamentarias sostienen que la ministra de Trabajo Yolanda Díaz admite en conversaciones privadas que será muy difícil para la izquierda repetir en el Ejecutivo. De ahí que sus afines hablan pública y privadamente de un proyecto -el de Sumar– con vocación «para una década». Las fuentes consultadas sostienen que el planteamiento revela que la ministra, al igual que Podemos, considera que la derecha gobernará tras las próximas generales. De ahí que intente jugar sus cartas para el medio y largo plazo.
En los pasillos de los ministerios de Seguridad Social y Economía sobrevuela la misma preocupación. En ambos casos se trata de ministerios estratégicos, donde las fuentes consultadas creen que un cambio de Gobierno acabará con una «escabechina» de altos cargos. Creen que los populares querrán evitar filtraciones indeseadas o dobles juegos, de ahí que los equipos de José Luis Escrivá y Nadia Calviño estén «preparando las maletas», según sostienen algunas fuentes gubernamentales. Esta semana sorprendió el caso de la salida de Francisco Polo, que llegó a ser Secretario de Estado de Digitalización y Telecomunicaciones y asumió la oficina de la Nación Emprendedora. Lo mismo está ocurriendo en el departamento de Transición Energética de la ministra Teresa Ribera.
Plan b de Sánchez
Para los altos cargos de todos esos ministerios influyen los rumores que circulan sobre sus responsables directos. En el ámbito económico madrileño circula, por ejemplo, la idea de que, además de los dirigentes ministeriales, también los ministros estén buscando un salvavidas ante la incertidumbre electoral. Ribera y Calviño, en concreto, se habrían manifestado a favor de aceptar cargos de prestigio internacional, según fuentes tanto del sector económico como gubernamental.
Sobre Sánchez, además, no desvanece la hipótesis de una huida táctica, incluso antes de las próximas generales, para evitar la «humillación» de un batacazo electoral. La idea del plan b de Sánchez, que se define alrededor de posibles nombramientos en la UE o la OTAN, sigue formando parte del debate interno en el PSOE y entre los socios de Podemos. Dirigentes de ambas formaciones no excluyen esta posibilidad, que vinculan a la idea de que por carácter personal Sánchez se descolgará de las próximas elecciones si detecta un futuro demasiado sombrío.
El presidente del Gobierno, cabe señalarlo, siempre ha negado ese extremo, que ha relacionado con presuntos “cenáculos madrileños de señores con puros”. Aunque lo cierto, como desveló en exclusiva este diario, es que en Podemos llevan meses hablando de esta posibilidad.
Desánimo en los ministerios
La polémica del sí es sí y la objetiva dificultad del Gobierno de dar la vuelta a los sondeos alimentan los miedos de los altos cargos nombrados por Sánchez. El Ejecutivo esperaba poder encauzar el debate público alrededor de sus logros económicos (los buenos datos del empleo y la menor inflación que en otros países europeos), pero los errores de la ley del ministerio de Igualdad y el choque interno entre socios ha trastocado esos planes estratégicos.
El propio Sánchez, además, ya no parece como el infalible mandatario que se hizo con el poder y lo ejerció con mano firme. El caos del sí es sí ha sido, entre otras cosas, el resultado de un error de cálculo del presidente y de su entorno más cercano. Y cuando un presidente se muestra inseguro y equivocado, se instala rápidamente entre los suyos la sensación de que es necesario saltar del barco o buscarse una salida antes de que sea demasiado tarde. No todos los altos cargos socialistas en el Gobierno dan por pérdidas las elecciones generales, pero incluso ellos admiten en conversación con THE OBJECTIVE que entre compañeros y trabajadores el desánimo está más alto que nunca.