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Sánchez alarga el debate, elude temas y hastía a Tamames: «Habla de cosas que no he dicho»

El presidente del Gobierno monopoliza la moción durante hora y media, lo que provoca que el candidato pida revisar el reglamento para «poner tiempos»

Sánchez alarga el debate, elude temas y hastía a Tamames: «Habla de cosas que no he dicho»

El profesor Ramón Tamames durante el debate de la moción de censura junto al presidente de Vox, Santiago Abascal. | Europa Press

Hubo moción, pero no emoción. La filtración del discurso de Ramón Tamames condicionó el transcurso de la sesión de este miércoles, que dejó una cierta sensación de déjà vu y letargo. Santiago Abascal, el último en presentarse como candidato a descabalgar a Pedro Sánchez, abrió la jornada sacando a relucir todo su ramillete de tópicos -hasta reivindicó su alusión al «virus chino» de su última censura al presidente-, y así lo admitió desde la tribuna: «Le llevo haciendo las mismas acusaciones durante toda la legislatura (…). No he sido original»-.

El morbo estaba, como es evidente, en cómo interactuaba el exdirigente del PCE, hacedor de la Transición y con una reputada trayectoria como economista, con los distintos miembros del Gobierno. Pero esa interacción tardó demasiado en llegar. Las primeras dos horas y media de la moción -hasta el primer receso- fueron un toma y daca entre Abascal y Sánchez, ostensiblemente cómodos con el protagonismo.

El cara a cara inicial terminó con el jefe del Ejecutivo retando al líder de Vox, con sorna, a que presente una tercera moción de censura en septiembre, coincidiendo con la Presidencia de turno de la Unión Europea. «Tamames es un señuelo que usa Abascal para esconderse y esconder su infumable proyecto», afirmó el presidente del Gobierno pidiendo de antemano perdón al profesor.

El presidente del Gobierno traía su respuesta escrita de casa, y así se evidenció en muchas ocasiones, como cuando hizo una referencia a Vladímir Putin sin que Santiago Abascal se hubiese pronunciado sobre la Guerra en Ucrania (una «brutal invasión», según apuntó el líder de Vox a posteriori para neutralizar los ataques que apuntan a su supuesta connivencia con el Kremlin).

Todo estaba escrito, y así es que los ministros consultaban sus móviles, una diputada de Ciudadanos le hacía un gesto a una separatista para salir a fumar, y Bea Fanjul sostenía su cabeza con un sopor que era generalizado en la bancada del Partido Popular. Escuchaban con atención desde la tribuna, eso sí, Fernando Sánchez Dragó, muñidor de la moción, y Moncho Tamames, hijo del -supuesto- protagonista.

El candidato de la moción de censura, profesor y economista Ramón Tamames, durante un debate de la moción de censura. | Eduardo Parra (EP)

El turno de Tamames

Ramón Tamames, como Paco Umbral, había venido a hablar de su libro, y se le hizo larga la espera, dos horas y media, hasta que llegó su turno, tras un breve receso de diez minutos. Así, a eso de las 11.40 horas, tomó la palabra, ante una gran expectación. Hasta Félix Bolaños, ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, que tiene por costumbre dar la espalda al Grupo Parlamentario de Vox en el Congreso, se giró en su escaño para atender al candidato.

El profesor empezó recordando la rebelión estudiantil que lo llevó directo a la cárcel de Carabanchel. Después recriminó al líder del Ejecutivo su Ley de Memoria Democrática, de parte. Y más tarde radiografió la España de Sánchez. Lo hizo lentamente, más por limitación de su edad que por darle suspense a un discurso que no lo tenía, habida cuenta de que el borrador fue filtrado a la prensa el pasado jueves.

Los diputados de Vox trataron de arengar a su candidato con aplausos recurrentes, auspiciados desde el fondo de la bancada por Víctor Sánchez Del Real, uno de los más entregados a un discurso que osciló sobre los socios separatistas del Gobierno, la unidad de España, la colonización de las instituciones, la corrupción del PSOE, el paro juvenil, el mal uso de los fondos europeos, la ley del solo sí es sí, la criminalización de las empresas y la falta de consensos entre la clase política.

Sánchez habla, pero no responde

En su réplica, el presidente del Gobierno eludió muchas de estas cuestiones, pero no dejó pasar la ocasión para reprochar al candidato que se hubiera prestado a «blanquear a la ultraderecha» aceptando liderar la moción. «No creo que ésta haya sido la mejor idea que ha tenido en su vida», le espetó. «Quienes impulsan su moción de censura son los sucesores de Blas Piñar», añadió.

La réplica del presidente fue más extensa que la propuesta del candidato. Varios diputados de Vox, como Carla Toscano o Juan Luis Steegmann, tuvieron que salir a descansar, mientras que periodistas en la sala de prensa cabezeaban en un intento desesperado por mantener la atención a lo que transcurría en el Hemiciclo.

Tanto la extensión del discurso como la inadecuación de este a lo expuesto por lo profesor fue la crítica principal de Vox al presidente del Gobierno. Iván Espinosa de los Monteros confesó a los medios lo que no recogieron los taquígrafos. Tamames, a Sánchez: «Lo que no es procedente es que traiga aquí un tocho de 20 folios preparados para hablar de cosas que yo no he dicho». 

Pero Sánchez siguió a lo suyo, utilizando a Tamames -y a Vox- como señuelo para atacar al Partido Popular. «Hubiese encajado mejor en el programa del señor Rajoy y Feijóo», espetó Sánchez al candidato. «Esta moción lo único que propone es volver a la agenda anti-social, de recortes y precariedad de 2013 uando gobernaban los populares]. Esta moción es para impedir que España avance, para que retroceda: en el caso del PP, diez años; en el caso de Vox, medio siglo», apostilló.

Tamames pide «poner tiempos»

Nada más tomar la palabra, Tamames le reprochó con sorna que se hubiera extendido tanto: «Pienso que este debate será útil, porque tienen que cambiar el Reglamento de la Cámara y poner tiempos». También le recriminó a Sánchez que, a pesar de su prolija exposición, no hubiera tenido a bien hablar de la situación de exclusión que sufre el castellano en las aulas catalanas o del cambio de postura unilateral con respecto al Sáhara Occidental, entre otras cuestiones.

El candidato anunció que renunciaba a un nuevo turno de intervención ante el presidente, para ver si así este último hacía lo mismo. Y lo hizo, pero luego llegó Yolanda Díaz, que se extendió durante más de una hora. El hastío de Tamames para las 15.20 horas era evidente, así que agradeció a la ministra de Trabajar la «presentación de un proyecto político que creo que se llama Sumar» y pidió a la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, un receso. Y así fue.

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