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Política

Aumenta la tensión en la cúpula de Podemos por el órdago de Díaz: «Se sienten acorralados»

El partido morado prevé una «guerra total» contra ellos y acusa a Díaz de celebrar un «funeral» político aprovechando la euforia del acto del domingo

Aumenta la tensión en la cúpula de Podemos por el órdago de Díaz: «Se sienten acorralados»

La ministra de Igualdad, Irene Montero. | Ricardo Rubio (Europa Press)

Un bando a la defensiva, y el otro eufórico. Así se puede resumir la larga resaca del acto del pasado domingo en el que Yolanda Díaz ha anunciado su deseo de ser la primera presidenta de España. Con el aplauso de 2.000 asistentes y otras 3.000 personas fuera del espacio alquilado para la presentación, además de los dirigentes de todos los partidos de la izquierda alternativa al PSOE, excluidos solo los de Podemos, Díaz dio una objetiva prueba de fuerza. Y eso se percibe también en el partido morado, donde algunos comentan que existe preocupación y un sentimiento de «acorralamiento» por los ataques que Podemos recibe con una contundencia hasta ahora jamás experimentada. «Es una guerra total contra Podemos», afirman en el partido.

Este diario ha ido explicando en sendas exclusivas que el conflicto lleva meses subiendo de intensidad. Ningún contacto discreto o reunión (que periódicamente cada grupo niega, acusando al otro lado de mentiroso) ha servido para que el pasado domingo los representantes de la cúpula de Podemos acudieran al mitin de Díaz. De haberlo hecho, se habrían encontrado con la vicepresidenta gallega rechazando cualquier tipo de «tutela» de otros actores políticos. Era una declaración de guerra anunciada, se escudan las fuentes moradas. Esta virulencia de los ataques que está recibiendo Podemos empieza a sorprender internamente.

Podemos está dividido. La dirección no quiere rendiciones ni medias tintas. La orden de Irene Montero a sus dirigentes territoriales es que no acudan a los actos de Díaz . La amenaza es de expulsión inmediata. Algunos procedimientos ya están en marcha, afirman desde el partido. En Canarias, por ejemplo, hubo rumores de motines de algunos cuadros, pero finalmente todos cumplieron con la orden de Montero. Y los miembros de Podemos que acudieron el domingo a la convention de Yolanda Díaz (por decirlo como Fernando Jáuregui) saben que su salida del partido será cuestión de días.

La vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz
La vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. | Europa Press

Opa hostil contra Podemos

Díaz confía en eso: una fuga de dirigentes después del 28 de mayo. El mes de junio servirá para lanzar una opa hostil a Podemos que para muchos suena a venganza de todos aquellos que, sobre todo en Izquierda Unida, vieron en el pulso de los morados entre 2014 y 2016 una verdadera humillación. Ahora buscan vendetta. El portavoz de Podemos, Pablo Fernández, intentó echar balones fuera a primera hora de la mañana del lunes. En una entrevista en RNE acusó a Sumar de ser un aliado encubierto del PSOE. Las palabras de Fernández revelan el cálculo estratégico que hace Pablo Iglesias, director de la cadena televisiva por Internet Canal Red, pero de facto demiurgo de todo lo que Podemos hace y dice.

Iglesias cree que es una equivocación pensar que la ciudadanía anhela una propuesta política sosegada (por ella apuesta Díaz), y que un Podemos muy crítico con el PSOE podrá alcanzar el apoyo de un millón de votantes de izquierdas críticos con Pedro Sánchez. Es el nicho electoral al que hacen constantemente referencia los dirigentes de Podemos. Se trata de una mezcla de votantes de mayor edad, muy sensibles al tema de las pensiones, y de jóvenes convencidos por la actuación de la ministra de Igualdad Irene Montero. Este diario explicó esa relación, y Juan Carlos Monedero lo confirmó recientemente. Pero en el partido morado aumenta igualmente la tensión sobre el futuro.

«Guerra total contra Podemos» y «funeral»

Las fuentes consultadas describen una situación de «guerra total contra Podemos». Para algunos, el acto de Sumar y Díaz del pasado domingo 2 de abril fue un «funeral» para Podemos. La celebración de un fallecimiento, mezclado con la puesta en escena de un proyecto de futuro que se siente más fuerte que nunca. «Se sienten acorralados», explican las fuentes consultadas para referirse a los dirigentes de Podemos. Y la debilidad y dudas que se percibe en ese partido (al menos a niveles intermedios) es directamente proporcional a la euforia palpable en el otro bando.

Este es, al menos de momento, la radiografía de las primeras reacciones en Sumar y Podemos. Y según las fuentes consultadas este alejamiento dificulta el encuentro, puesto que refuerza a los sectores más duros del yolandismo, es decir, a los catalanes de Ada Colau y a los madrileños de Más Madrid. Estos dos grupos empujan para prescindir de los morados en el futuro de Sumar, tal y como desveló este diario. Y Díaz les está escuchando con atención. El punto de inflexión fue la reunión discreta que Díaz y Montero mantuvieron minutos antes de la votación en el Congreso de la primera tramitación de la reforma del sí es sí.

El mes de junio será determinante para saber si la sangre llegará al río o se podrá recomponer la familia de Unidas Podemos, aunque sea con Yolanda Díaz al mando. El problema es que entre los partidarios de la política gallega existe un objetivo deseo de pasar página. Incluso ministros socialistas y altos cargos del PSOE ven difícil el acercamiento, a la vez que en el sector de Yolanda Díaz creen que Podemos e Iglesias tienen intereses espurios para acabar con el gobierno de coalición.

El ex secretario general de Podemos, Pablo Iglesias
El ex secretario general de Podemos, Pablo Iglesias. | Europa Press

Falta de confianza

Iglesias declara todo lo contrario. El lunes apeló a dejar de lado los «sentimientos» y abordar un acuerdo por el bien de la izquierda. Pero todo el núcleo duro que acompaña a Díaz -sus estrategas y los que trabajan en la sala de máquinas- ya no confían en él. La imagen que trasladan es la de un lobo con piel de cordero. Saben que el conflicto es también de relato: ¿quién pasará a la historia como el traidor que rompió la unidad de la izquierda? Díaz lo dejó meridiano el lunes: «Toda España sabe que quien no estaba ayer fue el que decidió no estar», afirmó.

Las salidas de tono de los aliados de Podemos no ayudan. El pasado domingo, Gabriel Rufián fue lacónico: «Entiendo que útil es pactar con Garamendi y con Cs una reforma laboral sin unos salarios de tramitación y una indemnización digna a cambio del aplauso y la financiación suficiente para apuñalar a quienes te pusieron donde estás«. Díaz le sigue reprochando su negativa a la reforma electoral. Fue otro punto de inflexión en las relaciones entre los dos sectores, pues la ministra gallega siempre ha pensado que detrás de Rufián se halla Irene Montero. Llegar a un armisticio en tiempo razonable empieza a parecer una tarea titánica.

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