Sánchez evade las preguntas sobre si el cese de Laya se produjo a petición de Marruecos
El presidente defiende que España no está sola en Europa respecto al Sáhara y otros once países comparten su postura
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha eludido aclarar si el cese de la entonces ministra de Asuntos Exteriores Arancha González Laya en julio de 2021 vino motivado por una petición expresa de Marruecos en este sentido. Pese a que los portavoces de PP, Vox, Ciudadanos y Bildu le han insistido en que aclarara este extremo durante el Pleno celebrado en el Congreso en el que la relación con el reino alauí era uno de los temas del orden del día, Sánchez se ha enrocado en su posición, contestando con evasivas a las preguntas o simplemente ignorando el tema en sus contrarréplicas.
Pese a que han sido varios los portavoces que han preguntado expresamente a Sánchez por la información publicada por el diario El Confidencial y le han pedido que aclarara si Rabat exigió el cese de Laya para zanjar la crisis diplomática que había entre los dos países, el presidente no ha hecho mención a este asunto durante sus turno de réplica y contrarréplica. El hecho no ha pasado desapercibido y los portavoces se lo han echado en cara. «¿Cesó a la ministra de Exteriores a petición de Marruecos?», le ha interrogado la portavoz del PP, Cuca Gamarra, reclamándole que confirmara la veracidad o no de la información.
La portavoz ‘popular’ también le ha afeado que tampoco haya respondido a sus otras preguntas sobre Marruecos, como la fecha para la apertura de la aduana en Ceuta y Melilla o si prevé cesar a la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, tras decir que el reino alauí es una dictadura.
Por su parte, la portavoz de Cs, Inés Arrimadas, se ha mostrado sorprendida por el hecho de que Sánchez pudiera dejar el Congreso «sin desmentir» que el cese de Laya lo reclamó Rabat. «¿Se va a ir de aquí dejando esa duda razonable de que eso fuera así? ¿se piensa ir sin decir si esto es verdad?», le ha preguntado, incidiendo en con ello provoca un «grave daño» a la imagen exterior de España.
Pero no solo la oposición ha criticado estos llamativos silencios del presidente, sino que también lo han hecho alguno de sus aliados parlamentarios, como el portavoz de EH Bildu, Jon Iñarritu, para quien la presión marroquí en el cese de Laya es la «noticia del día». «No se puede escaquear, tiene que dar una aclaración», le ha pedido a Sánchez, advirtiéndole de que esto sería lo más «beneficioso» para él. Sin embargo, las peticiones han caído en saco roto y el presidente no ha respondido en su intervención final, eludiendo así aclarar si la salida de Laya, a quien Marruecos responsabilizó de la acogida del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, en España, fue una petición expresa de Rabat para pasar página en la crisis bilateral, algo que no ocurrió hasta abril del año pasado.
Sánchez ha aprovechado el debate, en el que uno de los puntos del orden del día era la Reunión de Alto Nivel (RAN) con Marruecos del 1 y 2 de febrero, para poner en valor los beneficios de la «nueva etapa» en la relación iniciada con el país vecino a raíz de su encuentro con Mohamed VI en abril de 2022 después de su carta en la que respaldaba el plan de autonomía marroquí para el Sáhara. El presidente ha eludido dar explicaciones, pese a la insistencia de buena parte de los portavoces, a los motivos que le llevaron a sostener en su misiva al monarca alauí que dicho plan de autonomía es «la base más seria, creíble y realista» para una solución al conflicto del Sáhara.
En este sentido, no ha querido confirmar si fue Marruecos quien estuvo detrás del espionaje con el sistema Pegasus del que fue objeto su móvil, pese a que desde PP y Cs, por ejemplo, le han reclamado aclarar si se obtuvieron datos comprometidos que le empujaran a tener que alinear a España con la postura marroquí. Sobre esta cuestión, Sánchez se ha limitado a señalar que «hay un procedimiento judicial abierto» porque puso en conocimiento de la justicia lo ocurrido. «Hubo otros presidentes que tuvieron problemas con su móvil«, ha agregado, recordando el mensaje de «aguanta» que en su momento envió el entonces presidente Mariano Rajoy al tesorero del PP. «Ese no fui yo», ha rematado.
Defensa de la posición sobre el Sáhara
En cuanto a la postura respecto al Sáhara, el presidente del Gobierno ha reivindicado que en Europa hay otros once países que tienen la «misma posición» o «muy semejante» de la que ha venido manifestando España. En concreto, ha dicho que se trata de Francia, Alemania, Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo, Hungría, Rumanía, Chipre, Austria y Grecia. «No estamos solos», ha defendido, sino que «los principales países europeos están en la posición que manifiesta y sostiene el Gobierno», algo que ha tachado de «positivo».
Sin embargo, el portavoz de Bildu le ha desmentido. «No es cierto», le ha dicho, negando que haya otros once países que comparten la postura española. «Ustedes han ido más allá», le ha dicho a Sánchez, recordando que España sostiene que es «la base más realista, seria y creíble y eso no lo dice ningún estado europeo».
Además, le ha recordado que España no es un país europeo cualquiera sino que es la «responsable histórica del drama del pueblo saharaui». Además, ha rematado, si es cierto que el Gobierno no está solo, por qué la inmensa mayoría del Congreso «ha reprobado su cambio de posición». «Sí está solo», le ha espetado Iñarritu al presidente del Gobierno, pidiendo una vuelta a la «posición histórica».
Con todo, Sánchez ha insistido en que la postura española es conforme a las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y pasa por reconocer que tendrán que ser las partes las que lleguen a un acuerdo a través de la negociación. España lo que puede hacer, ha añadido, es apoyar dicha negociación y al enviado de la ONU para el Sáhara, Staffan de Mistura.
Por otra parte, Sánchez ha esgrimido la reducción de las llegadas de migrantes a España como uno de los principales resultados de la nueva relación con Marruecos, un 78% en el caso de Ceuta y Melilla y un 63% en el de Canarias. El presidente ha recordado estos datos en su segunda intervención para responder al portavoz de Vox, Santiago Abascal, rechazando el «efecto llamada» que esgrimen desde su partido que provocan algunas de las medidas del Gobierno, como el ingreso mínimo vital.
Asimismo, los ha puesto en contraposición con el aumento en las llegadas de inmigrantes del 300% en Italia y del 95% en el caso de Grecia y le ha recordado que en los dos países no hay gobiernos progresistas como en España. En este sentido, ha preguntado al líder de Vox si cree que la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, aliada de Abascal en Europa, está provocando un «efecto llamada». «Los flujos migratorios obedecen a dinámicas complejas que ustedes no quieren ni les interesa comprender con su retórica de odio al inmigrante», le ha reprochado.
Abascal se ha defendido esgrimiendo que la primera ministra italiana «se ha encontrado los flujos migratorios desviados» por el Gobierno español y ha asegurado que cuando gobierne Vox, algo que Sánchez ha vaticinado que no ocurrirá nunca, impondrán «un estado de emergencia constitucional», como el que ha declarado Meloni y no como el impuesto por el Ejecutivo durante la pandemia.